Publicado: Sab Feb 19, 2011 10:39 pm
por Kurt_Steiner
Se sustituyó a von dem Busche por el subteniente Ewald Heinrich von Kleist, hijo de Ewald Heinrich von Kleist-Schmenzin, un político conservador y un enemigo irreconciliable de Hitler. Servía en el 9º Regimiento y había sido destinado al batallón de reemplazo de Postdam tras haber sido herido en combate. En una entrevista con von der Schülenburg le preguntaron si estaba dispuesto a matar a Hitler sacrificando su propia vida. Ese mismo día, 29 de enero, se entrevistó con Stauffenberg, con el que habló por espacio de seis horas, y que le dijo que pronto sería inútil cualquier intento de salvar a Alemania terminando la guerra. Kleist pidió tiempo para pensárselo, pues dudaba de si un atentado a estas alturas serviría para algo más que para dar pábulo a otra leyenda de la puñalada por la espalda. Finalmente, dijo que si. Se escogió otras exposición de armamento, pero se anuló al no estar presente Himmler. En aquella época Stauffenberg consideraba imprescindible dar muerte a Hitler, Göring y Himmler.

Aún se llevaría a cabo otro intento, por el cual el capitán de caballería Eberhard von Breitenbuch asesinaría a Hitler disparándole con una pistola que ocultaría en sus pantalones. Pero, en el último momento, cuando iba a acceder a la conferencia en la que debía matar a Hitler, se le prohibió el acceso, pues no estaba permitida la entrada a los ordenanzas.

Se habían agotado todas las posibilidades para cometer el atentado Y no volvería a presentarse otra oportunidad similar hasta finales de junio, cuando el propio Stauffenberg dispuso de acceso a Hitler. Ya en 1942 Stauffenberg se había declarado dispuesto a cometer el atentado, y después de ser herido en Túnez siguió insistiendo, en que, de ser necesario, él mismo mataría a Hitler. Pero no tuvo acceso al Führer hasta que fue designado jefe del Estado Mayor del general Fromm, a mediados de mayo de 1944.

En junio se sumó a la conspiración Mertz von Quirheim, que había sido trasladado desde el frente al Estado Mayor. Así, se preveía que Stauffenberg llevaría a cabo el atentado y Mertz dirigiría el golpe en Berlín. Incluso entonces Stauffenberg seguía preocupado por la cuestión de la justificación religiosa y ética del atentado. Nadie le pidió que cometiera el asesinato, no sólo por su invalidez, sino porque era considerado imprescindible en Berlín. Cuando se le presentó la oportunidad de matar a Hitler en la segunda mitad de abril, Stauffenberg o quiso dejarla pasar.

El 6 de junio desembarcaron los aliados en Normandía, lo que llevó a Stauffenberg a preguntar a Tresckow si el golpe de estado tenía sentido, puesto que ya no era viable ningún objetivo político. Tresckow le contestó que debía producirse a toda costa, para mostar al mundo y ante la historia que la resistencia alemana había arriesgado el todo por el todo, hasta sus propias vidas, para detener a Hitler.

Existían algunos problemas. En Berlín se habían producido algunos cambios contrarios a los intereses de los conspiradores. El general von Kortzfleisch, commandante del distrito militar, no era un oponente del régimen y no se podía contar con él. El jefe de su Estado Mayor, el general de división Herfurth, no estaba a la altura de la tarea asignadas. El general von Haase -comandante militar de Berlín- y Olbricht se entregaron al proyecto en cuerpo y alma, pero ninguno era conocido por su audacia. Mertz von Quirnheim era un aliado importante, pero no tenía ni la reputación ni la energía de Tresckow.