Publicado: Mar Jul 28, 2020 4:33 pm
En la primavera de 1941, Lütjens, considerado extremadamente experimentado por el Alto Mando de la Armada en la guerra contra los convoyes aliados, fue nombrado comandante de una fuerza de combate que atacaría las vías de suministros de las Islas Británicas. El 22 de abril de 1941, Lütjens bautizó la operación como Rheinübung, inspirado en el nombre de la operación Weserübung. El núcleo de la nueva fuerza fue buque insignia, el acorazado Bismarck (Ernst Lindemann), y el crucero pesado Prinz Eugen (Helmuth Brinkmann). Lütjens estaba inicialmente en contra de esta empresa, pues, en su opinión, se debía esperar hasta que se asegurara la participación de los otros acorazados (el Scharnhorst y el gemelo del Bismarck, el Tirpitz), pero Raeder convenció a su almirante de la necesidad de comenzar esta operación lo más pronto posible. Aunque las preocupaciones de Lütjens persistieron, se ofreció voluntario para la operación, sin lugar a dudas con el resultado de su exitosa aventura anterior en el Atlántico flotando en su mente. Lütjens tenía total confianza en Raeder, pero sus dudas sobre la viabilidad de la empresa permanecieron.
Raeder estaba ansioso por iniciar la operación Rheinübung durante la luna nueva del 26 de abril. Sus deseos se vieron frustrados por una serie de contratiempos. El Prinz Eugen se vio aquejado de una continuada mala suerte que retrasó su entrada en servicio. Fue bombardeado por la RAF, dañado por un torpedo de prácticas y una mina, con lo que en lugar de estar listo para mediados de abril lo estuvo para mediados de mayo. Raeder usó este tiempo para consultar con el jefe de su flota y Lütjens viajó a Berlin el 26 de abril de 1941 para reunirse con él. Intentó, sin éxito, que Raeder cambiara de idea y esperara a que el Tirpitz, Scharnhorst y Gneisenau estuvieran listos.
Lütjens fue animado por su comandante a seguir adelante y decidió atacar lo más rapido posible para no dar respiro al enemigo. Raeder insitió en que atacara, pero recomendando a la vez a Lütjens que fuera sensato y no se arriesgara. Raeder también añadió que, si se viera obligado a luchar, que lo hiciera con todas sus fuerzas, dando libertad de acción a Lütjens, puesto que sólo él estaría en situación de juzgar la situación en alta mar. Por su parte, Lütjens buscó el consejo de varios colegas y amigos. Primero habló con Kurt Fricke, jefe de operaciones de Raeder, que le preguntó qué haría si se encontraba con una fuerza enemiga muy superior, a lo que Lütjens replicó que regresaría a su base. Habló con su amigo, Konrad Patzig, al que conocía desde 1907 y que fue el primer comandante del Admiral Graff Spee. Patzig le dijo que se quedara en su puerto, pues era una locura arriesgar al jefe de la flota con sólo un buque principal. lütjens se mostró de acuerdo, pero añadió que temía ser considerado un cobarde si rechazaba el mando. Tras este encuentro, Lütjens le dijo al Vizeadmiral Hans-Erich Voss, que trabajaba entonces con Raeder, que "sobrevivir es improbable", y se despidió de él.
Se reunió por último con su antiguo comadnante en Noruega, Marschall, que le recomendó no seguir las ordenes de Raeder demasiado al pie de la letras, pues en alta mar la situación podía cambiar en cualquier momento, aunque Lütjens se negó a aceptar tal consejo. Dos comandantes habían sido apartados de su mando por eso -siendo Marschall uno de ellos- y que él cumpliría con lo ordenado. Lo que deprimió al ya sombrío Lütjens fue el capitán del Bismarck, Ernst Lindemann, que había sido informado por Karl Topp, del Marineamt, que varios juegos de guerra realizados para comporbar si el Tirpitz podía llegar al Atlántico sin ser detectado y en todos ellos el barco había sido descubierto.
