Publicado: Jue Jul 30, 2020 10:05 pm
Hacia finales de 1938, Francia se dio cuenta de que el Bearn no estaba a la altura de su misión y se encargaron los dos portaaviones Joffre que lo reemplazaría. Pero, al comienzo de la guerra, el Bearn era todavía el único portaaviones francés, sin cazas y sin aviones de reconocimiento. Justo antes del comienzo de las hostilidades, se le añadieron cañones antiaéreos.
Su única patrulla de combate tuvo lugar durante las primeras semanas de la guerra, en un fallido intento de localizar los acorazados de bolsillo alemanes. Todas las carencias del barco quedaron de manifiesto y los franceses decidieron dejar de usarlo como portaaviones. A finales de septiembre de 1939 el Bearn partió hacia Norteamérica, transportando las reservas de oro francesas, escoltado por los cruceros ligeros Jeanne d'Arc y Émile Bertin y un par de avisos de la clase Bougainvilles. Tras este viaje, fue destinado al Mediterráneo, donde comenzaría a reconstruir su flota aérea.
Al comenzar la invasión alemana, los bombarderos en picado V-156F del Bearn, los únicos aviones que embarcaba, fueron enviadoos a ayudar en la apurada situación, pese a que los pilotos navales no habían sido entrenado en misioens de ataque a tierra. Tres aviones fueron derribados por los cazas de la Luftwaffe y un cuarto por los antiaéreos. Los supervivientes se retiraron al sur. Al producirse el ataque italiano, una media docena fueron destruidos en tierra y el resto voló a Córcega, donde los pilotos los abandonaron.
Mientras, el Bearn fue cargado pon con más oro y enviado a Canada, donde embarcaría 15 cazas Curtiss H-75A-4, 25 aviones Stinson 105 y 6 Brewster Buffalo para Bélgica, además de 44 SBC Helldiver excedentes de la US Navy. El portaaviones, con el Jeanne d'Arc, partieron hacia Brest el 16 de junio desde Halifax. A mitad de camino, se le ordenó desviarse a la Martinica, pues los puertos franceses del Atlántico habían caido en manos alemanas. El 25 de junio de 1940, Francia se rindió. El Bearn estaba en Fort-au-France, una base naval en Martinica. El gobernador de la pequeña isla era pro-Vichy, mientras que la tripulación del Bearn estaba dividida entre partidarios de Vichy y los de de Gaulle.
Los aviones fueron descargados al carecer de instrucciones al respecto. Allí, en el húmedo clima caribeño, los aviones quedaron inutilizables uno por uno.
Brewster Buffalo en la Martinica, parte de la abandonada carga del Bearn
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Su única patrulla de combate tuvo lugar durante las primeras semanas de la guerra, en un fallido intento de localizar los acorazados de bolsillo alemanes. Todas las carencias del barco quedaron de manifiesto y los franceses decidieron dejar de usarlo como portaaviones. A finales de septiembre de 1939 el Bearn partió hacia Norteamérica, transportando las reservas de oro francesas, escoltado por los cruceros ligeros Jeanne d'Arc y Émile Bertin y un par de avisos de la clase Bougainvilles. Tras este viaje, fue destinado al Mediterráneo, donde comenzaría a reconstruir su flota aérea.
Al comenzar la invasión alemana, los bombarderos en picado V-156F del Bearn, los únicos aviones que embarcaba, fueron enviadoos a ayudar en la apurada situación, pese a que los pilotos navales no habían sido entrenado en misioens de ataque a tierra. Tres aviones fueron derribados por los cazas de la Luftwaffe y un cuarto por los antiaéreos. Los supervivientes se retiraron al sur. Al producirse el ataque italiano, una media docena fueron destruidos en tierra y el resto voló a Córcega, donde los pilotos los abandonaron.
Mientras, el Bearn fue cargado pon con más oro y enviado a Canada, donde embarcaría 15 cazas Curtiss H-75A-4, 25 aviones Stinson 105 y 6 Brewster Buffalo para Bélgica, además de 44 SBC Helldiver excedentes de la US Navy. El portaaviones, con el Jeanne d'Arc, partieron hacia Brest el 16 de junio desde Halifax. A mitad de camino, se le ordenó desviarse a la Martinica, pues los puertos franceses del Atlántico habían caido en manos alemanas. El 25 de junio de 1940, Francia se rindió. El Bearn estaba en Fort-au-France, una base naval en Martinica. El gobernador de la pequeña isla era pro-Vichy, mientras que la tripulación del Bearn estaba dividida entre partidarios de Vichy y los de de Gaulle.
Los aviones fueron descargados al carecer de instrucciones al respecto. Allí, en el húmedo clima caribeño, los aviones quedaron inutilizables uno por uno.
Brewster Buffalo en la Martinica, parte de la abandonada carga del Bearn
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