Publicado: Mié Ago 04, 2010 10:25 am
por Domper
No nos olvidemos del motivo por el que la cadena de mando alemana en Francia era caótica: era política de Hitler.

Lo excepcional era que un frente tuviese un mando único: pasó en Italia, a medias en África, y en ambos casos se consiguieron excelentes resultados. Pero en el Frente Este la norma era la incomunicación entre los diferentes jefes de cada sector: por ejemplo, Citadelle no tenía mando único, y las comunicaciones entre Von Manstein y Model eran vía Hitler. En los meses anteriores, durante la terrible crisis de a942 (durante la cual hubo una posibilidad real de colapso del frente alemán) el Grupo de Ejércitos Centro podía mantener sus líneas sin excesivas dificultades, pero se negaba a ceder ni un tanque ni un soldado a su vecino del Sur, a pesar de estarse jugando la guerra. Y lo mismo pasaría (con peores consecuencias) al año siguiente. Si a eso añadimos que las unidades mecanizadas (sobre todo las de las SS) tenían una diferente jerarquía de mando, más la Luftwaffe, que iba por libre… Y lo mismo ocurría en la administración alemana, y sólo tenemos que recordar las dificultades de Guderian o de Speer.

La causa: “divide y vencerás”. Así se impedía que una única persona, o un única arma, sector económico, o lo que fuese, adquiriese demasiado poder. Se mantenía la rivalidad entre servicios, y Hitler quedaba como el único árbitro de la situación. Sólo la marina (que era marginal) y la Luftwaffe (que era nazi) tenían cierta independencia, y aun así tenían sus problemas en cuestiones reproducción.

Claro que el no haber mandos unificados con autonomía quiere decir que no hay capacidad de decisión. Todas las decisiones siguen la cadena de mando, hasta llegar a la cúspide, y tenemos a Hitler ordenando el despliegue de batallones pero perdiendo el punto de vista general. Y la guerra.

Esto no es raro, pasó exactamente lo mismo con la Francia napoleónica, donde todo el poder estaba en el corso… pero cuando el corso no estaba presente se perdían las campañas, y el Imperio. Y lo mismo suele pasar en otros regímenes dictatoriales: recordemos las rivalidades entre ejército y marina japoneses, o la interferencia de los comisarios en las decisiones militares del Ejército Rojo en los primeros meses, de la guerra. Etcétera. Lo importante en una dictadura es que sólo el dictador tenga suficiente poder. O sino, se acaba como Mussolini.

Y otros detalles:

Runstedt, artrítico o no, era un mando muy competente. Para dirigir sobre un mapa no se necesita correr por las trincheras ni montar a caballo. Lo demencial es que haya seis cadenas de mando interfiriéndose mutuamente.

La destrucción de las comunicaciones se hizo en todo el Norte de Francia, destinando más medios a la zona del Canal (es decir, un estudio estadístico indicaba precisamente lo contrario, que el ataque sería en Calais), y la misión principal fue aislar los diferentes sectores, destruyendo las comunicaciones en el Somne, el Sena y el Loira. Eso es útil se desembarque en un punto u otro, y no indica nada.

Lo que temían los aliados era un contraataque masivo antes de dos semanas. Para entonces ni las cabezas de playa serían suficientemente amplias como para un despliegue adecuado y la defensa en profundidad, ni tendrían suficientes fuerzas. Pero eso implica tomar una decisión la primera semana, y no comprometer las unidades blindadas si no es imprescindible. La táctica aliada fue presionar, para comprometer las reservas alemanas, con el objetivo de impedir un contraataque. Pero los alemanes cayeron en ella, podrían haber comprometido fuerzas menores, cediendo terreno y preparar el contraataque… pero era mejor desangrarse por una granja o una colina.

Sin embargo, un contraataque inmediato, teniendo sus ventajas, tiene sus contras: se actúa en inferioridad: al fin y al cabo el “mordiente” de una división acorazada alemana de 1944 era bastante justito, en la práctica al haber dispersado sus unidades, tenían que operar por parejas si se quería que fuesen tan efectivas como una división acorazada aliada (que en términos numéricos equivalía a tres divisiones acorazadas alemanas). Y sobre todo, no puede ser resolutivo. Derrotar a los paracaidistas del flanco izquierdo no tiene más efecto que limitar un poco la cabeza de playa, pero poco más. Si el contraataque es en el centro, ambos flancos quedan muy expuestos. Etcétera.

Eso no quiere decir que no deba contraatacarse, pero sin comprometerse a fondo, salvo si se consigue un éxito inesperado. La doctrina israelí (que de esto saben un poco) es que las unidades acorazadas siempre deben actuar ofensivamente, incluso en la defensiva, y hay que explotar las ventajas locales (para lo cual se precisan decisiones inmediatas). Pero una cosa es eso, otra agotarse. Para estos casos, la recomendación es “tantear”. Si cuela, cuela, pero si no, pues a verlas venir.

Sobre las minas en el Canal. Los alemanes ni tenían suficientes minadores, ni suficientes minas. Aparte que conseguir suficiente densidad en el punto concreto implica minar densísimamente miles de kilómetros de costa. Y los aliados tenían sus propios dragaminas, que son igualmente efectivos contra un campo denso o ligero. En la práctica: si no se puede proteger un campo de minas (con artillería, aviación o barcos), sólo sirve para retrasar, pero nada más.

Saludos