Publicado: Lun Abr 16, 2007 3:56 pm
por Domper
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Núcleo de la Penicilina

La Segunda Guerra Mundial ha sido la primera gran guerra tecnológica, en la que no sólo la industria, sino los laboratorios científicos, han conseguido ganar la guerra. Mientras que los combatientes de 1918 luchaban con armas muy parecidas a las de 1914 (salvando el tema de gases, tanques y aviones) los combatientes de 1945 combatían con armas que en 1939 apenas se soñaban. Los pilotos que comenzaron la guerra en biplanos la acabaron en reactores equipados con radar.

Cada país guardó celosamente sus secretos militares, porque sabía que estos valían más que los fusiles. Con una notabilísima excepción, la colaboración tecnológica entre Inglaterra y Estados Unidos.

En 1940 la asediada Inglaterra entregó a los Estados Unidos sus secretos militares. Empezando por planos de cañones o de motores (el cañón contracarro de 6 libras o el motor Merlin fueron fabricados en Estados Unidos). Cuatro de esos secretos militares serían los que decidirían la guerra: el radar (el magnetrón de cavidad resonante cedido en 1940), los estudios sobre armas nucleares (el proyecto "tubos de aleación" fue transferido a USA), los desarrollos en criptología (entre ellos máquinas enigma y las primeras "bombe" destinadas a romper sus códigos)… y la Penicilina.

En Julio de 1941 Florey y Healtey viajaron a Estados Unidos vía Lisboa, y se establecieron en Peroria en el Estado de Nueva York. Florey volvió pronto a Estados Unidos, pero Healtey se quedó en América y se enfrentó a las dificultades relacionadas con la producción del fármaco, que eran múltiples.

En primer lugar, hubo que decidir cual sería la molécula que se investigaría. La primitiva "Penicilina" era un cóctel de sustancias con diferente farmacocinética y diferente actividad antibacteriana. Entre ellas, la más prometedora parecía la ‘G’ (una de las identificadas por Chain), pues era la más activa y sobre todo la que más tiempo persistía en el organismo antes de ser eliminada.

Un segundo problema fue el relacionado con la producción industrial del moho. Si se quería que la Penicilina fuese un arma terapéutica válida debería producirse en cantidades muy importantes, lo que no sería posible usando medios de laboratorio. Fue preciso investigar el tipo de tanque que permitía el cultivo en masa, y los nutrientes necesarios. Finalmente se diseñaron grandes tanques industriales de fermentación que permitían la producción de cantidades mucho mayores del moho.

El tercer gran problema fue conseguir una cepa que suministrase más Penicilina. El primitivo cultivo de Penicillium notatum producía cantidades mínimas, por lo que se emprendió una búsqueda a escala nacional de nuevas variantes del moho. Ena ayudante de laboratorio, Mary Hunt, se mostró especialmente activa (hasta recibir el mote de Mary Mohosa). Un día llegó con un melón podrido (de la variedad cantalupo o "melón francés") con placas de un moho dorado. Esa variedad (Penicillium chrysogeum) crecía fácilmente en los tanques industriales y producía 200 veces más cantidad que la cepa original. Tras irradiarla, se consiguió un mutante que producía 1.000 veces más Penicilina que la cepa original. Entonces pudo iniciarse la producción.

Entre Enero y Mayo de 1943 se habían producido 400 millones de unidades de Penicilina: al ser un preparado biológico, la Penicilina suele citarse por su actividad (medida en unidades) y no por su cantidad. Normalmente 1 mg equivale a 1.667 unidades. Esos 400 millones de unidades equivalían a un millar de dosis: una gota, pero suficiente para iniciar los tratamientos. Estados Unidos emprendió un programa masivo que consiguió que en 1945 se produjesen 650.000 millones de unidades por mes (un millón y medio de dosis). Los desembarcos en Normandía fueron la primera gran batalla en la que la Penicilina estaba disponible en cantidad (aunque e había usado ya en Cassino), y se informó al público de la existencia de la droga milagrosa. En 1945 habían sido tratados más de siete millones de casos.

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