Publicado: Dom Feb 12, 2012 8:44 pm
24 de Junio de 1940
En el Almirantazgo
Había que tomar una decisión, y no sería fácil. Hasta entonces la superioridad naval aliada había sido abrumadora, el problema no había sido destruir al enemigo, sino encontrarlo. Pero ahora… la entrada de Italia en guerra ya había sido preocupante, pero lo peor era la derrota de Francia. Inglaterra se había quedado sola frente al enemigo y, por primera vez en un siglo, existía la amenaza de invasión. Hitler tenía bases al otro lado del Canal, a menos de 40 Km de la costa inglesa: incluso Dover estaba dentro del alcance de la artillería pesada. Pero el Canal siempre había sido el foso más insalvable ¿volvería a serlo?
Afortunadamente la Royal Navy seguía siendo la marina más potente del mundo, con el permiso de los norteamericanos, claro, pero estos si no aliados al menos su neutralidad era favorable. Pero la crisis había llegado en el peor momento, cuando la flota estaba restañando las heridas de Noruega.
- Teniente, necesitaría el informe del Contraalmirante Fraser – solicita el Primer Lord del Mar, el Almirante Ramsay.
El prometedor Fraser había estado al mando de los portaaviones ingleses en Noruega. Su labor había sido encomiable, pero había sido incapaz de evitar la derrota. Ahora le había correspondido la amarga tarea de evaluar los daños. Tal vez Churchill estaba acertado y los portaaviones no sustituían a los acorazados.
- Mi almirante, aquí tiene el informe que solicitó.
Por lo menos Fraser había sido honesto. Había perdido un portaaviones en la campaña, y otros tres habían sido averiados. Los daños del Audacious eran ligeros, la cubierta blindada había evitado que la bomba estallase en el hangar, y volvería al servicio en un par de semanas. Pero los daños del Glorious eran mucho peores, y llevaría por lo menos nueve meses repararlos. Lo peor eran los daños del Furious: el viejo barco había quedado tan dañado por el torpedo alemán que necesitaría una total reconstrucción. Fraser recomendaba considerarlo una pérdida constructiva total, y tan solo parchearlo para usarlo como buque depósito y, de paso, para hacer creer a los alemanes que había un portaaviones más en Scapa Flkow. Eso dejaría la Home Fleet Fraser casi sin portaaviones. Cunningham tenía en Alejandría al Ark Royal y al Glory, y el Colossus estaba con Sommerville en Gibraltar. En la Home Fleet solo quedaba en Renown y los pequeños Vindex y Nairana (1).
Afortunadamente Churchill había accedido a dar prioridad a los portaaviones a cambio de retrasar las obras en los acorazados. El flamante Illustrious estaba haciendo sus pruebas en el mar, y le acompañaba el más pequeño Venerable. En Octubre se esperaba que entrasen en servicio el Formidable y el Ocean.
- Teniente, acérqueme el informe de Inteligencia sobre la flota alemana.
Leer el informe tranquilizó a Ramsay. La Royal Navy había salido trasquilada de Noruega, pero la Kriegsmarine había sufrido una derrota sin paliativos. Los dos acorazados clase Scharnhorst seguían en dique seco en Kiel, al parecer sus daños eran graves. También estaba en dique seco el Lutzow. Se habían reiniciado las obras en el portaaviones Graf Zeppelin, pero las fotos mostraban que su cubierta no estaba completa: si no era un ardid, tardaría meses en estar listo. También seguía en Kiel el flamante Bismarck, aun seguían alistándolo. Por mucha prisa que se diesen, el acorazado no estaría listo durante el verano. Y si se equivocaba, el portaavioens Renown y los cuatro acorazados de Scapa Flow podrían dar cuenta del alemán, aunque se le uniese el Scheer. Por ahora podía olvidarse de la flota de superficie alemana.
En el Canal los alemanes estaban iniciando preparativos de invasión, pero a ritmo lento. Menos mal que no sabían que apenas quedaban fusiles en Inglaterra. Estaban construyendo bases aéreas y se habían producido ataques contra convoyes en el canal, pero su puntería había sido tan mala que apenas habían hundido media docena de cargueros. Eso no duraría, pero al menos la amenaza no era inminente. Por ahora con los destructores de Dover y los cruceros de Rosyth bastaba por ahora para controlar la amenaza de invasión.
