Publicado: Mié Ene 27, 2010 1:15 am
por Juan Manoel
El Almirante Canaris ataca el Nilo (parte 03) :


3.- Acción Salaam-Cóndor :

El Cairo era realmente importante como centro de informaciones. Un gran ejemplo eran los mensajes que enviaba a Washington el agregado militar americano en El Cairo, el coronel Frank Fellers, y que fueron descifrados por la inteligencia alemana e italiana gracias a la audaz agente italiana Bianca Bergami, y que fueron usados por Rommel desde agosto de 1941, y que fueron decisivos para algunos de sus más audaces golpes militares en el Norte de Africa.

En ese agosto de 1941, cuando Estados Unidos todavía era un país neutral, agentes del SIM (Servizio Informazioni Militare) robaron de la embajada estadounidense en Roma una clave utilizada en las comunicaciones de sus agregados militares, conocida como Black Code, o Código Negro. Los informes que enviaba Fellers desde El Cairo a Washington eran descodificados por la inteligencia italiana y enviados a Rommel, y empezaron a ser útiles incluso antes de que Estados Unidos entrase en la guerra. Rommel se refería a ellos como “la buena fuente”. Fellers informaba de todo : composición y movimientos de unidades, armamento, moral de los combatientes, etc.

Pero Almasy sabía que esas informaciones podían fallar al menor descuido, por una indiscreción, por una traición. Temía que el ejército blindado pudiera quedar un día sin las informaciones decisivas del agregado militar americano en El Cairo. Además Rommel insistía al Abwehr que las informaciones sobre el enemigo fueran adquiridas por su propio campo.



Imagen

El Conde Almasy, con uniforme alemán.



Canaris encomendó a Almasy la misión de internar agentes en El Cairo, que se denominó “Salaam”.

Como agentes fueron elegidos dos hombres que actuaban en la central berlinesa del Abwehr y habían vivido mucho tiempo en Africa : Eppler y Sandstede.

John Eppler, había nacido en El Cairo en 1914 hijo de padres alemanes afincados allí. Cuando su padre murió, su madre volvió a casarse con un egipcio de buena posición que le adoptó, lo educó como musulmán y le cambió el nombre por Hussein Gaafer.Cuando los reclutadores alemanes lo abordaron en 1938 consiguieron reclutar al mejor espia posible para infiltrarse en países arabes. Eppler fue enviado a diversas misiones, todas exitosas en Turquía, Irak, Afganistán y Líbano. Su capacidad para integrarse en el ambiente local era su cualidad principal. Eppler era acompañado por Hans Gerd Sandstede, otro alemán nacido fuera del reich, (en Tanganika, Africa Oriental Alemana) que sería su operador de radio.

El comando de transporte y la organización técnica corrió a cargo del Regimiento Brandemburg.

Todos los que debían participar en la “Acción Salaam” serían del Regimiento Brandemburg, o fueron incluidos en él mientras durara la acción. Con ligeras excepciones, se trataba de hombres que había vivido muchos años en Oriente y conocían perfectamente las costumbres del país, y se hallaban en disponibilidad física de salvar cualquier dificultad de las que podían presentárseles.

Los preparativos de la acción duró tres meses y medio, encontrándose en este tiempo, las derrotas sufridas por Rommel en el invierno de 1941-42, lo que hizo que el punto de partida se alejara más del destino. Sería necesario viajar tres mil kilómetros, desde Trípoli hasta Assiut, en el Nilo. Una parte importante de la travesía se realizaría por territorio enemigo o era terreno desértico, nunca pisado por el hombre, sin posibilidad de acceder a agua, alimentos o combustible.

La preparación fue muy minuciosa. Se debía contar con que la columna de transporte tendría que esconderse durante días, por lo que fue previsto un aprovisionamiento para seis semanas, el que fue aportado por la Luftwaffe, ya que el ejército no disponía de los medios de alimentación especial que eran necesarios.

