Publicado: Sab Dic 23, 2006 1:56 am
por Domper
Un comentario para poder tener una perspectiva a decuada sobre las batallas en Nueva Guinea y sobre todo en Guadalcanal.

Todos recordamos la Blitzkrieg alemana: la ruptura seguida por la explotación por un conjunto de unidades acorazadas y mecanizadas, apoyadas por la aviación, moviéndose rápidamente en la retaguardia enemiga. La guerra en Europa puede verse como el flujo y reflujo de la Blitzkrieg: hasta 1942, funcionó: los alemanes, incluso con gran desventaja numérica y material, conseguían victorias asombrosas. A partir de 1943 los aliados empezaron a saber detener las ofensivas mecanizadas, e incluso aprendieron un poco (nunca demasiado) sobre ella.

Pero hubo una blitzkrieg mucho menos conocida, pero tan efectiva como los avances de los panzer alemanes: fue la táctica japonesa de la infiltración. Básicamente era la misma, pero con medios diferentes, adaptados al terreno: no atacar los puntos fuertes, rodear las defensas enemigas y desorganizarlas. En Europa lo conseguían los tanques. En el Pacífico, se hacía en barco y a pie.

La idea era que la marina japonesa, que había recibido un entrenamiento intensivo, transportaría a contingentes de su ejército, por lo general no muy grandes, pero no contra os puntos fuertes, sino contra los poco defendidos. Una vez en tierra, las unidades e infantería se infiltrarían. Para ello, nada como la táctica napoleónica: vivir sobre el terreno.

La idea era que los ejércitos estarían muy ligeramente equipados, y escasamente aprovisionados: nada de tanques pesados ni artillería pesada, pues no podría ser movida (la artillería pesada quedaba en reserva por si se precisaba). Las columnas de soldados llevarían municiones, algo de comida, y armamento ligero: cañones de montaña u obuses ligeros. A pie podrían avanzar por terrenos "imposibles" rodeando las defensas enemigas, establecidas en los núcleos de comunicación. Se conseguiría de los habitantes del lugar alimentos y vehículos de circunstancias (bicicletas y motos, coches ligeros). Una vez flanqueado el enemigo, o se retiraba desordenadamente, o se dejaba cercar, y al final sucumbía o se rendía. Si el avance debía ser demasiado largo para efectuarse a pie, la marina organizaría un asalto anfibio algo más allá, a ser posible en una costa sin defensas.

Dicho así, parece sencillo, pero el efecto fue fulminante. Las Indias Orientales Holandesas cayeron tan fácilmente que parecía que no había defensores. Lo mismo pasó con guarniciones aisladas en Rabaul, Guam, Tulagi, etcétera. En Malasia, Birmania y Filipinas ejércitos japoneses muy inferiores numérica y materialmente avanzaron por lugares imposibles hasta conseguir la victoria en menos tiempo de lo planeado.

En los seis primeros meses de la guerra, los aliados apenas vieron unos pocos rayos de luz, que acabarían iluminando el escenario. Los asaltos anfibios emprendidos contra posiciones fortificadas resultaron costosos (Corregidor, Palembang) o fueron derrotados (el primero a Wake). El inglés Slim consiguió retirar casi intactas sus fuerzas de Birmania, con lo que el avance japonés fue un golpe en el vacío que sólo sirvió para tomar miles de Km de montañas boscosas. En Bataán. McArthur se fortificó en una pequeña península, para aguardar el relevo… que no llegaría, pero la resistencia duró cinco meses.

Esta táctica era muy exigente para el soldado: avanzaba por terrenos insalubres, cargado como un mulo, en marchas agotadoras, con logística rudimentaria y sin sanidad digna de su nombre. Pero sabía que en al siguiente aldea podría saquear un poco de comida, y que al final sorprendería al desorientado enemigo. Entonces no se tendrían cañones, pero un poco de valor bastaría para romper su resistencia, capturar sus abastecimientos, y prepararse para la siguiente operación.

Pero Japón había llegado demasiado lejos. Las zonas más pobladas (Java, Filipinas, Malaya) ya habían caído. Ahora quedaban grandes islas casi deshabitadas, donde poco había que comer. O al frontera india, una de las junglas más difíciles de la tierra, de nuevo despoblada. O el continente vacío australiano. La forma de superar esta barrera era con barcos… pero en el Mar del Coral y en Midway la aviación naval japonesa sufrió un duro golpe. La siguiente campaña se haría a pie.

En Agosto de 1942 Japón estaba empeñado en tres campañas: la interminable guerra de China, las escaramuzas en la frontera india, y la difícil conquista de Nueva Guinea, mediante un avance por los montes Owen Stanley, y mediante un desembarco en el extremo oriental, en Milne Bay. Una forma de aislar el escenario sería disponer de un aeródromo en las Salomón desde el que sus bombarderos G4M podrían dificultar la navegación por la costa australiana. Para ello se eligió una isla lejana, montañosa y casi desértica: Guadalcanal. Pero lo que hizo fue atraer la contraofensiva aliada.

Saludos