Publicado: Dom Dic 30, 2007 7:09 pm
por Domper
El humo de las cortinas de humo navales no es producto de la combustión. Los barcos de la época contaban con generadores de humo, que eran aparatos que producían grandes cantidades de humo muy oscuro mediante mecanismos diversos.

Básicamente eran dos: o dispersando en el aire hidrocarburos (aceite, fuel o similares), o mediante sustancias químicas que reaccionan con el agua.

Los sistemas con hidrocarburos suelen dispersar estos en aire caliente, produciendo una especie de "niebla" de color oscuro. Es importante entender que los generadores NO queman el fuel. Un sistema de este tipo se usaba en muchos carros de combate soviéticos (como la serie de los T44/54/55/62): unos inyectores dispersaban fuel sobre los tubos de escape calientes, se conseguía una mezcla de fuel y aire que se elevaba rápidamente y tardaba en dispersarse. En los buques se conseguía el mismo efecto inyectando estos productos en las chimeneas.

Los sistemas químicos dispersan sustancias químicas en el aire, produciendo una "niebla" de colores variados (desde blanco del fósforo a casi negra) y que es persistente. Muchos de estos agentes son muy tóxicos. Especialmente el ácido clorosulfónico, ampliamente empleado en la SGM: es una sustancia muy corrosiva (intermedia entre el ácido clorhídrico y el sulfúrico) que reacciona violentamente con el agua, dispersándose y produciendo un humo espeso y muy corrosivo.

La ventaja de los sistemas químicos es que producen humo muy rápidamente, la desventaja la necesidad de almacenamiento, el precio, y sobre todo la toxicidad. En Leyte fueron usados profusamente para ocultar el fondeadero a los ataques kamikaze, con el resultado de sufrir intoxicaciones más o menos severas en bastante personal, especialmente si era añoso y expuesto, como le ocurrió a algún almirante (lamento no recordar el nombre).

Como anécdota, la Aviación Española recibió unos cuantos hidros He-114 tras la guerra civil que equiparon una sección de reconocimiento basada en San Javier, en el Mar Menor (una albufera de la costa mediterránea española). Estos hidros tenían en sus flotadores depósitos de ácido clorosulfónico. Pues bien, sólo se probaron una vez: el viento llevó la nube hacia el cercano pueblo de San Javier, arrasando con la colada tendida a secar. La protesta de las amas de casa hizo que ese artilugio se desechase.

Saludos