Publicado: Vie Mar 30, 2007 11:12 am
por Kurt_Steiner
El invierno de 1939-40 había sido muy frío, y cuando los primeros soldados polacos llegaron de Kozielsk el 8 de abril aún había nieve sobre el terreno y el barro cubría el camino que llevaba desde la estación a la Kosogory ó "colina de las cabras". En Gniezdowo los vagones de Kozielsk, Starobieisk y Ostashkov descargaban sus pasajeros en unas jaulas de alambre de espino rodeada de una fuerte escolta de soldados soviéticos. Esto no pudo resultar demasiado tranquilizador a los oficiales polacos, que seguro que recordarían que el bosque de Katyn había sido usado ya 1919 para la ejecución de numerosos oficiales zaristas. Desde las jaulas, los prisioneros fueron llevados en camiones hasta la Colina de las Cabras, y bajados con las manos atadas. Es fácil imaginar su desespero y horror ante el destino que les esperaba. Si un hombre luchaba o se resistía, parece ser que sus ejecutores ponían su abrigo sobre su cabeza, atándoselo alrededor de su cuello y llevado a rastras a la fosa en la que caería una vez asesinado. Esto ha sido sugerido por la evidencia de numerosos cadáveres que tenían el abrigo alrededor de la cabeza y que el abrigo estaba agujereado por la bala que se había alojado en la base del cráneo.

Es difícil imaginar el estado de ánimo de aquellos que fueron pacíficamente al encuentro de la muerte, con la espantosa imagen de sus camaradas caídos en las fosas, apretados, como sardinas en una lata, ordenadamente dispuestos, mientras los ejecutores se movían arriba y abajo, moviendo los cuerpos como si estuvieran en un matadero. Una vez finalizada la matanza, los asesinos se dedicaron a la más inocente, en apariencia, de las ocupaciones: aplanar el terreno y plantar árboles las tumbas. Y aquí cometieron el primer error. Evidentemente, si los alemanes hubieran asesinado a los polacos en 1941, es dudoso que los ejecutores, de ser alemanes, se hubieran tomado la molestia de plantar árboles para cubrir la masacre. Después de todo, estaban en los umbrales de la victoria. Además, analizados estos jóvenes árboles, un competente botánico reveló sin lugar a duda que el último árbol había sido plantado en mayo de 1940. En 1940 no había nazis por la zona.

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La tumba de los 2.500. La mayor de las siete fosas descubiertas hasta ahora adopta forma de "L". Tiene 8 m. de anchura, 28 m. de longitud en un caso y en otro 16 m. Los oficiales polacos habían sido enterrados en cinco capas, 500 en cada una de ellas.

Los nazis convocan una comisión que Leonard Conti, profesor de 40 años y responsable de los Asuntos de Salud del Reich, (que se suicidaría el 6 de octubre de 1945 en una prisión aliada donde estaba a la espera de juicio por su participación en el programa de eutanasia). Dicha comisión está formada por científicos y médicos de Finlandia, Rumania, Hungría, Suiza, Holanda, Checoslovaquia, Bulgaria, Yugoslavia, Bélgica y Dinamarca y que también incluye un periodista polaco. Dicha comisión sale hacia Katyn a finales de abril. Al llegar a Katyn, en el centro del bosque encuentran una loma, llamada Kosogory ó "colina de las cabras". Bajo sus los abetos han sido descubiertas 8 fosas comunes de una longitud de unos 25-28 metros por 16 de ancho que contienen hasta 12 capas de cadáveres 7 están unas al lado de otras la octava esta apartada hacia el Dnieper.

Los trabajos de investigación son supervisados por los alemanes, pero el verdadero y propio trabajo está dirigido por la Cruz Roja polaca, con el doctor Wodzinski como responsable de la investigación, que tiene a su disposición vecinos de pueblos cercanos y a un grupo de prisioneros de guerra rusos. Los cadáveres son sacados y colocados en fila unos junto a otros, examinados y se sacan los objetos que tienen en los bolsillos. Los uniformes, aún en buen estado, sólo han perdido un poco el color y es imposible desabrochar los bolsillos ni sacar las botas. Para poder sacar los objetos personales y hacer un registro minucioso proceden a cortar las ropas con cuchillos. Los muertos presentan un tiro en la nuca. Además, numerosos prisioneros, ente ellos los generales polacos Smoravinski y Bohatyrewicz, presentan además heridas de bayoneta. Todos los cadáveres tienen sus manos atadas con nudos especiales usados en Rusia. Los cuerpos habían sido sistemáticamente enterrados en fosas comunes, apilados a razón de unos 500 cadáveres por fosa. Sin embargo, a pesar del cuidado que tuvo la policía para evitar dejar rastros y testigos, cometieron otro error, mayor que el de los árboles: muchos de los cuerpos fueron enterrados sin quitarles sus pertenencias, posiblemente debido a la premura con que se efectuaban las ejecuciones.

Todos las objetos hallados (carteras, fotos, medallas, libros, anillos, encendedores, etc.) son numerados y el cadáver que los portaba recibe el mismo número. Entre los muertos se encuentran recortes de periódicos editados por los rusos en lengua polaca, postales, cartas, cuadernos y diarios. Todos ellos tienen fechas anteriores a abril de 1940. Adicionalmente, se descubre que los abetos del bosque tenían cinco años y habían sido trasplantados con dos años de edad, por lo que habían pasado tres desde el trasplante hasta la apertura de las fosas. Por si fuera poco habitantes de la zona prestaron declaración sobre como y donde ocurrieron las matanzas. Un obrero, Krivozehrtzov, comentó que en la primavera de 1940 fue a trabajar a la estación de Gniezdovo y que a primeros de marzo vio llegar trenes con prisioneros polacos que eran después llevados en camiones cerrados hasta el bosque de Katyn y que los lugareños los llamaban (a los camiones) "ciornyj woron" - cuervos negros -. Con los camiones iban autos civiles que les precedían y cerraban la comitiva. Luego supo que los prisioneros eran polacos y procedían de Kozielsk.

A 30 de abril de 1943 se han exhumado 982 cuerpos y se ha identificado un 70 % de ellos. El profesor Buthy lleva a cabo numerosas disecciones de los cadáveres, y se confirma que todos murieron por heridas de bala en la cabeza, hallándose el orificio de entrada en la nuca. En la mayoría de los casos sólo se disparó una bala, pero se encuentran algunos cráneos con dos balas en su interior, y un caso extraordinario con tres balas. Todos los proyectiles tenían menos de 8 mm -7.65mm, para ser exactos. Por los daños causados se presume que los disparos fueron realizados con el cañón presionando la nuca o a muy corta distancia de esta. La asombrosa regularidad de las heridas permite presuponer que todos los disparos fueron hechos por manos experimentados. Asimismo, los cadáveres mostraban un método similar de atar las manos y en algunos casos, heridas causadas por bayonetas. El método era similar al hallado en los cadáveres de civiles rusos encontrados posteriormente en el bosque de Katyn.

Tampoco había lugar a dudas de la nacionalidad de los uniformes, extremadamente bien conservados. Además, era ropa de invierno. Los uniformes se correspondían perfectamente con las medidas del portador. Curiosamente, no se encontraron anillos ni relojes en los cadáveres, aunque los diarios hallados en los cadáveres permite suponer que sus dueños aún los conservaban en sus últimos días, quizás horas, de vida. Además, los diarios, periódicos y la correspondencia hallada en los cadáveres correspondían al periodo comprendido entre el otoño de 1939 y marzo y abril de 1940. El periódico más reciente estaba fechado en 22 de abril de 1940.