Publicado: Lun Dic 25, 2006 2:16 pm
por Domper
Unos pocos detalles sobre el arma de marras.

El fusil Mosin Nagant era un arma muy similar a las de otros ejércitos, la típica con la que se luchó en las trincheras en la Gran Guerra: un arma de cerrojo de accionamiento manual, que disparaba un cartucho muy potente, pero que era engorrosa para la guerra moderna. Engorrosa por muchos motivos: disparaba un cartucho demasiado potente (lo que es un problema en términos de peso y retroceso) ya que estos fusiles se desarrollaron con la experiencia de guerras libradas en orden cerrado con fusileros disparando a más de 500 m, cuando no se preveía la "lucha de ratas" de las trincheras. Engorrosa también por su tamaño, teniendo en cuenta que las versiones acortadas y aligeradas también perdían precisión y resistencia. Y engorrosas porque la instrucción con esas armas era relativamente compleja (comparada con la de usuarios de fusiles automáticos o subfusiles). Era también engorroso porque llevaba piezas torneadas que requerían ma´s horas de trabajo de operario (no como los subfusiles de la SGM que se fabricaban casi todos con piezas estampadas).

A cambio tenía las virtudes habituales de esas armas: muy sólida, fiable en cualquier situación, y muy precisa (con las limitaciones que luego indicaré). El Mosin Nagant tenía algunos inconvenientes (como el accionamiento del seguro) pero eso era mejor que el sistema usado en los fusiles franceses como el MAS 36: el mejor sistema de no tener problemas con el seguro… es no poner seguro, es decir, o llevas el arma sin montar, o tus amigos preferirán verte desde lejos. En cualquier caso el Mosin Nagant, sin llegar a las excelencias del Mauser k98 o del SMLE, era un arma buena mucho mejor que los Arisaka o los Manlicher Carcano.

El Ejército Rojo había decidido reequiparse con fusiles automáticos, en la línea del ejército norteamericano y del alemán. Pero por diversos motivos sólo los norteamericanos pudieron entregar armas semiautomáticas a todos sus soldados (los fusiles M1 y las carabinas M1, M2 y M3): los diseños alemanes fracasaron (hasta llegar al fenomenal MP44). Y los rusos estaban en plena transición cuando fueron atacados en 1941. Casi una tercera parte de los soldados disponían ya del neuvo Tokarev SVT40 (que tenía sus propios inconvenientes) pero enfrentados a un enorme desastre, la pérdida de millones de armas y la necesidad de armar a decenas de millones de soldados, tuvieron que tirar con lo que había: fabricaron masivamente subfusiles (a pesar de los inconvenientes de esas armas) y reemprendieron la producción del Mosin Nagant. Incluso lo intentaron actualizar.

Un inciso sobre los tipos de fusiles y la precisión en el tiro. Un soldado "normal" consigue mayor precisión con un fusil automático o semiautomático. Se debe a que no tiene que montar el arma ni cambiar de posición, y puede tener el fusil continuamente encarado durante el fuego, pudiendo disparar varias veces al mismo blanco. Claro que no se espera del soldado normal que le a 300 m a nada más pequeño que un elefante. Por eso no se aprecian los inconvenientes de los fusiles automáticos para el tiro de precisión.

Los fusiles automáticos (o semiautomáticos) suelen ser imprecisos. El motivo es la secuencia que sigue al accionamiento del gatillo. Este libera un potente muelle, que desplaza una masa pesada (el cerrojo) hacia delante. Posteriormente se dispara el cartucho, que además de expulsar el proyectil, desplaza hacia atrás el cerrojo (accionado pro gases o por el retroceso) comprimiendo el muelle, para que el conjunto quede montado para un nuevo disparo. El desplazamiento adelante y atrás del cerrojo desequilibra el arma durante el fuego impidiendo que este sea preciso.

Esto ocurrió con el fusil automático Tokarev. Se intentó construir una versión para tirador de elite (francotirador es un galicismo, lo castizo es "paco" pero como no nos entenderán seguiré con lo de tirador) pero el fusil se reveló tan impreciso (para su uso por tiradores) que se abandonó su producción y se volvió al probado Mosin Nagant. Lo mismo pasó con la versión de tirador del M1 Garand, sustituido por el veterano Springfield. Eso no quiere decir que todo acabase para el Tokarev. Se produjeron unas 55.000 unidades de la versión para tirador (comparado con un total de 1,6 millones, la mayoría fabricados antes de Junio de 1941), y la mayoría se usaron para apoyar a tiradores equipados con el Mosin Nagant: el Tokarev con su tiro rápido y alcance muy superior al subfusil podía ser una buena arma para equipar a los observadores y proteger a los tiradores.

La tortilla ha seguido dando vueltas. Tras la guerra se diseñaron armas semiautomáticas que no tenían los inconvenientes de las citadas, con un diseño cuidadoso del cerrojo, muelles y demás. Pero tras un tiempo varios ejércitos (como el norteamericano) han decidido que el fusil de cerrojo es mucho más preciso, y han vuelto a esta arma (a versiones especiales). Hasta los rusos han empezado a equiparse con fusiles de cerrojo. Quedan excepciones automáticas, como el ruso SVD o el monstruoso Barret de 12,7 mm. Hay que tener en cuenta que esas armas se usan muchas veces contra blancos (blandos) como vehículos, y el Barret (y otras armas pesadas) tiene la ventaja de poder atravesar las paredes de casi todas las viviendas.

El fusil de cerrojo tiene inconvenientes para un tirador, debido a su fuerte retroceso y a su fogonazo, pero es más estable durante su disparo: el gatillo acciona un muelle poco potente, que mueve el ligero bloque del percutor, que dispara el cartucho… y ya está. Un tirador instruido, con munición especial, puede alcanzar blancos del tamaño de un hombre hasta a 1 Km de distancia, aunque un alcance entre 300 y 600 m es más realista. Depende, claro, del tirador, una cosa son los de unidades especializadas, otra cosa son los tiradores que algunos ejércitos incluyen en la organización de sus escuadras o pelotones (como el antiguo ejército soviético) y cuya misión se acerca más al apoyo táctico que al tiro de precisión. En cualquier caso, el récord (conocido) para un tirador ha sido recientemente, en Afganistán, cuando un tirador canadiense alcanzó a un enemigo desde 2.430 m (usando un fusil de 12,7 mm de cerrojo).

Aunque la versión de tirador del Mosin Nagant era derivada de la versión estándar, eso no quiere decir que se reutilizasen armas que disparasen bien. Obviamente, si un soldado pillaba un buen fusil lo último que hacía era cambiarlo por otro peor. Normalmente se destinan para tiradores lotes que han salido especialmente buenos, unidades mejor acabadas que otras (probadas en la fábrica) o reconstruidas. De hecho, la mayor parte de los Mosin Nagant supervivientes son reconstrucciones de la posguerra de excedentes de esta. No de armas gastadas en combate. Además, los fusiles de cerrojo pueden mejorar mucho tras ser "repasados" por un buen armero, que es de suponer que habría en unidades especializadas. Por otra parte, la precisión aumenta mucho usando munición seleccionada, de peso de proyectil constante y de carga de proyección constante.

Saludos