Publicado: Sab Mar 05, 2011 5:57 pm
por Kurt_Steiner
A las 19:55 Stauffenberg y Beck telefonearon al jefe del Estado Mayor del Grupo de Ejércitos Norte, teniente general Kinzel. Stauffenberg explicó que la notícia difundida por la radio de que Hitler estaba vivo era mentira y que el genreal Beck estaba al frente de un nuevo gobierno. El nuevo mando ordenada que el grupo de ejércitos se retirara de Curlandia para salvar Prusia Orienta. Beck habló también como Kinzel y le dijo que el grupo de ejército debía marchar hacia al oeste, tan lejos como fuera posible, sin dejar que el enemigo le cercara. El mariscal de campo von Witzleben, designado comandante en jefe de la Wehrmacht, había ido al cuartel general de Zossen, pensando en que tendría que dirigir a las fuerzas armadas desde ahí, pero sólo descubrió, de boca del Generalquartiermeister Wagner, que Hitler seguía vivo y se marchó hacia la Bendlerstrasse. Estaba furioso. Ni la capital ni las estaciones de radio estaban en manos de los conspiradores. Al final se fue a caa.

Al conocerse que Hitler seguía vivo, algunos oficiales en la Bendlerstrasse, resueltos a demostrar su lealtad, organizaron un contraataque. El coronel von Roell, jefe de la sección II del estado mayor de Fromm, se puso en contacto con la Guarida del Lobo para confirmar si Hoepner había sido nombrado comandante en jefe del ejército de reserva, y le dijeron que no era cierto. Con otros dos oficiales se marchó de la Bendlerstrasse, poco después de la llegada de von Witzleben. En Lübben informaron de todo a maisel, que se aseguró de que todos los distritos militares tuvieran ordenes contrarias a las de los insurgentes.

En el estado mayor de Olbricht unos jóvenes oficiales organizaron un contragolpe más efectivo al verse enfretnados con la posibilidad de ser acusados de participar o tolerar el putsch. Así, tres jefes de sección y un jefe de subsección del EStado Mayor se reunieron con Olbricht hacia las 9 de la noche, sin quedar satisfechos por sus explicaciones. Armados, regresaron de nuevo y exigieron ver a Fromm. Olbricht se ofreció a acompañarlos para ver a Hoepner. Por el camino, alguien, al parecer Kalusing, disparó contra el grupo, produciendose un intercambio de disparos. Stauffenberg, vistiendo su chaqueta blanca del uniforme de verano, disparó con su pistola belga y fue herido en el hombro izquierdo. Stauffenberg regresó a la antesala de Fromm y pidió a una de las secretaerias que contactara con París, descubriendo que el golpe había fracasado en la capital francesa.

Con Fromm devuelta a su despacho, el destino de los conspiradores estaba sellado. Les acusó de alta traición y les dijo que estaban arrestado. El general Beck intentó suicidarse, disparándose dos veces en la cabeza, pero no logró matares y un suboficial tuvo que rematarlo. Olbricht pidió permiso para escribir, que le fue concedido, mientras Hoepner afirmaba que no estaba implicado e intentó exculparse. Fromm también le permitió escribir una declaración. Todo este rato Stauffenberg permaneció de pie, en silencio. Al final, Fromm declaró que un tribunal militar formado por él mismo y otros oficiales había condenado muerte al coronel Mertz von Quirnheim, al teniente genreal Olbricht, a Stauffenberg (cuyo nombre se negó a pronunciar) y al subteniente von Haeften. Stauffenberg declaró que la responsabilidad de los sucedido era únicamente súya, pues los demás había actuado como soldados a sus órdenes. Fromm no dijo nada y Stauffenberg, Mertz, Olbricht y Haeften fueron conducidos al patio, colocados delante de un montón de arena contra el muro del edificio y fusilados uno por uno.

Cuando Stauffenberg fue llevado delatne del montón de arena, antes de que los soldados dispararan, gritó "¡Viva la santa Alemania!" (Las ultimas palabras de Stauffenberg, son, según Röhrig "Es lebe das geheiligte Deutschland!" o "Es lebe das heilihe Deutschland!"; otras fuentes indican "Heiliges Deutschland!").

Los cadáveres de los cinco fusilados fueron llevados al cementerio de la Mathäikirche, en Schönenberg, conde los enterraron con sus uniformes e insignias. El 21 de julio Himmler ordenó que sus cuerpos fueran exhumados, quemados y las cenizas esparcidas.

Berthold von Stauffenberg fue detenido, juzgado por el Tribunal Popular y condenado a muerte el 10 de agosto, junto con el conde Fritz Dietlof von der Schulenburg y el capitán de corbeta Alfred Kranzfelder, siendo ahorcados esa misma tarde. Cäsar von Hofacker fue torutados por varios meses, sin que se le pudiera extreaer ninguna información, juzgado el 30 de agosto y ejecutado el 20 de diciembre de 1944. Alexander von Stauffenberg fue detenido en virtud de la Sippenhaft, una ley destinada a castigar a las famílias de los "traidores". También fue detenida, por unas horas, su esposa Melitta, que siguió con su labor de investigación aeronáutica. Utilizó su labor para velar por su marido y otros prisioneros. El 8 de abril de 1945, Melitta fue derribada por un caza aliado, y murió a consecuencias de las heridas recibidas. Alexander von Stauffenberg sobrevivió a la guerra y al régimen nazi. Murió en 1963.

La condesa Nina von Stauffenberg y sus hijos también fueron arrestados, como el resto de la família Stauffenberg. También sobrevivieron a la guerra. Nina von Stauffenberg falleció el 2 de abril de 2006.