Publicado: Dom Oct 11, 2009 4:29 am
por Franz Berg
La publicación alemana en Internet Spiegel Online publicaba el 10 de septiembre de 2009 un gran articulo en tres partes sobre nuevos descubrimientos relacionados con el tema que tan magistralmente abrió en este foro ParadiseLost.

Es encomiable el interés que sigue teniendo la sociedad alemana de perseguir hasta el último criminal Nazi y condenar cada uno de los crímenes del Nazismo.

Me he limitado a traducir el artículo del inglés al español, respetando su estructura original en tres partes y los entrecomillados.


10/09/2009

Parte 1

Homicidio en el bunker de Hitler
¿Quién envenenó realmente a los hijos de Goebbels?
Por Georg Bönisch
http://www.spiegel.de/international/ger ... 81,00.html
Hasta hoy, los homicidios por envenenamiento de los seis hijos del jefe del aparato de propaganda Nazi Joseph Goebbels siguen siendo un misterio. El reciente descubrimiento de documentos muestran que un medico había confesado en la década de los 50 que había participado como cómplice, sin embargo el juez del caso lo dejó en libertad.
Eran los últimos días de sus vidas aunque no lo sabían. Helga, de 12 años, que tenía los ojos y el pelo oscuro de su padre. Está Hilde, de 11, también morena; cualquiera que la mirara se daba cuenta de que estaba a punto de convertirse en una autentica belleza. Holde, de ocho años, Hedda de seis y la más joven de las chicas, Heide de 4 años de edad.

H de Hitler. El nombre de cada niño rendía homenaje al nombre del Führer, para quien Goebbels trabajaba como jefe del aparato propagandístico. El hijo de la familia se llamaba Helmut, un niño de nueve años con cierta tendencia a la languidez.
Berlín, a finales de abril de 1945, Cancilleria del Reich. El bunker de Hitler, a gran profundidad detrás de la cancillería, es un lugar de hormigón gris, estrechos pasillos, puertas metálicas y fría luz. No es un lugar acogedor, sobre todo para unos niños que hace tan solo unas semanas estaban viviendo una existencia inocente sin preocupaciones, jugando entre gatos y perros lejos de Berlín.
Los soldados rusos están tan solo a unos cientos de metros y todo el mundo en el bunker intenta convencer a los padres de que lleven a los niños a un lugar seguro lo más rápidamente posible. Hanna Reitsch, una reconocida gran aviadora alemana les dice: “Por Dios Sra. Goebbels, los niños no pueden quedarse aquí, incluso si tuviera que volar veinte veces para sacarlos de aquí.”
Pero los Goebbels son inflexibles.
“Es mejor para mis niños morir que vivir en la desgracia y en la humillación,” dice su madre, Magda. Su padre teme que Stalin lleve a los niños a Moscu donde se les lavaría el cerebro y se convertirían en comunistas. “No, es mejor que nos los llevemos con nosotros.”
Crimen sin castigo
El treinta de abril, aproximadamente a las 3 de la tarde, Hitler se disparó un tiro en la cabeza, y su compañera Eva Braun muere con él. El doble suicidio es una señal para los otros. Al siguiente día, los seis hijos de los Goebbels también han muerto. Después de recibir inyecciones de morfina para dejarlos inconscientes, son envenenados con cianuro, una substancia que provoca la muerte con rapidez por asfixia.
Seis niños muertos, y sin embargo el culpable nunca fue castigado. Sorprendentemente, ningún historiador ha profundizado en este trágico crimen, que forma parte del acto final del Tercer Reich. Hasta hoy, este capitulo sigue siendo objeto de especulaciones e interpretaciones erróneas.
Aunque hubo una subrayable secuela judicial a finales de la década de los 50 en relación a un procedimiento instruido en un juzgado de apelación en una ciudad del este de Alemania llama Hamm. Los archivos del procedimiento se conservan en el Archivo Nacional cerca de Münster. Nadie se había fijado en ellos hasta ahora, incluso cuando ponen de manifiesto “la benevolencia y los argumentos cuestionables con los que los tribunales de justicia juzgaban los crímenes del Nazismo por aquel entonces;”afirma el fiscal Maik Wogersien, quien recientemente se ha topado con los documentos en cuestión casi por accidente. Wogersien dirige una investigación sobre esta cuestión en el Instituto de Estudios Legales del Estado de Rhine-Westfalia Norte.
Según dicen los documentos, los jueces que tomaban parte en el procedimiento sobre la muerte de los niños de los Goebbels habían sido anteriormente miembros del Partido Nazi, como solía ocurrir en los casos que versaban sobre crímenes relacionados con el Nazismo en la recién creada Republica Federal de Alemania. Concretamente, los jueces consiguieron que se pasara por alto un fundado encausamiento por infanticidio mediante la utilización de documentos erróneos e incluso ilegales mediante los cuales se consiguió que se absolviera al acusado.
Los documentos descubiertos hacen posible que por primera vez se sepa lo que realmente ocurrió.
El fatídico momento
El nombre que figura en el centro de atención de todos los documentos era Helmut Kunz, quien había nacido en la ciudad de Ettlingen, en el suroeste de Alemania, en 1910. Después de estudiar derecho, decidido doctorarse en odontología que culminaría con una tesis titulada “Estudios sobre la caries en niños en edad escolar en relación a la alimentación infantil.” En 1936 abrió una consulta dental en Lucka, al sur de Leipzig. Kunz también era miembro de la unidad Sturm 10/48 de las SS.

Cuando Hitler empezó la guerra, Kunz servía como oficial medico en la conocida División Totenkopf. Herido de gravedad en 1941 fue trasladado a la unidad médica de las Waffen SS en Berlín con el grado de Sturmbannführer, trasladado de nuevo esta vez a la cancillería del Reich. Para Kunz, quien según un confidente de Hitler tenía “un firme porte marcial” dicho traslado se convertiría en un fatídico momento.