Se mandaron a construir un tipo de escala con peldaños resistentes, que debían ser colocadas bajo las ruedas de los vehículos, cuando éstas amenazaran con hundirse, para seguir rodando sobre estas escalas, y no quedar atascados en la arena.

También fueron mandadas a hacer aparatos de radio especiales, que fueran de gran alcance, pero que además no sobrepasaran determinado peso y volumen.

Se dispusieron de cuatro vehículos, dos “Ford-Luxe” y dos “Ford” de transporte de tropas de una tonelada y media, de los llamados “Flitser”. Como armamento se dispusieron de ametralladoras. Por ser que la mayor parte del trayecto debía ser realizado por zonas que no estaban cartografiadas, todos los vehículos fueron dotados de brújulas giroscópicas Askania, y el vehículo de mando además contaba con una brújula solar. Los vehículos fueron marcados con la svastica reglamentaria de los vehículos alemanes, pero rociada con arena para que sólo fuera reconocida desde muy cerca, para sí cumplir con lo estipulado en el Derecho Internacional sobre espionaje. Lo mismo ocurrió con los uniformes, se usó el uniforme alemán.

Los agentes llegaron a Trípoli por vía aérea en una operación muy secreta, con todo su equipaje, que incluía el aparato de radio.

El 29 de abril de 1942, se puso en marcha el viaje de los ocho hombres del comando de Almasy, embarcados de a dos en cada vehículo. En pequeñas etapas se cumplió el trayecto hasta el oasis de Gialo, ocupado por los italianos. Desde allí, y pasando por un viaje digno de una odisea, que incluyó paso por dunas, enfermedades, e inclusive patrullas del ejército egipcio, llegaron a Assiut, el 23 de mayo, cumpliendo el plan en forma bastante parecida a lo planificado y sorteando las dificultades que se pusieron en su camino.



Imagen

Operaciones del Abwehr para internar agentes en El Cairo. Las líneas delgadas indican el fallido vuelo de los agentes Klein y Münlenbruch. La línea gruesa indica la ruta de 1.700 millas llevada a cabo por el comando de Almasy, para hacer llegar a Eppler y Sandstede.



Imagen

Comando especial de Almasy. De izquierda a derecha : Woermann, Almasy, Munz, Sandstede, Eppler.



A fines de junio vuelve a la base y después de recorrer dos mil kilómetros en su viaje de regreso, Almasy se presenta ante Rommel y le indica que la “Acción Salaam” ha concluido, y que se puede empezar la “Acción Cóndor”.

La segunda parte de la operación la “Acción Cóndor”, es el trabajo en sí de la red de espionaje de Sandstede y Eppler.

Antes de proseguir quiero indicar que la siguiente parte del relato es una versión de los hechos, ya que existen otras de este fragmento de la historia de la Segunda Guerra Mundial, incluida una novela (La Clave está en Rebeca).

En Assiut Almasy despidió a los agentes, y éstos llegaron por sus medios a El Cairo. Los agentes aparecieron a pie en un puesto británico haciéndose pasar por oficiales ingleses extraviados en el desierto, nadie sospechó nada (los dos hablaban un inglés perfecto), consiguiendo así llegar a El Cairo. El Abwehr los había ataviado adecuadamente. No se había olvidado coser en sus chaquetas y pantalones, letreros de firmas comerciales de El Cairo. Todo estaba calculado. Cartas personales y fotografías. Además, facturas, hojas con nombres de distintos hoteles, llaveros con llaves de equipaje y motor de un “Buick” americano. Moneda suelta egipcia. Un calendario del Automóvil Club de El Cairo con el pretexto de una avería en su automóvil en el desierto. Una maleta conteniendo el equipo de radio y otra con dinero (veinte mil libras) en hermosos billetes ingleses viejos, totalmente verdaderos.



Imagen

En el wadi Sora, en el centro Eppler, Almasy y Sandstede.



