Publicado: Lun Nov 27, 2006 10:53 am
por Domper
Varias cosas:

A Mikhailova. Digamos que yo también tengo experiencia profesional con las drogas. Digamos que yo también he atendido algún síndrome de abstinencia. Digamos que yo también conozco sus riesgos. Además no sólo trabajo con delincuentes, sino también con todos esos que están en la calle y las consumen (sabrás que al menos un 10% de la población ha tomado drogas, aparte de alcohol y tabaco, y no todos ellos delinquen). Si mi mensaje anterior no ha sido más técnico ha sido para facilitar su lectura por los demás foristas.

El problema es que en su día también tuve que estudiar un poco sobre historia, especialmente de drogas y de fármacos. Las anfetaminas fueron sintetizadas en lso treinta, y en 1943 se sabía bastante menos sobre sus riesgos que hoy. Le recuerdo que las anfetaminas fueron de venta libre en las farmacias hasta los años sesenta, cuando un estudiante podía adquirir "Centramina" con facilidad. Acusar a los que fabricaban y distribuían esa droga en 1943 de lo que no se sabría hasta 1970… bueno, revise los conceptos de "seguridad jurídica" y "leyes retroactivas".

El libro que cité ("Yo fui morfinómano") tiene valor no porque hablase de las vivencias del adicto (que cada uno es diferente, pero su comportamiento es casi calcado; insisto, he atendido unos pocos) sino porque su protagonista se hizo adicto en 1942 y relata como ocurrió. Y no fue por un "uso recreativo" como caen en la adicción la inmensa mayoría de los adictos/víctimas de hoy, sino siendo tratado de una grave herida de guerra (y relata lo que pasaba con sanitarios y médicos). Por cierto, "uso recreativo" se refiere a todos los que no son terapéuticos, no interprete mal, ya sé que la gente no dice "voy a probar el caballo a ver si me engancho". Sobre el riesgo del alcohol tampoco hace falta que me diga mucho, que recuerde es la segunda droga más mortífera (superado por poco por la nicotina, otra droga "legal"), y hace que un 10% de los niños rusos sufran retraso mental.

Los militares no tenían especial interés en convertir a sus soldados en adictos. Por dos motivos, ambos prácticos, que están documentados en textos de la época (busque con Medline u otros buscadores científicos referencias sobre la adicción en los cuarenta; hay miles):

- La eficacia de los soldados adictos es mínima (salvo, tal vez, los alcohólicos), especialmente los de las armas técnicas. Un piloto drogado es inútil. Si Hitler prohibió las anfetaminas no fue porque apreciase la salud mental de sus pilotos.

- Los aliados occidentales eran democracias que (con todas las excepciones que se quiera) tenían que "guardar las formas". Está documentado que la disciplina y la justicia militar en Inglaterra y Estados Unidos se flexibilizaron respecto a los tiempos de paz precisamente por tratar con "civiles uniformados". Un coronel no podía transformar a sus tropas en adictos impunemente. Aparte del respeto que le mereciesen las formas democráticas y los soldados (no todos los coroneles son maquiavélicos), corría el riesgo de ser denunciado (por otros militares o por la prensa) y acabar su carrera.

La pluridependencia que cita y el consumo de drogas diferentes para contrarrestar sus efectos se hizo habitual en los sesenta y setenta, pero en la SGM estaba en el futuro (salvo para casos muy concretos y con libre acceso, tipo Goering). Los adictos lo eran al alcohol y algunos a la morfina o a las anfetaminas.

En el caso de las anfetaminas, crean con gran facilidad tolerancia y dependencia (es decir, son adictógenas). Pero la proporción de adictos entre sus consumidores es menor que con otras drogas. Para que nos entendamos: de los bebedores, un 10% (aproximadamente) son adictos al etanol, mientras que de los fumadores son adictos entre el 80 y el 90%. Además las anfateminas, aunque producen una gran dependencia psicológica, crean poca dependencia física y el síndrome de abstinencia es moderado. El soldado de la SGM tenía una ventaja (documentada en trabajos científicos): cuando una persona que consume una droga en una situación muy desagradable (anfetaminas en la guerra, cannabis durante la quimioterapia) es mucho menos probable que siga haciéndolo fuera de esa situación de estrés.

