Publicado: Sab Sep 12, 2020 12:13 pm
por Kurt_Steiner
Franz Ziereis era el jefe superior de Mauthausen, cuidaba extremadamente su aspecto y cojia poses altaneras, por lo que los presos españoles le apodaron “el pavo”.

El capitán Bachmayer era el responsable directo de los presos y se portaba con ellos con gran crueldad, cometiendo un sinfín de asesinatos con sus propias manos. Fue el responsable de la muerte de las dos terceras partes de los españoles, pero ejerció hacia los supervivientes una cierta protección.

De los presos españoles, aproximadamente dos de cada tres murieron .La mayoría de las muertes eran por agotamiento, unido al hambre: la alimentación insuficiente, el trabajo duro y a la intemperie. Es cierto que una parte de los españoles fueron gaseados en el centro de eutanasia de Hartheim.

Esta muy bien documentado lo que le ocurrió al colectivo español gracias a la sigilosa acción de varios presos situados en puestos clave.

Casimir Climent Sarrion, Valenciano. Estuvo empleado en la Politische Abteilung, policía política o policía del campo. Entre sus cometidos estaba llevar la burocracia de los españoles, mas tarde se le añade a José Bailina Sibila. Decidieron guardar documentación del paso de españoles y ocultándolas como si fueran fichas nuevas en el almacén de papelería.

José de Diego Herranz, nacidp en Barcelona; trabajaba como secretario del campo, lo que le salvoóde una muerte segura en la mina. Entró en este puesto gracias a otro compañero español. Trataba mucho con el capitán Bachmayer y en ocasiones, con el paso del tiempo, tuvo cierta influencia sobre determinadas dediciones. Según cifras presentadas por José Borras, basada en los datos que Climent recogió, en Mathausen murieron 4761 españoles, de los cuales 348 murieron en el campo central, 3893 en Gusen y 431 gaseados en el castillo de Hartheim. La mayor parte de ellos eran hombres entre 20 y 40 años. En 19 casos no llegaban a la veintena.

La fotografía fue un elemento técnico más en el aparato represivo y de exterminio. Hubo la voluntad de documentar gráficamente algunos aspectos tanto de los campos y sus funciones como del grupo humano que llegaba a ellos y terminaba allí sus días. A la prensa se le daba las fotos “autorizadas” para utilizarlas de propaganda.

En 1940 aparece en Mauthausen un servicio fotográfico. Se conservan fotos de las fotos más comprometedoras para las SS del funcionamiento de aquel campo. ¿Como que las SS no destruyeron esas fotos comprometedoras? Por que al final de la guerra algunos presos tomaron una serie de iniciativas.

En 1941 entró el primer español en el servicio de fotografía, García Alonso. Boix fue el segundo en incorporarse, a finales de agosto de 1941, aunque al principio estuvo en los kommando de carreteras y de garajes antes de terminar en este. En el periodo que transcurre entre 1944-1945 Boix tomo una posición de mando entre los presos del laboratorio y tuvieron tres suboficiales distintos de las SS, el primero Fritz Kornatz, después Paul Ricken y finalmente Hermann Schinlauer.

Según Ricken, sus fotografías eran de todo tipo (retratos de los SS, fotos de identificación, muertes por disparos, suicidios, accidentes, por causas médicas y acontecimientos varios del campo). En las fotografías de identificación se utilizaban clichés especiales que permitía conservar juntos los tres negativos. Las fotografías de acontecimientos especiales, como la visita de Himmler , como de altos cargos de las SS. De estas visitas se tomaban un gran numero de fotografías y eran muy solicitadas por las SS. Boix declaró en Nuremberg que debían de conservar el nombre y la fecha, pues muchos SS pedían copias del álbum.

Boix, aún siendo un preso con jerarquía -Prominenten (clase alta)- no era prepotente ni altanero con sus compañeros, sino todo lo contrario; era como ellos dicen, “uno de los nuestros”; no trataba con superioridad a los pobres del campo. Boix, para conseguir ciertos favores (como un buen puesto a un compañero), les revelaba a los nazis los carretes o películas, incluso les hacía retratos con sus familias, de este modo conseguía su “clientela”. Un caso de favor fue Joan Tarrago, destinado gracias a Boix a las cocinas de las SS.