Publicado: Mar Nov 11, 2008 4:15 pm
por Joaquin Garcia Morato
Hola, amigos:
Recientemente he podido leer, en su versión digital, uno de los libros que se suelen citar como referencia; se trata de " Berlín: La caída ", de Antony Beevor. Aunque tiene más de 380 páginas, he sacado los tramos que, a mi entender, resumen bastante bien la idea que de los hechos da el autor, y que paso a poneros:




Este fragmento también reconoce de manera indirecta que hubo muchos casos de violación en
Polonia. Sin embargo, resulta aún más chocante el que los oficiales y soldados del Ejército Rojo
violasen también a mujeres y niñas ucranianas, rusas y bielorrusas liberadas de los campos alemanes de trabajo forzado. Muchas de las más jóvenes tenían tan sólo dieciséis años cuando las llevaron al Reich, mientras que otras no contaban más de catorce . Las violaciones generalizadas de mujeres arrancadas a la fuerza de la Unión Soviética socava por completo cualquier intento de justificar el comportamiento del Ejército Rojo en virtud de un deseo de venganza por la brutalidad demostrada por los alemanes durante su invasión. De este hecho no sólo dan fe los cuadernos inéditos de Vasily Grossman, sino que existe un informe muy detallado que va mucho más allá



Los oficiales y sus hombres se comportaron de un modo irreprochable; de hecho, los primeros llegaron incluso a prevenirla ante las tropas del segundo escalón, que no tardarían en llegar. Su advertencia resultó estar justificada por completo, aunque las
oportunidades de escapar eran nulas. Monjas, muchachas jóvenes, mujeres ancianas, embarazadas y madres que acababan de alumbrar fueron víctimas de impías violaciones . Una mujer comparó lo sucedido allí con "los horrores propios de la Edad Media".



En Berlín, los sentimientos de la población civil eran contradictorios. Si bien estaban resentidos por el pillaje y las violaciones, también se mostraban asombrados y agradecidos por los grandes esfuerzos que llevaba a cabo el Ejército Rojo para alimentar a los berlineses. La propaganda nazi los había convencido de que los harían morir de hambre de un modo sistemático. El general Berzarin, que salió a la calle para charlar con los alemanes que hacían cola frente a las cocinas de campaña soviéticas, se convirtió en poco tiempo en un héroe para los berlineses, consideración que ya gozaba entre sus propios hombres. Su muerte en un accidente de moto provocado por un conductor bebido llenó a todos de consternación e hizo que corriesen rumores entre los alemanes de
que lo habían asesinado los del NKVD.


A los berlineses les sorprendió más por una forma de ayuda alimentaria de carácter menos altruista: los soldados soviéticos aparecían con pedazos de carne y pedían a las amas de casa que se los cocinaran a cambio de una porción. Al igual que todos los soldados, querían "poner los pies bajo una mesa" situada en la cocina real de una casa de verdad. Siempre llevaban consigo algo de alcohol, y tras la comida era costumbre que todos bebieran por la paz con aire solemne. Después de esto, los soldados insistían en brindar "por las damas".



El peor error cometido por las autoridades militares alemanas había sido su negativa a destruir las reservas de alcohol que se encontraban en la ruta que tomaba el Ejército Rojo a medida que avanzaba. Esta decisión se basaba en la idea de que un enemigo borracho no podría luchar. Sin embargo, y para desgracia de la población femenina, el alcohol era precisamente lo que cumplía a los soldados del Ejército Rojo para lograr el coraje que necesitaban para cometer violaciones además de celebrar el final de una guerra tan terrible.



En total se cree que fueron forzadas al menos dos millones de mujeres alemanas, y una minoría sustancial —que tal vez llegue más bien a ser una mayoría— fue sometida a violaciones múltiples


De la lectura de dicho libro, nada me ha llamado particularmente la atención, ni tampoco he encontrado exageraciones intencionadas o tendenciosas, aunque sí he de confesar que la cifra de 2.000.000 me parece una barbaridad, hecha la lógica salvedad de que, como en otros crímenes, no es la cantidad sino la esencia en sí de los actos lo que los hacen crímenes horrendos. No obstante, obviamente que sacaréis vuestras propias conclusiones, y que me gustará mucho conocer.

:D Un saludo cordial.
Joaquin Garcia Morato.