Publicado: Jue Mar 06, 2014 8:14 pm
por Domper
Todo a punto

26 de Diciembre de 1940

Walter Schellenberg. “Diario de Guerra”. Data Becker GMBH. Berlín, 1977.

A finales de Diciembre el Statthalter Goering aceptó el plan de operaciones propuesto por el general Von Manstein. Me enorgullezco de haber participado en la reunión en el que la nueva genialidad del futuro mariscal vio la luz.

Ya habíamos tomado la decisión de atacar a los ingleses en Egipto, pero la noticia del petróleo libio hizo que la operación Morgenstern adquiriese mayor relevancia. Speer ya me alertó sobre la necesidad de conseguir ese petróleo, aunque era escéptico sobre la posibilidad de extraer una gota antes de 1942 o incluso 1943.

En todo caso el Statthalter deseaba lanzar el ataque cuanto antes para alejar a los ingleses de Libia e iniciar las prospecciones cuanto antes. Pero von Manstein se resistió a iniciar las operaciones, señalando que el objetivo de la ofensiva no debía ser alejar a los ingleses sino ganar la guerra.

Los argumentos de von Manstein eran impecables. Aunque sobre el mapa el norte de Egipto era un desierto vacío, gran parte de él no era apto para las operaciones militares y ofrecía excelentes posiciones defensivas a las que los ingleses podrían retirarse. Aunque los volviésemos a derrotar podrían resguardarse tras el Nilo y luego tras el Canal de Suez. El botín de la victoria sería conquistar unos cientos de kilómetros de desierto y, a lo sumo, una foto de las Pirámides. Los ingleses seguirían teniendo Libia al alcance de sus bombarderos, y nosotros nos quedaríamos sin petróleo.

Von Manstein deseaba capturar el grueso del ejército inglés. Por desgracia el terreno no permitía una gran maniobra de cerco como en las Ardenas, pero iba a intentar una a menor escala. La infantería italiana y alemana atacaría en el sector costero, no con el objetivo de derrotar a los ingleses, que no sería fácil en un ataque frontal, sino intentando fijarles y atraer sus reservas.

Mientras un cuerpo de ejército Panzer de dos divisiones efectuaría un flanqueo por el desierto, desbordando por el Sur las posiciones inglesas. Von Manstein señaló que gran parte del ejército inglés podría escapar de esa maniobra, porque estaba completamente motorizado, y enguanto apareciese un panzer en su flanco seguramente abandonaría sus posiciones e intentaría escapar. De ahí la importancia del ataque por la costa, porque se dificultaría la retirada de su infantería, de la cual podríamos capturar parte, y les haría abandonar buena parte de su material. Además el cuerpo Panzer tendría que efectuar una persecución lo más rápida posible para impedir que los derrotados ingleses pudiesen reagruparse y resistir.

Sin embargo sabíamos que Inglaterra tenía en Egipto importantes fuerzas con las que podría bloquear nuestro avance, especialmente en El Alamein, donde la gran depresión de Qattara, casi impracticable, se acercaba al mar dejando un paso de pocos kilómetros de anchura. Nuestros reconocimientos aéreos habían descubierto que los ingleses estaban construyendo fortificaciones en el estrecho. Para intentar evitar que los ingleses se atrincherasen allí había pensado en una añagaza: simultáneamente al ataque en la costa una división ligera atacaría mucho más al Sur, desde el oasis de Giarabub, en dirección al oasis de Siwa, y luego seguiría por la cadena de oasis situados al sur de la depresión y que acababa en las cercanías de El Cairo. Von Manstein esperaba que ese avance haría que los ingleses llevasen sus reservas a defender el valle del Nilo y no al cuello de botella de El Alamein.

Una vez llegasen nuestros Panzer al Delta Von Manstein recomendaba evitarlo, y rodearlo por el Sur en dirección a El Cairo y Giza, donde planeaba cruzar el Nilo apoyado por paracaidistas. Su intención era dirigirse rápidamente hacia el Canal de Suez y bloquearlo. Von Manstein esperaba atrapar a la mayor parte del ejército inglés en África. Además una vez cayese Egipto las demás posiciones británicas en el Mediterráneo quedarían en situación crítica.

Lo crucial era la sorpresa. Iba a ser difícil ocultar nuestros preparativos, y von Manstein temía que los ingleses se retirasen a posiciones fortificadas. Por eso intentaría confundir al enemigo con sus intenciones. Al mismo tiempo que acumulaba efectivos en Libia el resto de nuestro ejército se desplegaría en los Balcanes, amenazando a Grecia, y efectuaría preparativos de invasión de Gran Bretaña. Solo en el último momento se iniciaría el traslado masivo de unidades navales y aéreas hacia el Mediterráneo, cuando fuese demasiado tarde para reaccionar.