El problema era Mussolini. Tras la defección francesa la Royal Navy había perdido el control del Mediterráneo, lo que no ocurría desde el siglo XVIII. La flota italiana era muy potente, con seis acorazados en servicio o a punto de estarlo (2). Portaaviones no tenían, pero su red de bases aéreas en las islas mediterráneas podría suplirlos. Gibraltar y Alejandría corrían peligro.
Por si no tenía suficientes problemas, Churchill le estaba machacando con lo de la flota francesa y España. Ramsay no creía que España se decidiese a dar el plazo, los contactos que tenía en su marina hablaban del deplorable estado del país tras su guerra civil. Y tampoco creía que Petain fuese a poner su flota a servicio de Hitler. Pero la posibilidad existía.
Se había decidido. Fraser tendría que apañarse con lo que tenía por ahora. El Illustrious se dirigiría a Gibraltar y desde allí pasaría a Alejandría si era posible. Mientras enviaría al viejo Eagle dando la vuelta al Cabo de Buena Esperanza. El Ocean se quedaría en Inglaterra por ahora y formaría el núcleo de la fuerza que debía atacar las Canarias o las colonias francesas si se llegaba a ese extremo, o se uniría a la Fuerza H si lo precisaba.
En el Almirantazgo
Había que tomar una decisión, y no sería fácil. Hasta entonces la superioridad naval aliada había sido abrumadora, el problema no había sido destruir al enemigo, sino encontrarlo. Pero ahora… la entrada de Italia en guerra ya había sido preocupante, pero lo peor era la derrota de Francia. Inglaterra se había quedado sola frente al enemigo y, por primera vez en un siglo, existía la amenaza de invasión. Hitler tenía bases al otro lado del Canal, a menos de 40 Km de la costa inglesa: incluso Dover estaba dentro del alcance de la artillería pesada. Pero el Canal siempre había sido el foso más insalvable ¿volvería a serlo?
Afortunadamente la Royal Navy seguía siendo la marina más potente del mundo, con el permiso de los norteamericanos, claro, pero estos si no aliados al menos su neutralidad era favorable. Pero la crisis había llegado en el peor momento, cuando la flota estaba restañando las heridas de Noruega.
- Teniente, necesitaría el informe del Contraalmirante Fraser – solicita el Primer Lord del Mar, el Almirante Ramsay.
El prometedor Fraser había estado al mando de los portaaviones ingleses en Noruega. Su labor había sido encomiable, pero había sido incapaz de evitar la derrota. Ahora le había correspondido la amarga tarea de evaluar los daños. Tal vez Churchill estaba acertado y los portaaviones no sustituían a los acorazados.
- Mi almirante, aquí tiene el informe que solicitó.
Por lo menos Fraser había sido honesto. Había perdido un portaaviones en la campaña, y otros tres habían sido averiados. Los daños del Audacious eran ligeros, la cubierta blindada había evitado que la bomba estallase en el hangar, y volvería al servicio en un par de semanas. Pero los daños del Glorious eran mucho peores, y llevaría por lo menos nueve meses repararlos. Lo peor eran los daños del Furious: el viejo barco había quedado tan dañado por el torpedo alemán que necesitaría una total reconstrucción. Fraser recomendaba considerarlo una pérdida constructiva total, y tan solo parchearlo para usarlo como buque depósito y, de paso, para hacer creer a los alemanes que había un portaaviones más en Scapa Flkow. Eso dejaría la Home Fleet Fraser casi sin portaaviones. Cunningham tenía en Alejandría al Ark Royal y al Glory, y el Colossus estaba con Sommerville en Gibraltar. En la Home Fleet solo quedaba en Renown y los pequeños Vindex y Nairana (1).
Afortunadamente Churchill había accedido a dar prioridad a los portaaviones a cambio de retrasar las obras en los acorazados. El flamante Illustrious estaba haciendo sus pruebas en el mar, y le acompañaba el más pequeño Venerable. En Octubre se esperaba que entrasen en servicio el Formidable y el Ocean.