Pero de nuevo las casualidades de la guerra, y las cosas inocentes provocan los desastres.

Se cuenta que cuando Almasy informa a Rommel del término de la “Acción Salaam”, el general le da inmediatamente una muy mala noticia. Rommel se había llevado consigo desde Mamelin, durante la ofensiva de mayo, a Aberle y Weber, los dos hombres que recepcionarían la información proveniente de El Cairo. Se trataba de utilizar a todos los hombres que fuera posible, y los dos telegrafistas podían esperar los mensajes de El Cairo exactamente igual desde su cuerpo de mando, y hacer otra cosa mientras duraba esa espera, pensaba Rommel. Pero sobrevino la desgracia de los días 27 y 28 de mayo. Eran los días en que el Afrikakorps se encontraba acosado por los ingleses detrás de la línea de Gazala. Los “tommys” venían de todas las direcciones, y una mañana Rommel tubo que retirarse con su puesto de mando, mientras se estaba afeitando, con la cara llena de jabón. En la confusión, fue capturada una parte del cuerpo de transmisiones. Entre ellos se hallaba, por desgracia, el coche con la emisora de Aberle y Weber, y todo el material necesario para la “Acción Cóndor”. Almasy palideció con la noticia, y sólo fue tranquilizado por Rommel, quien le informó de su ascenso a mayor. Aún así muy penoso la forma en que se había arriesgado de esa forma el material destinado a una acción calculada con tanto cuidado y sobre la cuál el Abwehr había desplegado tanta medidas de protección. Del mismo modo era casi incomprensible que dos hombres tan valiosos tuvieran que participar fatalmente en un ataque.

Como las desgracias nunca vienen solas, otro hecho tiene lugar. A los pocos días de lo anterior, el vaticinio de Almasy respecto a la información del agregado militar americano en El Cairo se cumplía, ya que al mismo tiempo que los italianos descifraban los códigos diplomáticos estadounidenses, los británicos hacían lo propio con las comunicaciones militares alemanas, y por ese medio pudieron descubrir que tenían acceso a las comunicaciones de un oficial aliado en El Cairo con Washington. Informaron a los estadounidenses, que cambiaron los códigos, y el Eje se quedó sin las informaciones de Fellers el 26 de junio de 1942. Unos días después, el 10 de julio, los aliados consiguieron confirmar sus sospechas cuando el 621° Batallón de Transmisiones del Afrika Korps fue capturado por los ingleses sin haber tenido tiempo de destruir sus documentos. Entre ellos se encontraron las transcripciones de varios mensajes de Fellers. El coronel Fellers fue trasladado a Estados Unidos, pero no sufrió ningún castigo (lo cierto es que él no tuvo culpa de nada). Al contrario, unos meses después le fue concedida la Medalla de Servicios Distinguidos por su labor como agregado militar en El Cairo, gracias a los brillantes informes que había estado haciendo para el Departamento de Guerra (e involuntariamente para Rommel).

En el intertanto, Eppler y Sandstede ya habían llegado a El Cairo, con su emisora secreta, sin enterarse de los hechos antes narrados. Alquilaron un yate del Nilo como vivienda. Eppler representó con éxito el papel del joven egipcio adinerado, bajo el nombre de Hussein Gaafar; Sandstede, el loco americano de origen irlandés, tomó el nombre de Peter Monkaster, enfrentando fácilmente la bohemia y la noche carioca, uniéndose a personajes de altas clases sociales. Montaron con calma su antena en el techo de su vivienda fluvial y buscaron contacto con el movimiento de resistencia egipcio. Anwar El Sadat, fue uno de los contactos de Eppler. Sadat era teniente de una unidad de transmisiones egipcia. Era buen amigo de Abdel Nasser, que entonces era teniente y estaba de servicio en el Sudán. Sadat actuaba como representante de Nasser en el círculo de los oficiales antibritánicos de El Cairo. El entonces teniente Sadat proporcionó a los dos agentes contacto con el jefe del Estado Mayor del Ejército Egipcio, El Masri Pascha, el hombre a quien Ritter había tratado de llevar a Alemania en avión, y lo hizo a través de las reuniones secretas que tenían lugar en el salón de Madame Amer. Sobre todos estos centros revolucionarios de militares antibritánicos, Eppler y Sandstede obtuvieron brillantes informaciones secretas.

