Publicado: Vie Ago 13, 2010 3:29 pm
por Anibal clar
Pues estamos en las mismas.

Que yo sepa, la 21ª panzer no tuvo ningunas dificultades de movimiento.
Lo que ocurrió es que, una vez despachadas sus unidades al este del Orne, como ya expliqué, se recibieron contraórdenes, y los diferentes grupos hubieron de tomar caminos distintos, con lo que se formó un embudo.
Pero si las cosas hubieran sido claras desde el principio, no hubiera habido tal dificultad de movimientos.
Así pues, si con embudo y órdenes caóticas se consiguió llegar a la playa con 6 carros más viejos que la tana, ¿qué no hubiera pasado con órdenes claras y precisas desde el primer momento y con el apoyo de otra división panzer?

Ahora voy con lo del minado. La idea me parece muy bien, pero demasiado costosa. Lo ideal sería minar Francia entera, pero claro, es imposible.
Los obstáculos tales como espárragos, minas, cables, etc, me parecen una pérdida de dinero y tiempo exagerada. Una cosa es tender unos campos de minas en pleno desierto, y otra muy diferente es minar campos y lugares poco accesibles, con el incremento de tiempo y personal que ello lleva aparejado con respecto a hacerlo en terreno baldío.
De hecho, en la realidad, los alemanes aguantaron sin minas ni fortalezas.
Por lo tanto, el éxito o el fracaso se basa en el contraataque móvil dentro de las primeras 48 horas, y si es dentro de las primeras 24 horas, mejor.

La doctrina Rundstedt no se llevó a cabo por la propia imposibilidad de ello, es decir, tan absurda era en la práctica, que las divisiones alemanas según iban llegando quedaban comprometidas en el combate, de forma que no estaban disponibles para contraataques en masa.
No obstante, la operación Lüttich es un coletazo de la doctrina Rundstedt, y acabó como el rosario de la aurora, si bien es cierto que las unidades comprometidas estaban ya muy diezmadas.

Así pues, la idea de Rundstedt era impracticable, imposible, como corresponde a una mente gris del ejército, ya que no hace falta ser muy despierto para darse cuenta que tal cosa es imposible en la práctica. Indudablemente, estaría afectado por sus experiencias en el frente del este, donde avanzar sin problemas cientos de kilómetros era cosa de chiquillos, al menos en el tiempo en que él comandó tropas allí.
Pero la guerra había evolucionado, y había que adaptarse a los nuevos tiempos, como bien sabían Rommel y Bayerlein.
En la teoría la idea del contraataque en masa es perfecta, yo mismo estaría de acuerdo con eso, un plan de mesa de Estado Mayor, pero es increíble que generales como Rundstedt o Von Schweppenburg pensaran que podría llevarse a efecto en la práctica.

Saludos.