Publicado: Vie Ago 31, 2007 12:27 am
por Mikhailovna
Los que me conocen un poco saben que no me caso con nadie en "esto" de la guerra; tal vez por eso tengo tan claro que todos tienen muertos en los armarios y muchas cosas que callar...

Del Ku Kux Klan (que sigue activo), camarada Jac, hablamos otro día y en otro lugar...

Saludotes peloneros

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El uso de los soldados puertorriqueños en la segunda guerra mundial
27 de mayo de 2007

Cuando a finales del mes de febrero, ejecutivos de la televisora estadounidense Public Broadcasting Service (PBS) mencionaron en conferencia de prensa que su documental "The War" no incluye la historia de veteranos latinoamericanos en la Segunda Guerra Mundial, grupos de activistas pro derecho de los latinos en los Estados Unidos, el Gobierno de Puerto Rico y asociaciones de veteranos en la Isla, comenzaron a presionar a PBS para que cambiara el documental.

La protesta tuvo su efecto y el pasado 9 de mayo de 2007, el productor Ken Burns se comprometió a incorporar historias de hispanos en su documental que será transmitido en el mes de septiembre por PBS.

"Por fin Burns entendió que los hispanos tienen una historia tremenda en esa guerra y que sus historias ampliarán el trabajo principal que ya ha hecho", dijo Manuel Mirabal, presidente de la Asociación Hispana de Responsabilidad Empresarial, en entrevista con José A. Delgado, corresponsal de El Nuevo Día en la ciudad de Washington. "Se ha dado cuenta de su error y los veteranos latinos van a ser parte del documental".

Pero Ken Burns, quien además de director de películas dice ser historiador, pudiera pasar mucho trabajo e
incluso provocar la censura de los ejecutivos de PBS, si cuenta la verdadera historia de los puertorriqueños en esa guerra.

Porque el uso de los soldados puertorriqueños en la Segunda Guerra Mundial es una historia que a Estados Unidos no le conviene contar.

Documentos desclasificados revelan que en 1944, mientras los Nazis exterminaban con gas a los judíos en sus campos de concentración, cientos de soldados puertorriqueños en Panamá fueron obligados a ofrecerse como voluntarios para experimentos con gases similares con el único propósito de estudiar los efectos de estos agentes químicos en la piel humana.

Los soldados puertorriqueños pertenecían al Puerto Rico Department que fue enviado a Panamá en enero de 1943 para sustituir en el Caribbean Defense Command a los soldados estadounidenses que fueron trasladados a la guerra en el Pacífico.

El diseño, supervisión y posterior análisis del resultado de los experimentos con gases tóxicos estuvo a cargo de Cornelius P. Rhoads el mismo médico que en la década de 1930 realizó en el Hospital Presbiteriano de Puerto Rico experimentos financiados por la Fundación Rockefeller y que según sus propias palabras durante su estadía en la Isla, "hizo lo mejor que pudo para acelerar el proceso de exterminio (de los puertorriqueños) matando a ocho y transplantandoles cáncer a varios más".

En 1943, Rhoads, entonces Jefe de la División Médica del Servicio de Guerra Química, (CWS por sus siglas en inglés) y su asistente, George W. Perkins, Teniente Coronel del Servicio de Guerra Química, eran los responsables del estudio y determinación de los efectos de los gases, el modo de detectarlos y el desarrollo de métodos prácticos de protección.

"Con respecto a determinar el valor protector de la ropa y los unguentos, será necesario contar con voluntarios que estén dispuestos a someterse a ciertas pruebas", decía Perkins en un memorándum con fecha de julio 21 de 1943 a Alden H. Waitt, Director General del Servicio de Guerra Química. "La expectativa es que las pruebas no resulten en heridas graves, aunque se anticipa que en las mismas se utilizarán agentes activos".

Para Perkins, la probabilidad de que los hombres quedaran incapacitados y requirieran hospitalización por un período de dos a tres semanas eran altas. Por esta razón señalaba que, "contando el tiempo de desplazamiento, la preparación para las pruebas y la posible hospitalización se necesitaría a los hombres por cinco o seis semanas".

"El poder obtener hombres en adiestramiento por un período tan extenso es difícil", añadía Perkins, "ya que no meramente se perjudica su preparación individual, sino que en el caso de aquellos que son miembros de una Unidad, se interfiere con la Unidad entera".

También en el memorandum, Perkins descarta la participación de soldados estadounidenses en los experimentos y menciona que sería deseable la adquisición de voluntarios de organizaciones permanentes apostadas en los Estados Unidos o de las filas de los objetores por conciencia.

