Publicado: Mar Sep 25, 2007 4:07 pm
por Domper
Algunos detalles sobre las armas biológicas.

Lo primero, lo de Heydrich. La muerte por septicemia es algo completamente normal en la era preantibiótica, en la que un corte infectado, un flemón dentario o un panadizo se nos podían llevar al otro mundo en días. Basta con leer obras juveniles norteamericanas previas o poco posteriores a la guerra, para ver el hincapié que se hace en la limpieza y desinfección (con yodo, bastante doloroso) de mínimas heridas. Hoy hemos dejado de lado esas precauciones tan estrictas. En parte por la mayor higiene, epro sobre todo porque casi nadie muere de una herida infectada.

Por otra parte es muy difícil conseguir una bomba de mano que pueda propagar gérmenes: la mayor parte de ellos se destruyen en el almacenamiento o con la explosión (las esquirlas alcanzan temperaturas muy elevadas).

Respecto a las armas biológicas, clásicamente se dividen en dos:

- Letales. La intención es matar al enemigo igual que se hace con bombas atómicas, gas nervioso o lo que sea. Hay bastantes opciones (aunque los filovirus o arenavirus son de películas, su transmisión entre humanos tiene una tasa muy baja) siendo las mejores la peste y sobre todo el ántrax. Incluso hoy la peste neumónica (producida tras la liberación de la bacteria por aerosoles) es letal si no se trata precozmente. El ántrax es aún más letal: hasta los ataques en USA no se sabía que un ántrax pulmonar pudiese curarse con dosis altas de antibióticos, se pensaba que era letal en el 100% de los casos. Pero pueden tratarse un puñado de enfermos, no decenas de miles. Tiene las ventajas añadidas del fácil almacenamiento y que contamina permanentemente los terrenos. Aunque esto puede ser a la postre una desventaja.

La toxina botulínica es potentísima, pero su distribución es más difícil, ya que se trata simplemente de un veneno, no infecta como las enfermedades antedichas.

Ambas enfermedades tienen una ventaja añadida: salvo en condiciones de pésima higiene, no son contagiosas o lo son poco entre humanos. La peste neumónica lo es (y mucho) pero su evolución es tan rápida que resulta difícil que un enfermo contagie a muchas personas, y no hay demasiadas ratas y pulgas. El ántrax no es contagioso entre humanos salvo manipulación de tejidos o fluidos infectados. Esto, por raro que parezcan es ventajoso: se evita la extensión incontrolada de una epidemia.

Por eso no son buenas armas los virus de transmisión respiratoria (del tipo de la gripe o la viruela), puede producir una pandemia que al final puede afectar al atacante o forzarle a tomar medidas de protección. Que es muchas veces el objetivo real de estas armas.

Un inciso: protegerse contra armas químicas o biológicas, si se proporciona una alerta, no es excesivamente difícil: con mascarillas, no salir de casa (o de refugios), higiene estricta, esperar un par de días soleados, basta. Pero eso disminuye la productividad (lógicamente),y puede llegar a imposibilitar la vida en las ciudades o el combate, por la necesidad de estar muy protegidos (equipos NBQ). Policías, bomberos, panaderos, carteros, serían las víctimas de esos ataques. Si no hay alerta, lo serían todos, claro.

Volviendo al tema: los virus de transmisión aérea no sólo son agentes poco deseables, sino de almacenamiento y "distribución" difícil, con la excepción del virus de la viruela, contra el que una gran proporción de la población estaba inmunizada en los cuarenta (hoy es otra cosa). Además es más difícil cultivar y almacenar virus que bacterias.

Los agentes letales son los deseables como armas de destrucción masiva (en un intercambio nuclear) o como arma terrorista. No son muy buenos en guerras convencionales: se puede destruir media Alemania con ántrax, pero luego sería imposible conquistarla: una zona infectada quedará prohibida para ambos bandos. Eso sí, son armas adecuadas para represalia: yo puedo no tener gas nervioso, pero puedo amenazar con un contraataque con ántrax. El hecho es que Hitler no usó gas nervioso contra los aliados, supongo que porque sabría que la siguiente misión del Bomber Command sería con fosgeno o con ántrax.

(todo esto es repugnante; sigamos)

No he citado lo obvio, lo ideal es un agente que permita la vacunación de la población y tropas propias. Si puedo fabricar una vacuna contra el virus Marburg, será el agente ideal para usar. En teoría. En la práctica, no es fácil desarrollar y luego fabricar en grandes cantidades estas vacunas, y más difícil es que su distribución pase inadvertida: si los chinos/iraníes/norcoreanos o lo que sea descubren que los (rellénese aquí con los salvadores del mundo de turno) esperarán un ataque inminente, y o se protegerán, o reaccionarán con otras armas.

- Otro tipo de agente, muy de moda en los sesenta, son los incapacitantes. Ahora se trata no de producir una enfermedad letal, sino una grave pero con letalidad baja (un 1-5% como máximo). Una enfermedad de ese tipo incapacita durante semanas o meses, impide las operaciones militares (o la vida civil) de los atacados, permitiendo su derrota, quedando el país o la unidad atacada relativamente intacta para el vencedor. Si hay vacunas, aún mejor: aunque alerta al enemigo, un arma así no puede considerarse tan alegremente como de destrucción masiva y no invita a una respuesta masiva. Aunque el enemigo intente protegerse, queda en desventaja (según el grado de desarrollo de sus propias "armas"). Si es posible el agente usado no debe ser excesivamente contagioso para poder "controlar" su diseminación, lo que limita la eficacia de la gripe.

Enfermedades en esta categoría estarían la brucelosis, la turalemia o el dengue (una enfermedad causada pro un virus transmitido por mosquitos). La fiebre amarilla tiene una mortalidad demasiado elevada para esta categoría, y el riesgo es que infecte permanentemente la zona. En dengue también puede hacerlo, pero los mosquitos que actúan como vectores de esta enfermedad tienen una distribución menos amplia.

Esos agentes son también menos contagiosos. Diseminar el ántrax, la peste o la viruela es relativamente sencillo, conseguir que una proporción importante de expuestos se contagie de turalemia requiere dosis infectantes muy superiores, es decir, lanzamiento de cargas mucho mayores. Pues a pesar de lo que piense la gente hay muy pocas enfermedades que se contagien por la ingesta de uno, diez o cien unidades del germen (las hay, como la tuberculosis, pero pocas). Salmonelosis, brucelosis o turalemia requieren la ingesta de decenas de miles de agentes infectantes.

Por lo que sé, el desarrollo de esas armas resultaba mucho más difícil que las letales y no sé ni si llegó a haber prototipos viables.

3. Un tercer tipo de investigación es más benigna, y de hecho la moratoria de Nixon se criticó por limitarla: investigar en gérmenes que puedan ser usados como armas biológicas para poder aprender como protegerse de ellos. Si se ve que el meningococo (bacteria muy peligrosa pero poco contagiosa) no es adecuado como arma, no es preciso protegerse contra él. Sin embargo, si una enfermedad emergente parece serlo (como el SARS que produjo casos en varios continentes en 2003) es urgente su estudio.

Con todo, este campo me sigue pareciendo repugnante, pues las armas biológicas son de control difícil. No creo que se pueda fabricar una supergripe en un laboratorio, pero el que haya existencias de virus como los de la viruela o de la poliomielitis en laboratorios es una tentación para locos y para terroristas.

Saludos