Publicado: Vie Mar 05, 2021 8:49 pm
por Kurt_Steiner
Jorge VI emitió una declaración a su pueblo: "Después de los magníficos esfuerzos del primer ministro en la causa de la paz, espero fervientemente que una nueva era de amistad y prosperidad esté amaneciendo entre los pueblos del mundo".​ Cuando el rey se encontró con Duff Cooper, quien dimitió como primer lord del Almirantazgo por su repulsa a los Acuerdos de Múnich, le dijo que respetaba a las personas que tenían el coraje de sus convicciones, pero que no podía estar de acuerdo con él. Le escribió a su madre, la reina madre María, que "el primer ministro estaba encantado con los resultados de su misión, como todos nosotros", que le respondió con ira contra los que hablaron mal de Chamberlain: "Trajo la paz a casa. ¿Por qué no pueden estar agradecidos?". La mayoría de los periódicos apoyaron al primer ministro.

La Cámara de los Comunes discutió los Acuerdos de Múnich el 3 de octubre. Aunque Cooper abrió el debate exponiendo los motivos de su renuncia y Churchill cargó duramente contra el pacto, ningún conservador votó en contra del gobierno. Alrededor de 20 y 30 se abstuvieron, entre ellos Churchill, Eden, Cooper y Macmillan.

A raíz de la conferencia, continuó siguiendo un curso de rearme cauteloso. Dijo al Gabinete a principios de octubre de 1938: "Sería una locura que el país dejara de rearmarse hasta que estuviésemos convencidos de que otros países actuarían de la misma manera. Así, por el momento, no debemos relajar ninguna partícula de esfuerzo hasta que nuestras deficiencias se hayan solucionado". Más tarde, en octubre, se resistió a las peticiones de poner a la industria en pie de guerra, convencido de que tal acción mostraría a Hitler que el primer ministro había decidido abandonar el acuerdo. Chamberlain esperaba que el pacto con Alemania conduciría a una solución general de las disputas europeas, pero Hitler no expresó ningún interés público en el seguimiento del acuerdo. Tras de considerar una elección general inmediatamente después de la conferencia, Chamberlain decidió reorganizar su gabinete. A finales de año, las preocupaciones del público hicieron que concluyera que ir a elecciones generales sería "suicida".​

A pesar de la relativa quietud del Führer tras la anexión de los Sudetes, las preocupaciones de política exterior continuaron preocupando a Chamberlain. Viajó a París y Roma, con la esperanza de persuadir a los franceses para que acelerasen su rearme y que Mussolini fuese una influencia positiva en Hitler. Varios de los miembros de su gabinete, liderados por el secretario de Exteriores, Edward Wood, comenzaron a apartarse de la política de apaciguamiento. Wood estaba ya convencido de que el pacto, aunque «mejor que una guerra europea», había sido «un negocio horrible y humillante». La repulsión pública sobre lo ocurrido en la Kristallnacht el 9 de noviembre hizo inaceptable cualquier intento de "acercamiento"» con Hitler, aunque Chamberlain no abandonó sus esperanzas.

Aún confiado en la reconciliación con Alemania, pronunció un importante discurso en Birmingham el 28 de enero de 1939 en el que expresó su deseo de paz internacional, y envió una copia anticipada a Hitler en Berchtesgaden. Aparentemente el Führer contestó en su discurso del Reichstag el 30 de enero, en el que declaró que quería una "larga paz". Chamberlain creía que las mejoras en la defensa británica desde la conferencia conducirían al dictador alemán a la mesa de negociaciones. Este suponer fue reforzado por el discurso conciliador de un funcionario nazi que dio la bienvenida al embajador Henderson, de regreso a Berlín tras recibir tratamiento médico en el Reino Unido. Chamberlain respondió con un mitin en Blackburn el 22 de febrero, confiando en que las naciones resolverían sus diferencias a través del comercio, y se sintió satisfecho cuando sus comentarios fueron difundidos en periódicos alemanes.​ Como la situación parecía mejorar, el gobierno de Chamberlain sobre la Cámara de los Comunes se mantuvo firme y convencido de que «jugaría en casa» en una elección a finales de 1939.​