Publicado: Mar Nov 03, 2015 5:41 pm
por kaiser-1
Puedo suponer que Kuribayashi tuviera acceso a los informes que analizaban la eficacia de la resistencia japonesa en otras islas. En Guadalcanal, Gavutu y Tanambogo se pasó de una abrumadora superioridad inicial norteamericana a otra japonesa, una breve fase de equilibrio tras los grandes ataques que culminaron en Bloody Ridge, seguida de un rápido deterioro japonés que coincidía, a su vez, con una abrumadora superioridad norteamericana irreversible.
En otras islas atacadas, como Tarawa, las defensas costeras se revelaron impotentes para rechazar en la costa a los asaltantes estadounidenses. Además, no existía posibilidad de luchar cediendo espacio, retirándose a una posición tras la primera.
Fue en Peleliu donde los marines se encontraron con esta nueva defensa. Nada de imponentes posiciones costeras vulnerables a los ataques navales o aéreos, a lo sumo, algún nido de ametralladora que cubría algún posible punto de desembarco. Pero el grueso de las posiciones se establecía en cuevas calcáreas invulnerables a nada que no fuese un ataque frontal, con túneles subterráneos que intercomunicaban diversos puntos fuertes, obligando a los marines a un avance metódico y destruyendo todo a su paso. La presencia de tanques lanzallamas (basados en los M3/M5 Stuart y el M4 Sherman) se reveló decisiva en varios casos, al ser imposible que los lanzallamas portátiles de la infantería pudieran acercarse a los puntos fuerte, so pena de ser aniquilados.
Comparativamente, y salvo el caso de Guadalcanal, la mayor parte de las operaciones anfibias norteamericanas tendían a terminar con la ocupación de la isla y el virtual exterminio de su guarnición en poco más de tres semanas como mucho.
Pero, cuando se disponía de espacio y el terreno favorecía la construcción de defensas en profundidad, interconectadas y que se cubrían mutuamente, el tiempo estimado (dos semanas y media calcularon para Iwo) normalmente era más del doble de lo esperado y con muchísimas más pérdidas de ambos bandos.
La feroz resistencia japonesa en Iwo se vio favorecida por la ingente labor de fortificación llevada a cabo por los japoneses, que disponían de ingentes líneas de defensa (seis y el Suribachi) interconectadas por túneles subterráneos.
La idea de isla-fortaleza, de la que Iwo fue la máxima expresión (Okinawa fue parcialmente fortificada al estilo de Iwo Jima, pero sólo en parte, su zona norte era más favorable a esta defensa en profundidad, la sur no disponía de zonas calcáreas que permitieran "enquistarse" a los defensores), sería imitada por los chinos nacionalistas en sus combates por las islas de Quemoy y Amoy con las fuerzas de Mao, que sufrieron enormes bajas y no lograron ocuparlas.