- Teniente, acérqueme el informe de Inteligencia sobre la flota alemana.
Leer el informe tranquilizó a Ramsay. La Royal Navy había salido trasquilada de Noruega, pero la Kriegsmarine había sufrido una derrota sin paliativos. Los dos acorazados clase Scharnhorst seguían en dique seco en Kiel, al parecer sus daños eran graves. También estaba en dique seco el Lutzow. Se habían reiniciado las obras en el portaaviones Graf Zeppelin, pero las fotos mostraban que su cubierta no estaba completa: si no era un ardid, tardaría meses en estar listo. También seguía en Kiel el flamante Bismarck, aun seguían alistándolo. Por mucha prisa que se diesen, el acorazado no estaría listo durante el verano. Y si se equivocaba, el portaavioens Renown y los cuatro acorazados de Scapa Flow podrían dar cuenta del alemán, aunque se le uniese el Scheer. Por ahora podía olvidarse de la flota de superficie alemana.
En el Canal los alemanes estaban iniciando preparativos de invasión, pero a ritmo lento. Menos mal que no sabían que apenas quedaban fusiles en Inglaterra. Estaban construyendo bases aéreas y se habían producido ataques contra convoyes en el canal, pero su puntería había sido tan mala que apenas habían hundido media docena de cargueros. Eso no duraría, pero al menos la amenaza no era inminente. Por ahora con los destructores de Dover y los cruceros de Rosyth bastaba por ahora para controlar la amenaza de invasión.
El problema era Mussolini. Tras la defección francesa la Royal Navy había perdido el control del Mediterráneo, lo que no ocurría desde el siglo XVIII. La flota italiana era muy potente, con seis acorazados en servicio o a punto de estarlo (2). Portaaviones no tenían, pero su red de bases aéreas en las islas mediterráneas podría suplirlos. Gibraltar y Alejandría corrían peligro.
Por si no tenía suficientes problemas, Churchill le estaba machacando con lo de la flota francesa y España. Ramsay no creía que España se decidiese a dar el plazo, los contactos que tenía en su marina hablaban del deplorable estado del país tras su guerra civil. Y tampoco creía que Petain fuese a poner su flota a servicio de Hitler. Pero la posibilidad existía.
Se había decidido. Fraser tendría que apañarse con lo que tenía por ahora. El Illustrious se dirigiría a Gibraltar y desde allí pasaría a Alejandría si era posible. Mientras enviaría al viejo Eagle dando la vuelta al Cabo de Buena Esperanza. El Ocean se quedaría en Inglaterra por ahora y formaría el núcleo de la fuerza que debía atacar las Canarias o las colonias francesas si se llegaba a ese extremo, o se uniría a la Fuerza H si lo precisaba.
La situación estratégica es muy parecida a la real. La Kriegsmarine quedó tan dañada en Noruega que en el verano del 40 estaba reducida al Lutzow y un par de cruceros ligeros. Nadie en la Royal Navy dudaba de la capacidad para derrotar una invasión. De hecho en la realidad el Hermes fue enviado a cazar corsarios, el Ark Royal a Gibraltar y el Illustrious al Mediterráneo, en Scapa Flow solo se quedaron los viejos Furious y Argus. En este supuesto hay más acorazados pequeños (a cambio los antiguos no han sido modernizados y son muy inferiores a cualquier italiano) y sobre todo hay algunos portaaviones más. Todo queda preparado para un nuevo escenario.
Notas:
(1) Ver mensajes anteriores sobre tipos de buques. Los Vindex y Nairana son en este supuesto portaaviones auxiliares (los futuros de escolta) destinados a la instrucción y a la escolta. Los Ocean y Theseus eran de la clase Colossus (similar a la de la realidad). El Audacious es un gemelo del Ark Royal, pero en este escenario su diseño es como el del Illustrious de la realidad. Los Illustrious de esta ficción son un intermedio entre los de la realidad y los Essex norteamericanos. El Formidable era la segunda unidad de la serie.
(2) Se trataba de tres acorazados modernizados de la clase Cavour. Otro más estaba a punto de acabar las reformas. Además el Vittorio Veneto y el Littorio ya estaban finalizando su alistamiento.