Publicado: Vie Abr 06, 2007 1:12 pm
por Kurt_Steiner
Obtenida ya la colaboración soviética, parecía que el proyecto cristalizaría rápidamente. Sin embargo, quedaban todavía muchas imprevistas dificultades que vencer. En primer lugar, el mando norteamericano, a través de su recién creado USAAF Eastern Command, llegó a la conclusión de que, por Insuperables obstáculos técnicos, los seis pretendidos aeródromos se reducirían a tres: Poltava, Mirgorad y Piriatin, demasiado alejados hacia el este para los propósitos estadounidenses. Además, era imprescindible efectuar grandes obras de reconstrucción en estas bases recién reconquistadas por los soviéticos, tarea en la que, por cierto, los rusos colaboraron con entusiasmo. Por otro lado, era necesario enviar allí - vías océano Glaciar Artico o Golfo Pérsico- ingentes cantidades de repuestos, armamento, combustible, etc., además del personal correspondiente al escalón dé tierra. Justamente esta última cuestión originó nuevas pugnas entre rusos y norteamericanos, ya que mientras los segundos cifraban sus necesidades en un número determinado de personas, los primeras insistían tenazmente en reducirlo.

Tampoco prosperaron las demandas norteamericanas para conseguir la instalación permanente en los tres aeródromos rusos de los convenientes grupos de caza nocturna estadounidense. La posición soviética a este respecto fue irreductible y ni siquiera se alteró, más adelante, después del demoledor ataque alemán. Así, en fase de preparativos, pasaron las meses de marzo, abril y mayo de 1944, hasta que a fines de este último mes las bases rusas quedaron dispuestas para recibir a los bombarderos norteamericanos. Durante este tiempo la situación bélica había variado notoriamente. De una parte la ofensiva soviética había profundizado extraordinariamente, lo que si bien constituía un importante éxito, ofrecía e1 Inconveniente de dejar bastante atrás las tres bases rusas de futura utilización norteamericana. De otra -no todo iban a ser desventajas -el bombardeo aéreo estratégico angloamericano contra Alemania estaba en pleno apogeo y la caza alemana, a pesar de su bravura, estaba en condiciones de tremenda inferioridad numérica y no podía atender a todas las constantes demandas.

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Carl A. Spaatz
General, United States Air Force

Decidida ya la primera misión Frantic, el general Spaatz, jefe de las Fuerzas Aéreas Norteamericanas en Europa, la asignó, a titulo de prueba, a la XV Fuerza Aérea, estacionada en Italia. Así, alrededor de las siete de la mañana del día 2 de junio de 1944, 130 B-17 y 70 cazas P-51 Mustang despegaron de la zona italiana de Bar¡ y Foggia, para atacar Debreczen (Hungría) y continuar luego hacia su refugio de las bases rusas. El momento psicológico no podía ser mejor. Efectivamente, en tanto que la ofensiva soviética seguía adelante, en Italia los angloamericanos había quebrado al fin la tenaz resistencia alemana en Monte Cassino y estaban progresando rápidamente hacia el norte (el día 4 de junio entrarían sin lucha en Roma). Y eso no era todo: cuatro días después, en la madrugada del 6, los ejércitos angloamericanos ponían en práctica el tan largamente preparado Plan Overlord, o sea, el desembarco en Normandía.

El éxito de la primera mision Frantic fue total, registrándose únicamente la pérdida de un B-17. La llegada a los aeródromos rusos (las Fortalezas Volantes a Poltava y Mirgorod y los Mustang a Piriatin) fue triunfal, dando ocasión a que los rusos dispensaran un apoteósico recibimiento a sus aliados y, en todos los escalones, hicieran bien patente su entusiasta deseo de confraternización. Dos días después, a modo de acción intermedia -partiendo y regresando a los aeródromos soviéticos- los bombarderos norteamericanos atacaron Mielec (Polonia) y Galatz (Rumania), sufriendo solamente la pérdida de dos P-51. Esta primera misión concluyó el 11 de junio con el regreso de los aviones norteamericanos a Italia. Durante este vuelo atacaron el aeródromo germano instalado en Foscani (Rumania). La reacción alemana fue escasa y sólo pudo anotarse el derribo de una "fortaleza volante".

La feliz arribada a las bases italianas fue -según frases textuales de las fuentes oficiales norteamericanas "un motivo de jubilosa publicidad y de formulación de optimistas planes para el próximo futuro". En atención a la cordialidad de las reladiones ruso - americanas, los órganos estadounidenses permitieron de buen grado que fueran sus homónimos soviéticos los primeros en proporcionar la noticia tanto del acuerda "Frantic" como el éxito obtenido en su primera misión.

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Llevando bombas a los B-17