El estado mayor de Lütjens para Rheinübung era el siguiente
Kapitän zur See Harald Netzbandt - jefe de estado mayor
Kapitän zur See Emil Melms - 2o jefe de estado mayor, oficial de la artillería de la flota, jefe de personal
Flottenarzt Dr. Hans-Releff Riege - Doctor de la flota.
Hauptregierungsrat Helmut Marschall - metereólogo
Fregattenkapitän (Ing.) Karl Thannemann - ingeniero de la flota
Marineoberkriegsgerichtsrat - Dr. Eduard Langer -Juez de la flota
Hilfsregierungsrat Dr. Heinz Externbrink - metereólogo
Raeder estaba ansioso por iniciar la operación Rheinübung durante la luna nueva del 26 de abril. Sus deseos se vieron frustrados por una serie de contratiempos. El Prinz Eugen se vio aquejado de una continuada mala suerte que retrasó su entrada en servicio. Fue bombardeado por la RAF, dañado por un torpedo de prácticas y una mina, con lo que en lugar de estar listo para mediados de abril lo estuvo para mediados de mayo. Raeder usó este tiempo para consultar con el jefe de su flota y Lütjens viajó a Berlin el 26 de abril de 1941 para reunirse con él. Intentó, sin éxito, que Raeder cambiara de idea y esperara a que el Tirpitz, Scharnhorst y Gneisenau estuvieran listos.
Lütjens fue animado por su comandante a seguir adelante y decidió atacar lo más rapido posible para no dar respiro al enemigo. Raeder insitió en que atacara, pero recomendando a la vez a Lütjens que fuera sensato y no se arriesgara. Raeder también añadió que, si se viera obligado a luchar, que lo hiciera con todas sus fuerzas, dando libertad de acción a Lütjens, puesto que sólo él estaría en situación de juzgar la situación en alta mar. Por su parte, Lütjens buscó el consejo de varios colegas y amigos. Primero habló con Kurt Fricke, jefe de operaciones de Raeder, que le preguntó qué haría si se encontraba con una fuerza enemiga muy superior, a lo que Lütjens replicó que regresaría a su base. Habló con su amigo, Konrad Patzig, al que conocía desde 1907 y que fue el primer comandante del Admiral Graff Spee. Patzig le dijo que se quedara en su puerto, pues era una locura arriesgar al jefe de la flota con sólo un buque principal. lütjens se mostró de acuerdo, pero añadió que temía ser considerado un cobarde si rechazaba el mando. Tras este encuentro, Lütjens le dijo al Vizeadmiral Hans-Erich Voss, que trabajaba entonces con Raeder, que "sobrevivir es improbable", y se despidió de él.
Se reunió por último con su antiguo comadnante en Noruega, Marschall, que le recomendó no seguir las ordenes de Raeder demasiado al pie de la letras, pues en alta mar la situación podía cambiar en cualquier momento, aunque Lütjens se negó a aceptar tal consejo. Dos comandantes habían sido apartados de su mando por eso -siendo Marschall uno de ellos- y que él cumpliría con lo ordenado. Lo que deprimió al ya sombrío Lütjens fue el capitán del Bismarck, Ernst Lindemann, que había sido informado por Karl Topp, del Marineamt, que varios juegos de guerra realizados para comporbar si el Tirpitz podía llegar al Atlántico sin ser detectado y en todos ellos el barco había sido descubierto.
El estado mayor de Lütjens para Rheinübung era el siguiente
Kapitän zur See Harald Netzbandt - jefe de estado mayor
Kapitän zur See Emil Melms - 2o jefe de estado mayor, oficial de la artillería de la flota, jefe de personal
Flottenarzt Dr. Hans-Releff Riege - Doctor de la flota.
Hauptregierungsrat Helmut Marschall - metereólogo
Fregattenkapitän (Ing.) Karl Thannemann - ingeniero de la flota
Marineoberkriegsgerichtsrat - Dr. Eduard Langer -Juez de la flota
Hilfsregierungsrat Dr. Heinz Externbrink - metereólogo