Publicado: Dom Abr 08, 2007 12:04 pm
por Kurt_Steiner
Tras sufrir durante 2 horas aquel terrible castigo y sin capacidad alguna de respuesta ya, Lindemann (Lo más probable era que Lütjens ya hubiera muerto) ordenó abrir los grifos de fondo y explosionar las cargas de autodestrucción para hundir la nave e impedir su captura. El BISMARCK ya no disparaba, y su cubierta se hallaba llena de heridos y muertos, pero eso no importó a los británicas que continuaron machacando la nave hasta el final. A pesar de todo, tuvieron que ser los propios marinos del BISMARCK los que lo hundieran a las 1039.

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La última imagen del BISMARCK durante el combate final. El acorazado alemán, a la derecha de la imagen, incapaz de aguantarse a rumbo navega a toda máquina entre los piques de los proyectiles británicos.

Lindemann ordenó el abandono de la nave. Más de 800 hombres consiguieron ganar la cubierta y saltar al frío mar mientras el BISMARCK se hundía con muchos otros aún vivos, atrapados en sus entrañas de acero. Entonces, los náufragos pudieron ver algo que los estremeció. El capitán Lindemann corrió por el castillo, trepó por la cubierta, venciendo la cada vez más acusada escora de la nave y, abrazándose al mástil del torrotito, se irguió saludando al puente mientras la nave se hundía con él.

Cuando tenía 13 años le había comentado a su hermano que su mayor ilusión era hacerse marino y hundirse con su nave.

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