Publicado: Jue Abr 05, 2007 11:35 am
por Kurt_Steiner
Moisin (o Mosin, según sea la transcripción del ruso) desde 1882 estaba estudiando un fusil de repetición de pequeño calibre, encontrándose siempre con la falta de precisión que reinaba en los arsenales rusos, que no estaban en la situación apropiada para afrontar el desafío de realizar un arma moderna con sistema de repetición.

El fusil de Moisin (junto al de Nagant) fue sometido durante los primeros meses de 1891 a diversas pruebas, confiando sesenta ejemplares a varias unidades especializadas. Entre los altos oficiales rusos había muchos que se oponían a la adopción de un arma extranjera (como ChebiIshev, de la Academia de artillería), por lo que las experiencias en el campo de tiro servían sobre todo para afinar el arma rusa corrigiendo los defectos de precisión y las dificultades de rearme, defectos típicos de los primeros Moisin. Al final, aunque el Nagant seguía demostrando una cierta superioridad, con la excusa de que el Moisin era más económico se llegó a un compromiso: se realizaría un arma que tuviera el obturador ideado por Sergei Moisin y la alimentación de Léon Nagant, pagando a este último 200.000 rublos por derechos de patente. El arma, para no hacer de menos a nadie (y al parecer por orden expresa del mismísimo zar) se denominó sencillamente "Fusil de tres líneas modelo 1891", es decir, de calibre 7,62 mm, ya que la línea rusa equivalía a 2,54 mm.

Igualmente, por orden del zar, que quería romper con el reciente pasado, no sólo por lo que se refería a los nombres extranjeros de las armas de ordenanza rusas (revólver Smith & Wesson Russian, fusil Berdan), sino también por lo que se refería a la dependencia de las fábricas extranjeras, se asignó la notable cantidad de 150 millones de rublos para producir en Rusia el nuevo fusil. En la práctica, sin embargo, volvieron a presentarse los problemas contra los que tanto combatió Moisin en Tula: maquinarias viejas y escasa profesionalidad de los maestros, quienes se demostraron incompetentes para fabricar el nuevo fusil ruso cuyas piezas tenían que ser todas ellas intercambiables con las de otra arma, lo que requería más de mil operaciones en las máquinas que se utilizaban. La maquinaria necesaria se encargó al extranjero, y para poder tener un mínimo de uniformidad en la producción, todos los instrumentos de medida se realizaron expresamente en Sestroreck, siendo distribuidos a los otros dos arsenales imperiales.

Enseguida sirvieron dos millones de fusiles para equipar al ejército zarista en caso de movilización; sin embargo, las fábricas rusas no pudieron hacerse operativas de forma inmediata por lo que, aunque de mala gana, se encargaron a Francia 503.539 fusiles, todos ellos fabricados en Chátellerault y entregados entre 1891 y 1895. Por su parte, los arsenales zaristas no consiguieron realizar entre 1891 y 1893 más de 120.000 fusiles, aunque a partir de 1893 la producción aceleró y, en 1897, alcanzó el millón y medio de fusiles, un millón de los cuales se realizó en Tula. Nicolás II tenía dos millones de fusiles de repetición que permitían una cadencia de tiro real de unos 12 disparos por minuto, lo que no sólo garantizaba la seguridad del imperio sino que hizo nacer en su imaginación nuevas miras expansionistas. El bautismo de fuego lo tuvieron los Moisin Nagant en la guerra ruso-japonesa (1904-05), que significó para Japón el reconocimiento como potencia mundial. Esta guerra demostró, sin embargo, la necesidad para algunas unidades especiales de tener un arma más corta en relación con el fusil de los dragones; debido a ello se volvió a los estudios del capitán Yurloff en relación con una carabina cuyo proyecto se abandonó en 1895.

La dirección general de artillería se decidió finalmente por un arma de cañón corto (508 cm), aunque no más ligera que el fusil de infantería; se trataba de un arma bastante rara ya que se fabricaron muy pocos ejemplares, sobre todo transformando los viejos modelos de cosaco. Mientras tanto, desde 1908, con la introducción de un nuevo cartucho de bala ligera y puntiaguda, se hizo necesaria la sustitución del alza de todos los Moisin Nagant que existían (unos cuatro millones), para lo que se prepararon pequeñas modificaciones, lo que ralentizaba la producción normal en los arsenales. Al estallar la Primera Guerra Mundial, los arsenales rusos se revelaron nuevamente incapaces de satisfacer las enormes demandas, es decir, entregar una media de 90.000 unidades cada mes, el equivalente a las que se destruían o perdían en los combates.

Una vez más, en 1915, Rusia tuvo que dirigirse a proveedores extranjeros, esta vez pidiendo ayuda a sus aliados y al neutral (en aquél momento) Estados Unidos. Dos fueron las fábricas americanas que realizaron los Moisin Nagant para el zar: Remington, que entregó unos 850.000 ejemplares, y Westinghouse, que produjo cerca de 770.000 fusiles. Un posterior envío 280.000fusiles se quedó bloqueado en los EEUUpor el embargo que los aliados decidieron imponer a Rusia al estallar la revolución de Octubre de 1917, la que llevará al poder a los bolcheviques. Dichas armas fueron compradas directamente por el gobierno americano para adiestrar a los reclutas, aunque terminaron en manos de los socios de la National Rifle Association (NRA) por la módica cantidad de tres dólares la unidad. Después de dos guerras y una revolución, el Moisin Nagant 1891, que con su anacrónica bayoneta de calza (como la de muchas armas de avancarga) llegó a tener una longitud de un 175 centímetros, se reveló demasiado largo para las necesidades de una guerra que se hacía cada vez más ágil y "motorizada".

El Ejército Rojo decidió, entonces, fabricar un único modelo de fusil apto para todos los cuerpos, el M.1891/1930, que medía 123 centímetros, aunque conservaba la larga bayoneta (507 mm) de calza y hoja cruciforme, aunque esta vez dotada de un cómodo pulsador para bloquearla. Para simplificar su elaboración, la culata dejó de ser octogonal haciéndose redondeada; el alza se hizo más robusta y poseía un sistema de regulación por metros en vez de por pasos, ya que la URSS adoptó el sistema métrico decimal. Producido también en versión de tirador de élite (eligiendo entre los que disparaban mejor y dotándoles de un punzón especial), el 91/30 se distingue por tener la manilla de armamento plegada hacia abajo de forma que no puede chocar el cuerpo del anteojo, que puede ser de tres tipos, de épocas distintas, aunque todos ellos utilizados contemporáneamente durante la Segunda Guerra Mundial: el P.E.31 de cuatro aumentos montado en la culata; el P.E.31/37, con las mismas características, aunque mucho más compacto (y sin embargo, incómodo, ya que estaba demasiado lejos del ojo del tirador) y con montaje de abrazadera lateral; y, finalmente, el P.U.42, de 3,5 aumentos, siempre de abrazadera única lateral con regulación del alza hasta 1.300 metros. Habrá que esperar hasta la conclusión de la guerra para encontrar una bayoneta razonable en el Moisin Nagant, la que ideó Semine, que se pliega sobre la derecha del cañón haciendo el arma verdaderamente compacta. Esta bayoneta transformó el fusil 1891/1930 en la Carabina M.1944, arma que verá los últimos meses de la guerra y que entrará en Berlín con la Armada Roja, aunque se hizo famosa sobre todo en la jungla de Vietnam, cuando el gran público la vio en muchas fotos de propaganda comunista en contraposición con el futurista (para aquel tiempo) M 16 americano.

Fuente: http://www.artehistoria.com/frames.htm? ... as/384.htm