El morfinómano (o heroinómano) lo tiene mucho más cuesta arriba debido a lo grave y desagradable de su síndrome de abstinencia, y al enorme potencial adictógeno de esas drogas. Pero en la SGM los soldados sólo tenían acceso más o menos permitido a la morfina en hospitales y tras heridas graves, que generalmente los enviaban a su casa (los aliados recuperaban menor proporción de heridos que los alemanes, entre ellos existía la "herida de un millón de dólares" mientras que entre los alemanes se llegaron a reincorporar amputados).

Lo que sí hubo fue muchísimos combatientes que se habituaron a ingerir grandes cantidades de alcohol y, sobre todo, a emborracharse con frecuencia. Claro que eso estaba dentro de lo socialmente admitido en sus países en esas épocas. Es interesante leer "Elegidos para la gloria", sobre los primeros astronautas, o cualquier novela negra para ver cuantos norteamericanos se emborrachaban todos los fines de semana (ya en los sesenta).

Hay muchos más errores. Por ejemplo, ya que citó la Metadona, como droga "asequible" y producir un síndrome de abstinencia con síntomas "menos agudos y dolorosos", no estaría mal que revisase su texto de farmacología. La Metadona se usa porque facilita la integración social de los adictos a opiáceos pero su síndrome de abstinencia, aunque de presentación tardía, es de los más potentes, puede ser letal.

Respecto a lo de consumir anfetaminas para "ahorrar molestias" usted es la que sugiere que las drogas se usaban para manipular los soldados. Por ejemplo, dice "que sus pilotos kamikazes volaban "literalmente embalsamados" en metanfetamina, aun cuando algún superviviente haya negado tal hecho" ¿qué creer, testimonis o suposiciones? Curiosa forma de revisar la historia.

Para acabar, respecto al filtro proaliado, pues no sé si lo tendré, aunque me cuesta ver con ecuanimidad un ejército que ejecutó a decenas de miles de sus soldados (el alemán) por no decir nada de las barbaridades cometidas con civiles. Reiteradamente se citan atrocidades aliadas (quince prisioneros en Nosedondesgaden, veintidós en… ) que palidecen en comparación con las de los demás. Eso, y el luchar en una guerra más o menos justa ¿o no es justo tratar de destruir a un asesino genocida? hace que los aliados occidentales me merezcan al menos el beneficio de la duda, que no concedo a Hitler o a Stalin.

A Sori:

Bueno, una cosa es que hubiese mayor disponibilidad, otra cosa es que el acceso fuese libre.

Un soldado tenía acceso limitado a los equipos médicos (salvo en combate) y si faltaba material, había responsables (sanitarios) de vigilarlo. Un sanitario lo tenía más sencillo, pero tampoco. Pues no es lo mismo "distraer" una dosis que ser un consumidor habitual. En ese caso el caso hubiese llegado (rápidamente) a instancias superiores y se hubiese procedido adecuadamente. Hay que recordar que en los años treinta hubo bastantes morfinómanos y se sabía el poder adictógeno de la droga. Y algunas unidades norteamericanas (sobre todo de los Marines) estacionadas en China habían tenido "problemas" con el opio. Otra cuestión pueden ser médicos o personal en hospitales, pero ya estamos hablando de muchos menos adictos. No era un consumo generalizado como en Vietnam.

Luego no es como un bebedor que se bebe una botella de alcohol en un bar, la morfina era una materia controlada. No habría problemas si faltaba media docena de dosis, pero un adicto requiere una (o varias) diarias, y eso ya no se puede ocultar. Los compañeros y los superiores de un adicto saben el riesgo que corren (es la guerra, recordemos) por lo que en cuanto pueden actúan contra el adicto.

Saludos