Publicado: Lun Feb 22, 2016 10:32 pm
Pregunta 2828
-Buenas.
-Buenas tardes, Miller. Póngase cómodo, que le saco un chupito de quinina, dos bistecs poco hechos y un Napoleón Gran Reserva del Mundo Mundial.
-Eso suena muy bien. Pero, si no le importa, la quinina me la cambia por una copa de Rioja para acompañar a los bistecs.
-Oído barra.
-Y mientras tanto, le dejo un encargo para el personal. Se trata de identificar a una bañera. No sé muy bien si es que la interfecta nació con mala suerte o es que quienes la gobernaban eran unos mantas de libro, porque su carrera fue toda una declaración de intenciones. De malas intenciones.
-¿Y eso por qué?
-Pues verá... No había cumplido seis años de vida cuando se dio un morrazo contra un carguero, que le debió dejar las cuadernas como unas maracas. Antes de los catorce se había llevado por delante otro barquichuelo. Ya en 1940, en la SGM, se comió con patatas los saludos de un bombardero enemigo, y en esa estuvo a punto de faltar a formación definitivamente. Fue reparado y puesto de nuevo en circulación, pero la alegría en casa del gafe tiene la misma duración que en casa del pobre. En 1942 encajó un torpedo y se fue al fondo con toda su tripulación.
-Vaya carrerón.
-Y que lo diga. Tampoco deja de ser curioso que además de coleccionar incidentes, el barco en cuestión coleccionó nombres, ya que tuvo tres a lo largo de su carrera.
-Desde luego que es curioso.
-Pues nada. El que descubra el cascarón se llevará una ración generosa de ventresca de bonito en aceite de oliva acompañada de pimientos de piquillo y bebida al gusto del consumidor para acompañar.
Buena caza.
-Buenas.
-Buenas tardes, Miller. Póngase cómodo, que le saco un chupito de quinina, dos bistecs poco hechos y un Napoleón Gran Reserva del Mundo Mundial.
-Eso suena muy bien. Pero, si no le importa, la quinina me la cambia por una copa de Rioja para acompañar a los bistecs.
-Oído barra.
-Y mientras tanto, le dejo un encargo para el personal. Se trata de identificar a una bañera. No sé muy bien si es que la interfecta nació con mala suerte o es que quienes la gobernaban eran unos mantas de libro, porque su carrera fue toda una declaración de intenciones. De malas intenciones.
-¿Y eso por qué?
-Pues verá... No había cumplido seis años de vida cuando se dio un morrazo contra un carguero, que le debió dejar las cuadernas como unas maracas. Antes de los catorce se había llevado por delante otro barquichuelo. Ya en 1940, en la SGM, se comió con patatas los saludos de un bombardero enemigo, y en esa estuvo a punto de faltar a formación definitivamente. Fue reparado y puesto de nuevo en circulación, pero la alegría en casa del gafe tiene la misma duración que en casa del pobre. En 1942 encajó un torpedo y se fue al fondo con toda su tripulación.
-Vaya carrerón.
-Y que lo diga. Tampoco deja de ser curioso que además de coleccionar incidentes, el barco en cuestión coleccionó nombres, ya que tuvo tres a lo largo de su carrera.
-Desde luego que es curioso.
-Pues nada. El que descubra el cascarón se llevará una ración generosa de ventresca de bonito en aceite de oliva acompañada de pimientos de piquillo y bebida al gusto del consumidor para acompañar.
Buena caza.