"Le sugiero que discuta este asunto con el oficial de personal militar pertinente y que incluya al Coronel Rhoads y quizás a mí tambien", decía Perkins a Waitt. "El Coronel Rhoads se encuentra preparando los detalles de las pruebas que ya se están considerando".

Y poco tiempo le tomó a Cornelius P. Rhoads preparar los detalles de los experimentos.

Diez meses más tarde, en una carta con fecha de mayo 17 de 1944, Alden H. Waitt le solicita al Oficial de Operaciones de Campo en San José Panamá, "que se esfuerce en procurar del Comandante General del Caribbean Defense Command el personal que sea necesario para las pruebas tropicales con gases".

"Los investigadores que estudian los gases vesicantes", decía Waitt, "se topan con el obstáculo fundamental de que la piel de los humanos es tan anatomicamente diferente a la de los animales de laboratorio, que los últimos son relativamente inservibles como sujetos para la experimentación. El personal voluntario hará posible la adquisición de conocimiento en lo que respecta a la prevención y el tratamiento de quemaduras y ayudarán en el desarrollo de una familiaridad con los gases vesicantes y la consiguiente disminución del miedo a sus propiedades desconocidas".

Waitt concluye la carta informándole al Comandante General que ya se estaban realizando proyectos piloto con tropas estadounidenses en el arsenal Edgewood, Maryland y Bushnell, Florida para comparar los resultados con los que se llevarían a cabo en Panamá.

Según un estudio realizado en 1998 por la organización "Fellowship of Reconciliation", Test Tube Republic: Chemical Weapons Test in Panama and U.S. Responsibility, el Servicio de Guerra Química realizó 130 experimentos con gases tóxicos en la isla de San José, Panamá, entre los años 1944 y 1947.

John Lindsay-Poland, autor del informe, señala que uno de esos experimentos, Relative sensitivity to liquid mustard gas of continental U.S. Troops and Puerto Rican troops in a tropical climate - San Jose Project Report, No. 24, se realizó entre agosto 9 y agosto 15 de 1944 con el propósito de comparar los efectos del gas mostaza en la piel de los puertorriqueños y en la de los estadounidenses.

Este experimento en específico produjo dos resultados. En primer lugar, los efectos del gas mostaza a corto y a largo plazo son devastadores en el ser humano. En segundo lugar, el gas mostaza - contrario a Rhoads - no discrimina por origen nacional.

Sobre el gas mostaza, dice el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC):
Las quemaduras extensas de la piel por la exposición al gas mostaza pueden ser mortales.
Respirar los vapores en forma prolongada puede causar enfermedad respiratoria crónica, repetidas infecciones respiratorias o la muerte.
La exposición prolongada de los ojos puede causar ceguera permanente.
La exposición al gas mostaza puede incrementar el riesgo de que la persona sufra de cáncer de pulmón y de los órganos del aparato respiratorio.
Por sus experimentos crueles y degradantes con seres humanos, en particular soldados puertorriqueños, el Departamento de Guerra de los Estados Unidos le otorgó a Cornelius P. Rhoads el premio de la Legión de Mérito.

Así lo reseña el New York Times en su edición del 6 de mayo de 1945:

El Departamento de Guerra anunció ayer que se le otorgó el premio de la Legión de Mérito al Coronel Cornelius Packard Rhoads, residente en el 345 de la calle sesenta y ocho Este, director del Memorial Hospital para el tratamiento del cáncer y enfermedades aliadas y por casi dos años Jefe de la División Médica del Servicio de Guerra Química. Al mismo se le cita por el desarrollo de métodos para combatir los gases venenosos y otros avances en la guerra química.
El Coronel Rhoads, de 46 años, fue el encargado de la División Médica del Servicio de Guerra Química desde junio de 1943 hasta el mes pasado y fue quien fundó el Laboratorio de Investigación Toxicológica en el Arsenal Edgewood en Maryland y el Laboratorio de Investigación Médica en el Campo de Pruebas Dugway en Tooele, Utah.
"El (Coronel Rhoads) desarrolló métodos nuevos para el diagnóstico y tratamiento en la curación de heridas provocadas por químicos tóxicos y perfeccionó un compuesto para contrarrestar los efectos del gas vesicante", dice la cita. "Creó estaciones de experimentación médica en Bushnell, Florida y en la Isla de San José en la Zona del Canal. También desarrolló equipos para detectar la presencia de gases de guerra en el aire, la comida y el agua".

El documental "The War", del cineasta Ken Burns que PBS tiene previsto presentar en septiembre, será una historia incompleta si no incluye la aportación de los puertorriqueños en la Segunda Guerra Mundial.

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