El otro centro de abastecimiento de información creado gracias al reclutamiento de las más célebre bailarina egipcia de aquel tiempo, Hekmat Fahmi, que actuaba en el bar “Kit-Kat”.

Aquella mujer era verdaderamente hermosa, con un perfil egipcio auténtico, y una gran bailarina. Se decía que nada semejante se había fuera de El Cairo. Nadie sabía en el “Kit-Kat”, y muy pocos en todo El Cairo, que esta mujer era una importante fuente de información del espionaje alemán.

Sus buenas relaciones con oficiales ingleses le proporcionaban gran cantidad de magnífico material de información. La bailarina odiaba a Inglaterra, y estaba siempre dispuesta contra los “enemigos”, por lo que los alemanes aceptaban toda información que ella les proporcionara.

Hekmat informó a Eppler sobre el traslado de parte del X Ejército Blindado desde Siria y Palestina a Egipto. Informó sobre la entrega de cien mil minas para el frente del Alemein, de lo que podría deducirse que los ingleses construirían allí una línea defensiva. También informó el traslado del general Freyberg, de la 2° División Neozelandesa, antes de que estas divisiones se movieran.

De esta forma, Hekmat les proporcionó a Eppler y Sandstede el premio gordo, unos documentos de alto secreto fotografiados a un narcotizado amante inglés: Los planes de defensa de El Cairo ante la arremetida del Afrika Korps.

El telegrafista Sandstede, alias Peter Monkaster, se sentaba siempre, a la hora acordada frente al aparato de radio, pero nunca se escuchó respuesta. Junto a él estaban sus mensajes cifrados según la edición inglesa de la novela de Daphne du Maurier “Rebeca”. El Abwehr había obtenido tres ejemplares en Portugal. Uno fue para el grupo “Cóndor”, otro fue para Aberle y Weber, y el tercero estaba en Atenas, en la estación de radio del Abwehr.



Imagen

Una estación de radio del Abwehr.



Hussein Gaafar y Peter Monkaster estaban muy afligidos y el alcohol fue una de las salidas para sus aflicciones.

Eppler y Sandstede habían conseguido llegar a El Cairo sin molestias. Habían montado sus antenas en el yate del Nilo. Los hombres de la quinta columna trabajaban. La danzarina Hekmat Fahmi proporcionaba brillantísimas informaciones. El contacto con el movimiento de resistencia antibritánico de los egipcios era excelente. Pero todo no producía el menor fruto.

Sobre él por qué las cosas no funcionaban existen varias versiones.

Se estima que por desgracia, Sandstede y Eppler eran bastante incapaces técnicamente, ya que no consiguieron enviar la información, y decidieron emborracharse para olvidar el mal trago. De todas formas de poco le hubiese servido esa información a Rommel. Fué el momento que aprovecharon los ingleses para capturarlos a ellos y a la radio, que mágicamente vuelve a funcionar para permitir a los ingleses transmitir mensajes falsos a Rommel que podrían haber tenido algún tipo de influencia en la derrota de El Alamein, a pesar de que hasta el momento la fiabilidad de Eppler como fuente pareció haber sido nula, y no obstante sirvió para que el Afrika Korps planeara sus operaciones.

Anwar El Sadat en su “Diario Secreto de la Revolución Egipcia”, indica que Eppler le había indicado que el aparato de radio no andaba bien, puesto que no tenía comunicación con los alemanes. Sadat como oficial de transmisiones fue a examinar el aparato, para revisar su funcionamiento.

