Publicado: Vie Jul 25, 2008 12:41 pm
por Kurt_Steiner
A los alemanes no se les escapó la dimensión religiosa del nazismo. Los mismos nazis se encargaron de poner un cierto énfasis, en algunos casos. El alcalde de Hamburgo dijo en una ocasión: "No necesitamos sacerdotes. Podemos comunicarnos directamente con Dios a través de Adolfo Hitler", lo que era llevar las ideas de Lutero a un extremo nunca visto. Y en abril de 1937 un cónclave declaró: "La palabra de Hitler es la ley de Dios. Sus decretos y leyes poseen autoridad divina".

Una visión más próxima del pensamiento de Hitler la proprociona Hermann Rauschning, uno de los primeros seguidores del nazismo, ya desde 1926, que, desengañado, huyó de Alemania en 1935. A juzgar por las referencias de Rauschning en sus libros, resulta evidente que Hitelr sabía sobradamente lo que hacía: la activación del sentimiento religoso alemán para manipularlo en vista de unos fines precisos formaba parte de un plan meticuloso. Rauschning dice al respecto "Había convertido a las masas en fan´ticos, con el fin de transformalas en instrumentso de su política. Había despertado a las masas, las había sacado de sí mismas y les había dado sentido y una función".

El mismo hitler, en su Mein Kampf, habla de estas tácticas: "Por la mañana y durante el día parece que el poder de la voluntad humana se rebela con su mayor energía contra cualquier intento de imponerle la voluntad o la opinión de otro. En cambio, al cer la noche sucumbe facilmente ante la dominicación de una voluntd más fuerte... La penumbra misteriosa, artificial, de las iglesias católics también sirve este propósito, las velas encendidas, el incienso".

El mismo Hitler admite que ha convertido a su partido en una especie de religión: "¿No veis que nuestro partido debe tener estre carácter? Una orden, eso es lo que tiene que ser..., una orden, la orden jerárquica de un sacerdocio particular".