Publicado: Jue May 10, 2007 11:57 am
por Kurt_Steiner
El Tribunal Militar Internacional del Extremo Oriente, (IMTFE, acrónimo de International Military Tribunal of the Far East), estimó en más de 260.000 la cifra de no-combatientes muertos a manos de soldados japoneses en Nanking a finales de 1937 y principios de 1938, si bien algunos expertos cifran esas muertes en más de 350.000.

Iris Chang, en su estremecedor libro The Rape of Nanking: The Forgotten Holocaust of World War II (Penguin, 1998), relata las barbaridades cometidas por los japoneses en esa ciudad.

Quiero traduciros unos pasajes de su Introducción (paginas 4-6):

[Un historiador ha estimado que si los muertos de Nanking enlazaran sus manos, se extenderían desde Nanking hasta la ciudad de Hangchow, cubriendo una distancia de unas doscientas millas. Su sangre pesaría 1.200 toneladas, y sus cuerpos llenarían 2.500 vagones de ferrocarril. Amontonados uno encima de otro, esos cuerpos alcanzarían la altura de un edificio de 74 plantas.

Utilizando números de muertos solo, la masacre (he decidido traducir el término inglés "Rape" no en su sentido literal de "violación" o "expolio", sino como "masacre", que me parece más adecuado a lo que allí sucedió) de Nanking supera muchas de las peores barbaridades de la historia. Los japoneses superaron a los romanos en Cartago (en esa carnicería sólo murieron 150.000), a los ejércitos cristianos durante la Inquisición española, e incluso a alguna de las monstruosidades de Timur Lenk, que asesinó a 100.000 prisioneros en Delhi en 1398 y construyó dos torres de cráneos en Siria en 1400 y 1401.

Ciertamente es una verdad que en este siglo, cuando los instrumentos del asesinato en masa se refinaron completamente, Hitler asesinó a unos 6 millones de judíos y Stalin a más de 40 millones de rusos, pero esas muertes ocurrieron a lo largo de unos cuantos años. En la masacre de Nanking la matanza se concentró en unas pocas semanas.

En realidad, incluso bajo los estándares de la guerra más destructiva de la historia, la masacre de Nanking representa uno de los peores ejemplos de exterminio masivo. Para imaginar su tamaño comparativo, debemos prepararnos para unas cuantas estadísticas más. El número de víctimas de Nanking -una ciudad china sola- excede el número de bajas civiles de algunos países europeos durante toda la guerra. (Gran Bretaña perdió un total de 61.000 civiles, Francia 108.000, Bélgica 101.000, y los Países Bajos 242.000). El bombardeo aéreo se considera por los que reflexionaron sobre estas cosas uno de los instrumentos más formidables de destrucción masiva. Pero incluso los peores ataques de la guerra no excedieron los estragos de Nanking. Es probable que haya muerto más gente en Nanking que en los raids británicos sobre Dresde y las tormentas de fuego que siguieron. (La cifra de 250.000 fue internacionalmente aceptada en la época, pero cuentas más objetivas cifran ahora el número de bajas de Dresde en 60.000 muertos y al menos 30.000 heridos). Realmente, tanto si usamos la cifra más conservadora -260.000- o la más alta -350.000-, conmociona comprobar que esas muertes de Nanking exceden con mucho las muertes provocadas por los raids americanos en Tokio (estimadas entre 80.000 y 120.000) e incluso el número de víctimas combinado de las dos explosiones atómicas en Hiroshima y Nagasaki (estimadas en 140.000 y 70.000, respectivamente).

La masacre de Nanking no sólo debe ser recordada por el número de gente sacrificada sino también por la manera cruel en la que muchos encontraron sus muertes. Los chinos fueron utilizados en concursos de práctica de bayoneta y decapitación. Se estima que entre 20.000 y 80.000 chinas fueron violadas. Muchos soldados fueron más allá de la violación destripando mujeres, rebanándoles sus senos, clavándolas vivas en las paredes. Los padres fueron forzados a violar a sus hijas, y los hijos a sus madres, mientras que otros miembros de la familia observaban. No sólo los enterramientos en vida, castración, trinchado de órganos, y asado de personas se convirtió en rutina, sino que se practicaron torturas más diabólicas, como colgar a personas de sus lenguas en garfios de hierro o enterrar a personas hasta su cinturas y observarlas mientras eran despedazadas por perros pastores alemanes. Tan nauseabundo fue el espectáculo que incluso los nazis de la ciudad quedaron horrorizados, proclamando uno que la masacre fue el trabajo de una "maquinaria bestial".

Sin embargo, la masacre de Nanking sigue siendo un oscuro incidente. A diferencia de las explosiones atómicas en Japón o el Holocausto judío en Europa, los horrores de la masacre de Nanking permanecen virtualmente desconocidos para la gente de fuera de Asia. La masacre permanece ignorada en la mayoría de la literatura histórica publicada en los Estados Unidos.]