Publicado: Mar Mar 04, 2014 2:14 pm
por Domper
Crisis

21 de Octubre de 1940

— Póngame con el Primer Ministro.

Desde su nombramiento como Jefe del Estado Mayor Imperial, el General John Dill apenas había visto su domicilio. Tras la catástrofe de Francia y la amenaza de invasión, estaba lo de Gibraltar.

Que la crisis hubiese sido causada por el Primer Ministro no iba a facilitar las cosas. Churchill pensaba que España cedería ante la amenaza, pero al contrario, la agresión británica les había encorajinado. También por insistencia de Churchill se había ocupado las fortificaciones españolas frente a Gibraltar. Pero no había tenido en cuenta que la guarnición era demasiado pequeña para mantener las posiciones ocupadas.

Dill había recomendado la retirada a las fortificaciones del Peñón, manteniendo solo puestos avanzados. Pero la masacre de La Línea de la Concepción había cambiado todo. El inútil del Gobernador de Gibraltar, el general Gerard Liddell, no había tenido en cuenta la tensión social en la ciudad española, y no había destinado fuerzas a mantener el orden. Al ser detenidas las autoridades franquistas los izquierdistas habían emprendido una vendetta que había llenado las calles de cadáveres. Cuando Gerard Liddell se decidió a intervenir los muertos se contaban por centenares.

La noticia de la masacre casi hizo caer al Primer Ministro. No solo Lord Halifax había renunciado a su ministerio, sino que en el Parlamento se habían escuchado duras críticas. Churchill había intentado minimizar lo ocurrido. Pero la pantomima solo se podría mantener mientras los ingleses conservasen el control de la ciudad y pudiesen soterrar las pruebas. Por eso había ordenado que se conservasen las posiciones de La Línea.

El día doce de octubre los españoles atacaron. Dill había instruido a Gerard Liddell que se retirase si era amenazado, pero por algún motivo no lo había conseguido. Al día siguiente el gobernador de Gibraltar envió un mensaje histérico solicitando refuerzos. Churchill, tan aficionado a la historia, recordó como Rodney había conseguido abastecer a Gibraltar durante el Gran Sitio del siglo XVIII. El almirante Pound intento argumentar que en el siglo XVIII no había ni submarinos ni Stukas, y que los españoles habían erizado de cañones el Estrecho. Fue en vano, el Primer Ministro ordenó que se enviasen refuerzos inmediatamente. La única fuerza disponible era la reserva para la ocupación de Canarias, donde lo que tenía que ser un paseo militar estaba siendo una difícil campaña en un terreno imposible. El general Sturges, al mando de la operación, reclamaba refuerzos, pero hubo que privárselos y dirigirlos al estrecho.

Pasó lo que tenía que pasar. El día 15 de Octubre el transporte MS Sobieski fue torpedeado en las cercanías de Larache y se hundió con dos mil soldados. Luego empezaron los ataques aéreos. Afortunadamente los alemanes no tenían bombas pesadas, pero aun así el Ark Royal y el Malaya fueron alcanzados y tuvieron que retirarse. Luego el destructor Ashanti se hundió tras chocar con una mina. Finalmente Churchill autorizó a que se suspendiese la operación, pero ordenó que se preparase un desembarco en Tarifa. Iluso.

Bueno, Dill se había resignado a su suerte. Si Churchill quería relevarle, que le relevase, y que otro le aguantase.

— Primer Ministro, hemos recibido un mensaje de Gibraltar. Los españoles y los alemanes han superado las fortificaciones y ya no quedan ni reservas ni municiones. Gerard Liddell va a capitular esta tarde.

Tras 137 años la bandera inglesa dejó de ondear sobre Gibraltar.