Publicado: Vie Feb 28, 2014 12:45 pm
por Domper
Últimos preparativos

2 de Agosto de 1940

Goering estaba reunido con Von Papen, Schellenberg, Kesselring y Von Manstein. Esas reuniones informales se estaban haciendo cada vez más frecuentes, y la antigua comisión se estaba convirtiendo en un gabinete en la sombra que aconsejaba al dictador.

— ¿Qué les parece? Se publicará en Das Reich mañana mismo. — A Goering no le gustaba dar explicaciones a sus subordinados, pero Von Papen se estaba revelando un colaborador muy valioso que además tenía razón, el antisemitismo estaba perjudicando a Alemania. Von Papen y Schellenberg le habían mostrado como muchos arribistas estaban usando supuestos antecesores hebraicos para apartar a aquellos cuyos puestos codiciaban. Exteriormente empañaba la imagen de Alemania. Más amenazador era que al haber estado los judíos limitados a la vida urbana, una importante proporción de los científicos, investigadores y eruditos eran de origen hebreo. Recuperar a esas personas, bajo condiciones estrictas y estrecha vigilancia, claro está, solo podría beneficiar a Alemania.

— Statthalter, me alegra que se haga justicia a los judíos que combatieron por Alemania en 1914. Nunca entendí que se les persiguiese. — La respuesta de Von Manstein era más interesada de lo que parecía, porque el árbol familiar del general ocultaba ramas hebreas.

— Statthalter, esto facilitará mucho mi trabajo — dice ahora Von Papen —. Los gobiernos de nuestros aliados ya han manifestado su voluntad de asistir a la asamblea de Aquisgrán, así como España, Francia y los países balcánicos. El abjurar del antisemitismo visceral ayudará a que países neutrales y ocupados se sienten con nosotros.

Schellenberg interrumpe — Statthalter, debo consultarle un aspecto. Supongo que la política del Partido ya no perseguirá lo que antes se llamaba ciencia judía. Entiendo que un cuadro o un poema puedan ser depravados, pero no sé como puede serlo un experimento.

— Diga lo que pretende, Coronel. — Goering ya había tratado lo suficiente a Schellenberg como para saber que había pensado algo.

— Statthalter, en los últimos cinco años muchos científicos y profesores, de antecedentes judíos o medio judíos, han sido expulsados de sus puestos, y la mayoría ha huido al extranjero. Esos científicos eran casi todos ateos y apolíticos, por lo que se podrían convertir en alemanes arios.

— Me parece un poco precipitado — responde Goering —. Demos tiempo a que la nueva doctrina cale. Va a ser difícil impedir que unos cuantos camisas pardas salgan a apalear rabinos.

— Excelencia, es que me preocupa que tantos investigadores estén saliendo del país. Prefiero tenerlos en Alemania, trabajando para la Patria, que en un laboratorio extranjero maquinando con nuestros enemigos.

— Está bien. Ofrézcales volver a Alemania y restituirlos en sus puestos.

— ¿Y no convendría indemnizarlos? Muchos tuvieron que dejarlo todo. Con que uno de ellos invente un nuevo explosivo compensará cualquier pequeño dispendio.

Goering se resignó a la solicitud. — Como quiera. Pero, por favor, sea discreto. No quiero que sufra el prestigio de nuestra nación. — Se dirige a Von Papen — ¿Cómo van los preparativos de la asamblea de pasado mañana?

— Por ahora bien. Como le decía, los aliados y varios neutrales han confirmado que acudirán a Aquisgrán. Italia estará, claro, pero también Francia, España, Noruega, Finlandia, Rumania, Yugoslavia, Hungría, Rumania y Bulgaria. Enviarán delegaciones Suecia, Turquía, Portugal, Argentina y Japón. Esperamos convencer al gobierno danés. Grecia ha rechazado…

Schellenberg estaba sonriendo. Goering le pregunta — ¿Otra vez usted por medio?

Es Von Papen quien responde — No, Statthalter, esta vez he sido yo. Recuerde que el Conde Ciano nos dijo que si Grecia acudía a Aquisgrán, Italia se retiraría. Pero no podíamos dejar de invitar a Grecia a una asamblea paneuropea. Por eso instruí al embajador a presentar la invitación de la forma más descortés posible, como una exigencia, y que en Aquisgrán íbamos a obligarles a ceder Macedonia a los italianos y Salónica a los búlgaros. El gobierno griego, naturalmente, se ha negado a acudir.

— Se está usted contagiando del bribón de Schellenberg — Goering estaba satisfecho de la astucia de la jugada — ¿Y la Unión Soviética?

— Les hemos invitado a acudir como observadores, pero aun no han confirmado su asistencia. Extraoficialmente el embajador ruso me ha dicho que están muy molestos con la invitación a Finlandia. El oso ruso todavía tiene hambre — dice Von Papen.

— Ínstelos a que acudan. Alemania no puede permitirse la guerra con Rusia. Ya lo aprendimos en 1918, incluso la victoria sobre los moscovitas nos llevó a la derrota final. Ofrézcales cualquier cosa: Persia, Afganistán, China, lo que sea. Pero Finlandia, no.

Ahora interrumpe Schellenberg — Statthalter, es importante que conozca algún otro detalle. El otro día le expliqué que iba a lanzar algún cebo a los ingleses. Creo que mañana puede ser buen día para empezar, así les dará tiempo a los ingleses para meter la pata durante las deliberaciones de la Asamblea.

— ¿Y qué cebo va a ser? —pregunta Goering.

— Había pensado que la flota francesa de Alejandría podría servir. Los ingleses la tienen bloqueada, y no se me ocurre ninguna forma de hacernos con ella. Por eso quiero hacer creer a los ingleses que las tripulaciones van a zabordar los buques bloqueando el acceso al puerto. Iba a enviar un mensaje a la embajada en Tokio dándoles cuenta detallada de las futuras operaciones. También hemos enviado un mensaje a las unidades de la Luftwaffe indicándoles que se preparen para operar junto con la Regia Aeronautica italiana contra Alejandría para crear distracción. He pedido al Almirante Marschall que se ponga en contacto con sus compañeros de Supermarina advirtiéndoles de que vamos a atacar Alejandría, para que aprovechen para enviar suministros a Libia. Y también he pedido al ministro francés, Laval, que informe a Darlan que nuestros espías han descubierto que los ingleses van a intentar abordar los barcos franceses una vez estén desmilitarizados.

— ¿Qué pretende con todo ese montaje? —pregunta Von Manstein.

— General, los ingleses tal vez duden que todo esto sea una trampa. Pero creemos que han roto nuestra cifra diplomática y la de la Luftwaffe. Si al mismo tiempo los italianos empiezan a mover barcos y los franceses empiezan a parlotear entre Tolón y Alejandría, los ingleses sumarán dos y dos… y obtendrán cinco.