Publicado: Mié Mar 12, 2014 3:46 pm
por Domper
Polvo y humo

13 de Febrero de 1941

— ¡Blanco tanque a las diez, distancia 600, perforante! ¡Fuego!

La torre del Panzer III giró hasta encarar al tanque enemigo, y el cañón de 50 mm disparó. El sargento Barkmann vio con fastidio como el proyectil rebotaba contra la torre del carro de combate.

— ¡Dickel, sigue disparando! — los malditos tanques ingleses parecían muy resistentes —. ¡Aumann, acércate más y trata de desbordarlo! — gritó al conductor del tanque.

El Pz-III siguió disparando sin resultados. Por suerte los toméis debían estar ciegos como topos, porque aun no habían disparado. Por fin Barkmann vio como la torre del tanque inglés se giraba hacia ellos. El Panzer y el Matilda dispararon simultáneamente, pero mientras que el proyectil inglés se aplastó contra el escudo de la torre del tanque alemán, el disparo del Panzer penetró en el vulnerable costado del Matilda, que comenzó a echar humo, mientras su dotación lo abandonaba a toda prisa. Bien, pensó Barlmann, a por otro.

— ¡Coche blindado a las dos, distancia 500, alto explosivo, fuego!

Dos días antes las fuerzas inglesas habían lanzado una inesperada ofensiva que había conseguido romper el frente italiano. Las tropas italianas, mal armadas y peor entrenadas, se desbandaron, mientras los tanques ingleses avanzaban por su flanco Sur para rodearlas. Pero el general Rommel decidió que la ofensiva británica podía ser la ocasión de atrapar a todo el ejército enemigo. Tras dirigirse hacia el frente italiano para consolidarlo, instruyó al general Walter Nehring para que el Panzerkorps Afrika permaneciese al acecho. Solo tras dejar pasar la vanguardia acorazada inglesa atacó, penetrando profundamente en la retaguardia aenemiga y destruyendo sus vulnerables convoyes de abastecimiento.

El 36 Regimiento Panzer tenía la misión de proteger el flando derecho alemán. Pero no pasivamente, sino a la manera del dinámico Rommel, es decir, atacando sin cesar. En las primeras fases el ataque había ido bien, pero se repente se encontraron con una brigada acorazada inglesa con por lo menos cien tanques.

El Pz-IIIG de Barkmann se movía a ciegas entre el humo y el polvo, mientras intentaba seguir al tanque del capitán. El sargento se cansó de no ver nada, abrió la escotilla y asomó la cabeza… para encontrarse con que estaba siguiendo a una columna de tanques ligeros ingleses.

— ¡Aumann, gira a la derecha’! ¡Dickel, blanco tanque a las doce, 50 metros, perforante, fuego! — El tanque alemán se puso a un flanco de la columna inglesa y empezó a destruir a los tanques enemigos uno a uno. Barkmann descubrió que los tanques de crucero ingleses eran vulnerables incluso a las ametralladoras a tan corta distancia.

— Sarge, mensaje del capitán, nos retiramos hacia el Sur.

— ¿Retirarnos? ¿Ahora? bien, órdenes son órdenes.

El 36 Regimiento Panzer comenzó a reagruparse y retirarse, y la 1º Brigada Acorazada inglesa se lanzó en su persecución. Poco después caía bajo el fuego de una cortina cañones antitanques escondidos. Los ingleses lanzaron tres ataques frontales sucesivos que recordaban a las cargas de caballería clásica… cuando se enfrentaban a las armas modernas. Tras perder decenas de tanques más, la brigada británica empezó a retirarse, justo cuando el 8º Regimiento Panzer apareció por su flanco derecho.