Publicado: Vie Feb 28, 2014 12:36 pm
por Domper
Capítulo 4. La Nueva Europa.

Editorial


2 de Agosto de 1940

Publicado en Das Reich.

“La fuerza de la raza germana



Están equivocados aquellos que piensan que la raza es algo que se transmite de padres a hijos, igual que se heredan los muebles de la tía abuela. Reducir la idea de la raza alemana a la herencia es pensar que los alemanes lo son por tener un pedigrí como las mascotas de compañía. Demasiadas veces personas que se llamaban así misma alemanas, con antecesores impecables, han demostrado con sus ideas y con sus hechos ser más peligrosos para la nación que un pobre zapatero remendón con la desgracia de tener padres judíos. En la pasada Gran Guerra muchos hijos de judíos demostraron con su heroísmo que habían renegado de sus bajos ancestros y se habían imbuido de la esencia de la raza germana.

Porque la raza germana no es algo biológico sino un ideal, que trasciende al mundo físico de la procreación, y conecta con la mente de los hombres. Es algo que se demuestra con la fuerza y la nobleza. El judaísmo no es ni una herencia ni una religión, sino el fruto de la mente de unos manipuladores que quieren esclavizar a la humanidad ¿Quién es más judío, el inofensivo rabino que reza en su sinagoga, o el masón que en su logia maquina traiciones?

Los que han tenido la suerte de recibir una herencia limpia disfrutan del ideal de la raza desde el nacimiento. Por ello son más abyectos los que renuncian a ella, como el traidor Heydrich. Aquellos que no tuvieron la fortuna de una herencia limpia pueden adquirirla mediante el esfuerzo y la voluntad ¿Quién merecerá más respeto, el hijo de un rabino que ha superado sus bajos orígenes y ha contribuido al engrandecimiento de la Patria, o el alemán de pura cepa que se ha dejado contaminar por las ideas judías y las ha abrazado, renunciando a su patria y a su raza? Porque no es judío quien nace sino quien vive como judío. Y es alemán quien vive como alemán.

En tiempos anteriores el traidor Heydrich y el engañado Himmler adulteraron la idea de nuestro Guía, y no persiguieron a las alimañas que abrazaron las ideas judías sino que buscaron una distracción mientras planeaban destruir la Gran Obra. Por desgracia, demasiados seguidores del Líder no supieron distinguir entre el judaísmo ideológico y la religión judía que aunque equivocada es inofensiva. Por eso, y desde ahora, ya no hablaremos de judíos sino de subhombres, los traidores a la patria.

Pero no se equivoquen los judíos del mundo. Alemania no les abre sus brazos. Han recibido una herencia despreciable a la que tienen que renunciar si quieren demostrar que pertenecen a la patria alemana. Si quieren seguir con sus equivocadas ideas no serán perseguidos pero sí vigilados, como huéspedes no deseados. Y si demuestran que son subhombres que viven como parásitos a la sombra de la Nación, caerá sobre ellos la ira y la justicia alemana“