Sadat indica que el aparato estaba bajo la fachada de un armario con un receptor de radio y tocadiscos, un mueble de lujo, al cuál se le apretaba un pequeño resorte y la cubierta de madera se levantaba hacia arriba, dejando visible un pequeño recinto, en el que estaba la emisora con su cuadro de mandos y un pequeño taburete para que se sentara el telegrafista. Había incluso una lámpara, de manera que podía utilizarse la emisora con la cubierta cerrada, mientras el tocadiscos sonaba. Ni el más desconfiado espía se habría dado cuenta que aquel mueble escondía la emisora alemana. Sadat examinó el equipo no encontrando ningún defecto. Sadat llegó a pensar que tal vez los dos alemanes no querían mandar ningún mensaje, ya que el yate era una mansión que recordaba un cuento de “Las Mil y Una Noche”, donde todo invitaba a la comodidad y al placer. Un ambiente perjudicial; tal vez los dos jóvenes agentes habían olvidado la misión que se les había confiado.

Otra versión indica que los receptores alemanes habían captado las primeras llamadas de “Cóndor”, pero no habían querido responder, cosa que ni Eppler, ni Sandstede, ni Sadat sabían, principalmente debido a la captura del coche con la emisora de Aberle y Weber.

Hay antecedentes entregados por el jefe de todos los comandos especiales alemanes en el Oriente Medio, que era conocido con el nombre clave de “Angelo” en el mundo de los expertos en espionaje de ambos bandos.

“Angelo” indica que cuando se enteró de la desagradable noticia de la captura de Aberle y Weber, advirtió a todos los puestos de radio en funcionamiento que no acusaran recepción de ningún mensaje de “Cóndor”, y que no se comunicaran con ellos bajo ningún concepto. Para los especialistas del Abwehr era claro que Aberle y Weber acabarían revelando, tarde o temprano, sus conocimientos de la “Acción Cóndor”, aunque éstos fueran limitados. Si los documentos y aparatos llegaban intactos a manos de los ingleses, lo que fue así, los especialistas británicos tenían los suficientes puntos de referencia para capturar a los dos agentes y someterlos a un proceso de tercer grado. Si los ingleses sabían lo suficiente, podían entrar en el juego de la transmisión de mensajes para sembrar la confusión entre las estaciones de radio alemanas. En consecuencia, toda la información de “Cóndor” no tendría valor alguno. La orden de “Angelo” de no tener el menor contacto con Eppler y Sandstede era, por lo tanto, prudente y necesaria para la seguridad de los dos agentes. Sólo así tendrían alguna posibilidad de escapar. Ahora sólo habría que esperar quien llegaría primero al yate del Nilo, las tropas de Rommel, o las fuerzas de defensa británicas. Los ingleses fueron más rápidos, Eppler y Sandstede fueron detenidos en su yate en septiembre de 1942.

Sandstede intentó suicidarse sin éxito, pero de todos modos ni el ni Eppler fueron fusilados. El padre adoptivo de Eppler, un abogado pro-britanico con muchas influencias consiguió salvarles la vida a los dos. Eppler sobrevivió a la guerra y se convirtió en un empresario de éxito.

Después de esta operación, no existen intentos conocidos para la infiltración de agentes en Egipto por parte del Abwehr.

En el ámbito de las misiones secretas, por su naturaleza, versiones de los hechos existen muchas, y quizá nunca se pueda conocer la realidad absoluta. Lo único claro es que el Abwehr intentó penetrar en lo más profundo de la defensa británica en Egipto, a dos bandas, como centro de información, y con el fomento y apoyo a los grupos de resistencia antibritánicos que habían en Egipto.


Fuentes :

Los Zorros del Desierto (Paul Carell)

Hitler’s Espionage Machine (Chriester Jörgensen)

http://www.exordio.com


Saludos desde Chile.