Publicado: Dom Oct 19, 2008 6:46 pm
por grognard
Creo que hay gritos y gritos de combate

En primer lugar tenemos los gritos identificativos de unidad, tipo "Currahee" de la 101 División Aerotransportada, o el "Semper Fi" o el "O-ha" de los Marines. Este grito es un elemento más de identificación con los compañeros y de creación de vínculo de grupo con ellos. Les diferencia de "los otros" ajenos a su "hermandad", les hace reconocerse entre ellos, les permite disfrutar de un sentimiento de pertenencia y les da sensación de "seguridad" de sentirse arropados y respaldados por otros soldados iguales a ellos.

Luego está el grito de ánimo, la consigna de combate, el "Banzai" de los japoneses o el "Santiago" de los Tercios Españoles, que no es más que una catarsis de la tensión que se vive esperando el momento de lanzarse al ataque. La adrenalina ha ido fluyendo por el interior del organismo y espera sólo una válvula de escape, que, psicológicamente, se concentra en el grito, que refleja rabia, combate el miedo y, al igual que el anterior, proporciona un sentido de pertenencia a la unidad, de respaldo de esos camaradas que se lanzan al ataque con uno.

Después está el grito premeditado, el sonido gutural que se emite en la confianza de que servirá para asustar al enemigo, que erizará sus cabellos y evitará que reaccione, que haga puntería, que se mantenga a pie firme ante nuestra acometida. No es exclusivo del combate. O sí. Una forma de grito silencioso es el aspecto del que combate: las marcas negras bajo los ojos de los jugadores de futbol americano, los tatuajes de los guerreros maoríes, los penachos de plumas rojas de los legionarios romanos, el aspecto berserk de los guerreros vikingos... artimañas para dar miedo al que se enfrenta a uno, para hacerte aparecer más grande, más fiero, más temible, más invulnerable.

También el grito de alivio, esa expresión insuperable de alegría al descubrir que, pese a todo, has conseguido sobrevivir al asalto a la trinchera enemiga, al bombardeo de los cohetes, al desembarco a pecho descubierto, a la bala del francotirador, a la trampa explosiva situada tras la puerta.

Finalmente, la pura expresión de miedo, gritar para no echar a correr, para no tirarse al suelo temblando, para acallar el doloroso espasmo del estómago, para controlar el esfínter que se niega a obedecer, para calmar el vertigonoso fluir de los pensamientos que sólo repiten "qué hago yo aquí, por qué no me voy...", para autoconvencerse de que es deber y obligación permanecer allí a pie firme, viendo cómo avanza en tu dirección una línea multicolor de cuerpos, cómo la torreta de un tanque gira buscándote, cómo la pirueta del caza lo coloca justamente frente a tí mientras comienzan a tabletear sus ametralladoras, cómo el aire se enrarece y aplasta por la presión que ejercen los proyectiles de artillería que se acercan...

Gritos, creo que hay muchos. Aunque miedo, sólo uno.

Un saludo