Publicado: Mar Mar 11, 2014 3:54 pm
por Domper
Motoscafo Turismo Modificato

3 de Febrero de 1941

De Globalpedia, la Enciclopedia Total

Los Motoscafo Turismo Modificato o MTM, también conocidos como barchino esplosivo, eran lanchas motorizadas equipadas con una carga explosiva, empleadas durante la Guerra de Supremacía por la Regia Marina Italiana.

La Decima Flottiglia MAS los usó en varias operaciones, junto con los torpedos humanos Maiale. En su primer ataque contra la flota británica …


— Tenente Faggioni, el capitán le reclama en el puente.

El teniente se dirigió rápidamente hacia allí. A Faggioni le seguía extrañando vestir con ropas civiles, pero al unirse a la X Flotilla MAS ya le habían advertido que allí se trabajaba de otra forma.

La X Flotilla MAS había intentado usar submarinos para atacar Alejandría, pero había fracasado, perdiendo al Iride y al Gondar. Por eso se había intentado otro método para acercarse a la base naval. El Belluno era un buque mixto de carga y pasaje de aspecto moderno. Botado en 1933 con el nombre de Fort de France, había sido capturado en 1940 y adquirido por la marina italiana, que había decidido convertirlo en buque auxiliar. Tras una rápida reforma había dejado Nápoles una semana antes. Tras atravesar el estrecho de Mesina se había dirigido a la base naval de Tarento, donde habían embarcado Faggioni y sus hombres.

El Belluno salió al mar el primer día del mes para efectuar una de las misiones más arriesgadas que podían encomendarse a un buque. Una vez lejos de la costa y de las miradas indiscretas se reunió con dos lanchas torpederas, a las que tomó a remolque, y la dotación empezó la transformación. La superestructura fue pintada de blanco y se erigió una falsa superestructura de madera y lonas. Las dos lanchas fueron disfrazadas de pesqueros. Acabada la transformación el Belluno cambió su nombre por el griego Salamis, y se dirigió hacia el Este, lejos de la costa cretense, confiando en que su disfraz le salvase de malos encuentros. La suerte y la presión que sufrían los británicos se aliaron con el Belluno. Si todo iba bien la mañana siguiente Faggioni embarcaría en las MAS para atacar.

El Belluno había navegado en silencio radiofónico estricto. Una llamada intempestiva significaba un cambio de planes.

— Teniente, he recibido un mensaje de Supermarina. Un reconocimiento aéreo ha detectado tres acorazados y dos portaaviones en Alejandría. Parece que por lo menos un acorazado y un portaaviones están dañados, pues dejan escapar petróleo. Otro portaaviones está en el dique seco. Supermarina desea que intente atacar y destruir esos buques.

El teniente se inclinó sobre la mesa, en la que había una carta de Alejandría —. Mi capitán, los barcos de guerra probablemente estarán en el puerto militar, que está muy resguardado. Sin embargo el dique seco está junto a la bocana del puerto y es mucho más vulnerable. Considero que debe ser el primer objetivo de mi ataque. Sin el dique seco los ingleses no podrán reparar los buques dañados.

— Buena elección. Bien, teniente, informe a sus hombres. Embarcarán en las lanchas en quince minutos.

— ¿Tan lejos de la costa? Tendremos el combustible justo para llegar.

— Tiene razón, pero Supermarina ha ordenado atacar esta noche. Mañana el portaaviones podría haber salido del dique. Las MAS son más veloces que este cascarón y les permitirán llegar antes que amanezca. Buena suerte.

Doce horas después las MAS 451 y 452 se acercaban a la costa egipcia. Las pequeñas embarcaciones habían sido despojadas de su armamento y de sus torpedos, embarcando cada una dos botes explosivos, que esa noche iban a recibir su bautismo de fuego.

— Teniente, no puedo acercarme más. Estamos a unas tres millas de la bocana.

— Gracias, sargento. Ya sabe lo que tiene que hacer. Cuando oiga explosiones, o si no, dentro de dos horas, acérquese a la orilla y barrene sus naves. Luego intente escapar, pero no arriesgue la vida de sus hombres.

Los cuatro botes empezaron a seguir la costa hacia el NE. Una pequeña luz de color rojo les permitía mantener la formación. Tras sobrepasar la punta de Acras los cuatro botes entraron en la bahía. Tras rebasar la torre del faro se encontraron con la primera obstrucción, una barrera de boyas con pinchos de la que pendía una red antitorpedos. Los barquitos están preparados para superar esos obstáculos y pasaron con facilidad sobre la red. Doscientos metros más lejos, ya en la misma bocana, se encontraron con una segunda red, similar a la anterior, pero esta vez las boyas en lugar de pinchos tenían campanas. Las lanchas superaron al red, pero una campana empezó a sonar.

Una voz gritó desde la orilla — ¿Quién va? — Casi inmediatamente un reflector iluminó la red. El teniente disparó una bengala, que iluminó la compuerta del dique, justo cuando empezaron a disparar las ametralladoras.

— Ese es nuestro objetivo. — Aceleró la lancha y, cien metros antes del choque, saltó del bote. El barquito siguió hasta chocar con la compuerta. Entonces unas pequeñas cargas explosivas desfondaron la lancha, que se hundió. Segundos después la carga de tres quintales de TNT estalló. En rápida sucesión, otros tres botes estallaron contra la compuerta, que finalmente no pudo resistir la presión. Una gran ola de agua y barro entró en el dique seco y lanzó al portaaviones contra las paredes.