Publicado: Dom Abr 29, 2007 2:18 pm
por Bitxo
En mi opinión lo que se escapa es el contexto. En primer lugar, cuando la División Azul comenzó a fraguarse, la Falange estaba en pugna con el Ejército por lograr una supremacía dentro del Gobierno de Franco, cosa que a este le desagradaba porque no estaba a gusto con el carácter ideológico de la facción. Franco prefería apoyarse en el Ejército y en la Iglesia por motivos afines a su manera de pensar y de pragmatismo, pues ambos poderes estaban mucho más asentados en la sociedad española y los resortes de poder. Para postre, aunque parecía que la guerra se decantaba a favor de Alemania, esto no estaba aún claro del todo y Franco era fácilmente presionado por los ingleses de los que dependía en temas tan candentes como el abastecimiento de combustible, además de que los ingleses tenían mucho más intereses económicos en la península que los alemanes. Para la Falange, la División Azul era un medio propagandístico y, por tanto, un medio para afianzarse en el poder. Para Franco, era una manera de callar bocas, de ilusionar a la población con el Movimiento y de quitarse a unos cuantos de encima. Así la División Azul partió con toda la motivación del mundo, bien apoyada por la población civil que sufragó buena parte de sus gastos y con las ganas de hacer un buen papel. De hecho, desde el inicio, los mandos de la División impusieron una férrea disciplina para que nada empañara su misión.
Yo no voy a negar que la División Azul tuviera un buen papel, tanto a nivel combatiente como a cualquier otro. Pero no se puede comparar el comportamientos de unos pocos miles de soldados con el de millones. Ni tampoco el carácter aventurero de unos con el carácter conquistador de otros. No se puede comparar una directriz encaminada a hacer un buen papel mayoritariamente propagandístico con otra racial, encaminada a una guerra sin cuartel por la supremacía del mundo. Y el sólo hecho de comparar estas cosas a estas horas, cuando la División Azul participó, a fin de cuentas, en la misma misión de arrebatar las tierras de otras gentes, no me parece más que reafirmar el propósito oportunista de su concepción.
Más interesante me resulta el hecho de que una parte importante del contingente español lo conformara soldados de ideología de izquierda que acabaron igualemente en el Gulag con los de la derecha. En el Gulag no hubo Guerra Civil, todo lo contrario, hubo camaradería y apoyo mutuo ante la durísima prueba del cautiverio. Claro que este también era otro contexto, el de la supervivencia, y no el de una guerra fraticida de dominación, azuzada por activa o pasiva desde los intereses ajenos.