Publicado: Vie Feb 23, 2007 7:48 pm
por Bitxo
Magda, antes de morir, escribió a Harald, el hijo del matrimonio anterior. En esa carta le rogó que entendiera la muerte de sus hermanos porque eran "demasiado buenos para la vida que iba a llegar". Más allá de lo que pudiera sentir o llegar a pensar el tal Harald, me parece evidente que Magda realmente pensaba que algo horrible iba a pasar en Alemania y que era mejor que sus hijos no lo vieran. Lo que no se es si pensó así porque una Alemania derrotada nuevamente sería horribe; si lo sería por la ocupación soviética, esos seres inferiores y tal; si lo sería simplemente porque el Nacionalsocialismo desaparecería; o si era consciente del terror ocasionado por el régimen al que se había entregado y que había sometido al país y buena parte del continente, si pretendía librar de su culpa a sus niños o librarles de alguna venganza viniera de quien viniera.

En cuanto a Joseph su testamento lo dice todo:

"Creo que estoy dando el mejor servicio al futuro del pueblo alemán, porque en tiempos duros como éstos, los ejemplos son más importantes que los hombres. Siempre puede encontrarse a hombres dispuestos a luchar por la liberación de su patria. La reconstitución de nuestra existencia germánica, sin embargo, es imposible si no es modelada con ejemplos comprensibles para todos... Preferimos buscar nuestro final junto al Führer a una vida que carece de valor para mí, si no puedo utilizarla a su servicio y a su lado."

Esa pirueta débilmente apoyada en la ideología Völkisch propia del Nacionalsocialismo apenas si disimula la hipocresía de su acto pues, en clara contradicción, da ejemplo suicidándose en vez de quedarse a luchar por la liberación de su patria. Claro que para él quedarse a luchar por la liberación de su patria significaría morir para purgar sus culpas, sacrificio que no deseó hacer para ayudar al pueblo que le había dado tanto poder. Para colmo, al igual que los encausados en Nüremberg, la figura del Führer sirve de paragüas donde encontrar el cobijo necesario para hacer cualquier cosa menos lo necesario para el país. El testamento no recoge sólo en su texto la hipocresía incontenible tras su vanidad como hombre de estado, sino que la mera necesidad de su existencia acusa al autor de debilidad moral e ideológica: anteponiendo como hace su "ejemplo" a la verdadera necesidad de "liberación" del país, amparado en la tradición völkisch, está diciendo que sólo él, o los que son como él tenían el derecho a sentir el romanticismo de una idea que impusieron al resto de los alemanes, mediante depuración, represión y lavado de cerebro. Una idea lo suficiente fuerte para sentirse orgulloso mientras le dio una buena vida, pero no hasta el punto de defenderla hasta el final, dando un verdadero ejemplo y colaborando activamente en la "liberación del país". Por lo visto la pasión de los Goebbels por el Movimiento al que se entregaron en cuerpo y alma no daba para ayudar al pueblo que les entregó el poder y recibió a cambio el abandono tras el fracaso de sus dirigentes en todos los planos: económico, político, bélico, ideológico y hasta emocional.