Publicado: Jue Sep 12, 2019 11:24 am
por José Luis
¡Hola a todos!

Ya han pasado algunos años desde que intervine aquí. A mi juicio, algunos intervinientes siguen sin comprender el fondo del asunto que plantea la pregunta de este hilo. No se trata de una cuestión puramente semántica (como alguien ha derivado), de una cuestión nominal o de una cuestión de gustos objetivos o subjetivos. Se trata, en mi opinión, de establecer si las fuerzas armadas, como una institución del Estado nacionalsocialista alemán de 1933-1945, se regían y funcionaban institucionalmente conforme a los principios básicos de la ideología nazi. No se trata de establecer si los miembros de las fuerzas armadas, tomados individualmente, compartían o no en su fuero interno esos principios, sino si su papel en las fuerzas armadas respondía, en general, a esos principios. Y la respuesta es rotundamente positiva, y no porque lo diga yo, sino porque así lo muestran los hechos y porque así lo establecieron los propios jefes de esas fuerzas armadas.

Ya el 11 de abril de 1933, el comandante en jefe de la Wehrmacht y Ministro de Guerra, Blomberg, ordenó que el Reichswehr se alineara con el movimiento nacionalsocialista, y unos meses después, el 1 de junio de 1933, anunció que la "existencia no-política" del Reichswehr se había acabado. En realidad, lo de un Reichswehr apolítico era un auténtico mito creado por Hans von Seeckt, pero dejemos este mito al margen del debate. Blomberg ordenó en la última fecha que señalé que la tarea era ahora "servir al movimiento nacional con toda dedicación". Y en diciembre de 1933, al tiempo que se establecía un ejército con una fuerza de 300.000 hombres (en contraste con los 100.000 hombres impuestos por el Tratado de Paz de Versalles), el liderazgo del Reichswehr comenzó a inculcar ideológicamente a todos sus miembros siguiendo las ideas del Estado Nacionalsocialista. El encargado de dirigir esta inculcación ideológica fue el mayor Hermann Foertsch, del departamento de asuntos internos de la Oficina de la Wehrmacht, quien así lo comunicó a los oficiales de inteligencia el 17 de abril de 1934, fecha a partir de la cual estos oficiales recibieron una o dos veces al mes unas guías con las "instrucciones sobre asuntos políticos del día", donde no faltaban las explicaciones sobre los asuntos ideológicos nazis como la "política racial" y la "cuestión judía".

Con la reintroducción del servicio militar obligatorio y el establecimiento oficial de la Wehrmacht (21 de mayo de 1935), su liderazgo y sus comandantes acometieron un proceso realmente nuevo en la historia alemana: tenían que imbuir en sus tropas un espíritu y una identidad nacionalsocialista. En su orden básica de 16 de abril de 1935 Blomberg se refirió al Mein Kampf de Hitler como "un crisol nacional y social para criar un nuevo tipo de alemán". La Wehrmacht tenía que ser, declaró Blomberg, la gran escuela para educar a la nación en el nacionalsocialismo. El 30 de enero de 1936 Blomberg cursó una orden para el entrenamiento y educación política uniformes del cuerpo de oficiales. En ella se declaraba que para poder cumplimentar plenamente su "tarea de liderazgo para el pueblo y el estado" los oficiales de las tres ramas de la Wehrmacht debían "poseer la ideología nacionalsocialista con unanimidad espiritual, como algo propio y de profunda convicción". Para ello ordenó que los colegios y academias del Heer, de la Kriegsmarine y de la Luftwaffe dedicaran al menos dos horas al mes a la "enseñanza política nacional". El 29 de febrero de 1938 Blomberg ordenó que esa enseñanza política incluyera también la "teoría racial" y "temas de salud hereditaria".

Todos los entrecomillados anteriores están sacados de Jürgen Förster (A.Ideological Warfare in Germany, 1919 to 1945, capítulo II. The Politicitation of the Reichswerh/Wehrmacht) en la serie Germany and the Second World War, Volume IX/I: German Wartime Society 1939–1945: Politicization, Disintegration, and the Struggle for Survival (Oxford University Press, 2008) p. 485 y ss.

Básicamente, desde el juramento de obediencia incondicional a la persona de Adolf Hitler por parte de los miembros del Reichswehr en 1934 (un hecho insólito en la historia alemana), siguiendo por la etapa de "luna de miel" entre la Wehrmacht y Hitler (1934-1938), el adoctrinamiento ideológico de los oficiales, suboficiales y tropas de la Wehrmacht en los principios básicos del nacionalsocialismo, que siempre fue in crescendo, la purga del generalato no fiable de Hitler en febrero-marzo de 1938, el autonombramiento de Hitler como comandante en jefe de la Wehrmacht en 1938 (y en diciembre de 1941 como comandante en jefe del Heer), el acatamiento del liderazgo y comandantes del Heer de las "órdenes criminales" de Hitler para Barbarroja, la participación activa y pasiva de los integrantes del Ostheer en los crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad en la guerra contra la URSS (y en otros teatros de la guerra), la reafirmación de Rundstedt, en representación de los mariscales de campo, del juramento de obediencia incondicional a Hitler en 1944, y un montón de hechos más que el tiempo que tengo no me da para detallar, es del todo imposible hablar institucionalmente de un ejército alemán no nazi, pues todos los hechos en su historia bajo el Tercer Reich muestran lo contrario.

Los integrantes de la Wehrmacht que en su fuero interno estaban individualmente en contra de la deriva criminal nazi son anécdota, y no se debe convertir la anécdota en categoría. Incluso aquellos que, arriesgando sus vidas y las de sus familias, se decantaron finalmente por luchar contra el régimen nazi (lucha que simbolizó en su expresión más gráfica y trágica el fallido atentado y golpe de estado de julio de 1944) no dejan de ser una anécdota en contraposición a la categoría nazi. Sin embargo, quiero reiterar que no creo acertado enjuiciar la pregunta de este hilo desde la posición individual de lo que pensaban en su fuero interno los integrantes de la Wehrmacht del nacionalsocialismo (todos sabemos que no todos ellos eran nazis, y menos entre las tropas), sino desde la posición institucional que adoptó la Wehrmacht y su liderazgo en y ante el Estado Nacionalsocialista en tiempos de paz y tiempos de guerra, y el papel que jugó en el apoyo, consolidación y expansión del nacionalsocialismo dentro y fuera de Alemania, y su participación y complicidad con los objetivos de las políticas nazis. Ante estos hechos es absolutamente imposible hablar de independencia o autonomía de la Wehrmacht frente al gobierno nazi, y es más justo hablar de una adhesión voluntaria de la Wehrmacht a la ideología nazi (ya fuese en muchos casos por convicción, en los más por oportunismo cuando no por adoctrinamiento).

Cuando acabó la guerra, un periodista americano que indagaba acerca de la posición que habían tomado políticos, militares, ciudadanos, etc., ante el régimen nazi desde su llegada al poder en 1933, se quedó boquiabierto al ver que no encontraba ningún nazi por ninguna parte. Todas aquellas personas a las que había entrevistado se habían declarado antinazis o ajenos a los nazis. En la Alemania de la primavera de 1945 no había nazis, ironizaba el periodista. A mí me parece igualmente una ironía el que haya personas que crean que el ejército alemán de 1933-1945 no era nazi.

Saludos cordiales
JL