Publicado: Lun Jul 09, 2007 3:18 pm
por Domper
El autogiro Focke Achgelis Fa330, del que podemos ver unas imágenes (de Wikipedia):

Imagen

Imagen

http://translate.google.com/translate?u=http%3A%2F%2Fde.wikipedia.org%2Fwiki%2FFocke-Achgelis_FA_330&langpair=de%7Cfr&hl=en&ie=UTF8 (versión traducida al gabacho)

… no fue salvo un intento con escasas perspectivas, pues nacía de un concepto anticuado: que el submarino descubriría y seguiría a sus presas con medios exclusivamente visuales, en un mar casi vacío.

La idea era que el autogiro ampliaría el horizonte visible (muy pequeño desde la baja torre de un submarino) permitiéndole descubrir a gran distancia al enemigo, tanto a buques mercantes como a posibles amenazas. Una vez detectado, se recogía el autogiro y se atacaba (o de huía). El ingenio se podía montar y lanzar en siete minutos, y recoger en dos. En caso preciso, el tripulante podía desprender las aspas del rotor y abandonar la nave en paracaídas.

Aparentemente era todo un invento. En la práctica, un fiasco, que hubiese podido tener utilidad en los "tiempos felices" de 1942, pero que era peligrosísimo (casi suicida) en 1943.

El motivo es evidente. En 1943, un submarino, si quería sobrevivir, debía pasar desapercibido. Un autogiro ampliaba el horizonte de búsqueda, pero también se podía detectar, especialmente mediante radares (que se las apañan mejor con aeronaves que con submarinos). Una vez detectado el submarino, sería atacado y tenía muchas posibilidades de ser hundido, en las cazas metódicas de la fase final de la Batalla del Atlántico. Y si el submarino era atacado por un avión, peor aún. De hecho, uno de los pocos autogiros supervivientes capturados mostraba un agujero de bala en un aspa.

Respecto al mecanismo de abandono de emergencia, me parece que sería un suicidio. En teoría, las aspas salían disparadas el tripulante saltaba en paracaídas, y era recogido por el submarino. En la práctica, cualquiera de esas maniobras era muy difícil:

- Primero, las aspas tenían que desprenderse todas, y simultáneamente. De lo contrario, la aeronave se desequilibraría, giraría como una peonza, y caería al agua como una piedra.

- Si las aspas no se desprendían bien, el tripulante no podría saltar. Si lo hacía, seguía siendo difícil saltar de un vehículo que caía libremente, separarse de él y abrir el paracaídas, todo desde menos de 200 m de altura.

- Y si el tripulante podía saltar, aún tenía que ser recogido pro un submarino que estaba siendo atacado.

La oficina de diseño soviética (ahora rusa) Kamov diseñó un sistema similar para sus helicópteros de ataque, pero tras 60 años de experiencia con pernos explosivos, y asociado a asientos eyectores. Tecnología de los noventa, no del 42.

Ni discuto los problemas que supone ser remolcado en un engendro sin propulsión, que depende de la energía externa para mantenerse en vuelo, desde un submarino, una plataforma inestable que cabecea. Como se ha dicho, se fabricaron 112 unidades, pero apenas fueron utilizados, y sólo un buque fue hundido gracias a su actuación. Una pérdida de tiempo y de dinero.

(sigue)