Publicado: Lun Mar 03, 2014 12:32 pm
por Domper
Cuenta atrás

16 de Septiembre de 1940

— Mis queridos amigos — Goering estaba exultante, los triunfos diplomáticos compensaban de sobra el fracaso de la Luftwaffe sobre Inglaterra — ha resultado todo mejor aun de lo esperado.

— Statthalter, la idea de la Asamblea Paneuropea fue suya — dice Von Papen —. Yo tan solo la he ayudado a nacer.

— No sea modesto, por favor. Bien, tengo el placer de comunicarle que voy a designarle vicecanciller y Ministro de Asuntos Exteriores. Se lo ha ganado.

— Gracias, Statthalter. Siempre estaré dispuesto a servir a Alemania. En cualquier puesto.

— Y usted, General Schellenberg, también tendrá su recompensa. Voy a fusionar los diferentes servicios de inteligencia en una Agencia Germana de Inteligencia. Bajo su dirección.

— Gracias, Statthalter, pero el Almirante Canaris es mucho más antiguo que yo.

— Usted lo ha dicho, es más antiguo. Merece ya la jubilación. Yo creo que una embajada sería de su agrado ¿Qué tal la de París? ¿Le parece bien, Ministro de Asuntos exteriores? — dice mirando a Von Papen.

— Sería un puesto adecuado, Statthalter.

— Lo consideraré. General Von Manstein, — sigue Goering — voy a seguir necesitando sus servicios en un cometido especial. General Schellenberg, cuéntele a nuestro común amigo su última maquinación.

— Statthalter, no es una maquinación, sino la consecuencia del Pacto. España ha sido atacada y ha pedido ayuda. Si para mañana a las once los ingleses no han cedido, la Asamblea Paneuropea declarará la guerra a Inglaterra.

— Sí, eso ya lo sé. Ha conseguido que media Europa se nos una. Será de gran ayuda — dice Von Manstein.

— No se adelante, general — reprende amablemente Goering — y deje seguir a Schellenberg.

— Como le decía, según el artículo cuarto, los signatarios deben declararle la guerra a Inglaterra. Pero no establece ni plazos ni condiciones. Los signatarios no podrán retirarse aunque expulsemos a los ingleses de Canarias. Y lo mejor es el artículo quinto. Que establece una estructura de mando unificada. Como nosotros vamos a ser los que pongamos la parte del león también tendremos el mando. Con concesiones cara a la galería con nuestros nuevos aliados, por supuesto.

— Gracias, Schellenberg. Coronel General Von Manstein — dice Goering — ahora va a ser su turno. No puedo ofrecerle por ahora el mando unificado, aunque creo que está más que capacitado para ello. Tendré que poner a algún figurón como Von Rundstedt. Pero recordará que usted propuso que atacásemos Egipto.

— Como no, Statthalter ¿desea que estudie los requisitos de la operación?

— Mejor que eso. Usted me dijo el otro día que añoraba mandar tropas en el campo de batalla. Pues ahora tendrá la oportunidad. La dirección de las operaciones navales en el Mediterráneo tendrá que estar bajo mando italiano, pero a cambio pensaba exigirles que aceptasen un mando alemán para las fuerzas terrestres. Mi intención en enviarle a Libia al frente de un cuerpo de ejército alemán ¿le interesa?