Publicado: Dom Nov 08, 2009 1:34 am
por ParadiseLost
Hola a todos.
Por casualidad, estaba ojeando hoy el libro Turning Point, de Popov, Kozlov y Usik, donde se recogen multitud de testimonios de soldados del Ejército Rojo durante la Segunda Guerra Mundial, y me he topado con las declaraciones del soldado Georgiy Semyonovich Ptansky, que estuvo en la casa Pavlov y formaba parte de la famosa 13.ª Guardia de fusileros de Rodimtsev, y he creído interesante traducirlo del inglés:

"En la noche del 14 al 15 de septiembre, aproximadamente a las 3 de la mañana, cruzamos el río hacia Stalingrado con una embarcación. Cuando faltaban aproximadamente 50 metros para llegar a la orilla, nuestra embarcación cayó bajo fuego enemigo, recibiendo algunos impactos en el casco, y empezó a hundirse. Había 100 hombres en la embarcación. De ellos, sólo 30, incluido yo, alcanzamos la orilla. Salimos en una zona cercana a un depósito de petróleo. Toda la ciudad estaba en llamas. Las barcazas ardían en el río. Lo primero que vi en la orilla fueron los cuerpos de nuestros soldados. El enemigo se encontraba a 300-400 metros de la orilla y nos atacaba sin cesar. Pero se encontró con la empecinada resistencia de nuestros guardias. No podíamos retroceder. El Volga estaba a nuestra espalda.

El día 15 de septiembre, por la mañana, establecimos un puesto de observación en la orilla (OP). Nuestra batería tenía la misión de llevar a cabo la observación del terreno ocupado por el enemigo. La infantería recibió fuego de cobertura. Uno de los puestos de observación se estableció en un molino. El operador de teléfono y yo, nos encontrábamos en el cuarto piso del molino, junto a la ventana. Podíamos observar al enemigo sólo con la ayuda de un periscopio. Los francotiradores alemanes siempre estaban a la caza. Desde nuestra posición, podíamos ver con total claridad la Plaza del 9 de Enero (ahora la Plaza Lenin) y los edificios y sótanos cercanos que los alemanes ocupaban.
Llevábamos a cabo una observación continua, día y noche. Cada ataque del enemigo caía bajo el fuego de nuestras armas. Cuando el sargento Pavlov y su equipo ocuparon el edificio, recibimos la orden de instalar un nuevo puesto de observación en la parte superior de un edificio opuesto al enemigo. El enemigo abrió fuego de artillería sobre una parte del bloque de madera del edificio, dañándolo considerablemente.
Aproximadamente a finales de septiembre, en una noche oscura, los alemanes penetraron en nuestras defensas por un barranco. Tuvimos que darle la orden a nuestra artillería de disparar sobre nosotros porque los alemanes habían alcanzado nuestro puesto de observación.
Al amanecer empezaron a alargar su cabeza de puente a lo largo de la orilla. Pero con el soporte de nuestra artillería y los Katiuskas, nuestra infantería empujó rápidamente al enemigo a sus posiciones iniciales. Luchábamos día y noche, explotaban minas y proyectiles, y las balas silbaban sobre nuestras cabezas.
Durante los breves periodos de calma siguientes, los alemanes encendían sus altavoces y comenzaron a emitir propaganda en ruso. Pero nuestros hombres ignoraban sus peticiones. Algunas veces teníamos que coger nuestras ametralladoras y granadas y defendernos de los ataques del enemigo. Muchos de los soldados quedaban fuera de combate, heridos o muertos. Muchos de los heridos morían porque no recibían a tiempo tratamiento médico. No sabíamos como prestar los servicios de primera ayuda para los heridos graves, porque nadie nos lo había enseñado.
Teníamos problemas con el suministro de agua. Sólo podíamos recoger el agua del Volga, y solo por la noche, porque la orilla estaba bajo vigilancia del fuego enemigo. Hervíamos el agua en el sótano para evitar que el enemigo lo detectase. El enemigo abría fuego al menor indicio de una chispa de luz. Cocinábamos gachas hechas de concentrado. Los soldados nos entregaban la comida en un bote desde el otro lado de la orilla. Cuando el Volga comenzó a congelarse, resultó imposible cruzarlo con un bote. El grano que aun permanecía en el sótano del molino en cantidades abundantes, nos salvó. Dormíamos en las pausas entre batalla y batalla y intentábamos comer algo.
Para nosotros, el molino era una fortaleza segura. El sótano, ofrecía una buena protección contra los ataques de la artillería. A nuestro alrededor, la aviación enemiga no llevaba a cabo bombardeos en el área de la casa Pavlov, ni en el molino, ni en la Plaza 9 de Enero, porque el enemigo y nuestras posiciones estaban demasiado cerca.
Cada día se le entregaba a cada soldado 100 gramos de Vodka. Pero eso sólo sucedió en Stalingrado. Quiero dejar claro este punto sonre los 100 gramos de Vodka. Luché desde Stalingrado hasta Polonia y sólo se nos dio Vodka en Stalingrado. Y no todo el mundo lo recibió. No siempre se entregó makhorka (una especie de tabaco), sólo en la ofensiva. No lo recibimos durante la defensa. Estuve luchando en Stalingrado desde el 15 de septiembre hasta el 2 de febrero y fui condecorado con la medalla Za otvagu (al coraje)."


Os vuelvo a adjuntar el mapa de la zona de un mensaje anterior, para ver con más claridad los edificios citados en el texto.

Imagen
Fuente: Stalingrad, How the Red Army Triumphed, de Michael K. Jones
1. Lechería
2. Casa Pavlov
3. El molino
4. La casa de los trabajadores del ferrocarril
5. Casa de Zabolotnov


Es un relato impresionante del soldado Ptansky, que anteriormente es citado por Michael K. Jones en su libro Stalingrad: Who the Red Army Triumphed como Georgi Potansky, tratándose sin lugar a dudas del mismo hombre.
En su relato está descrito el desembarco nocturno de la 13.ª Guardia de fusileros de Rodimtsev y como esos hombres establecieron en primer lugar, su base en el Molino a orillas del Volga, y como se escondían en el sótano cuando los alemanes utilizaban la artillería, y por qué la Luftwaffe no bombardeó sus posiciones por estar ambos Ejércitos demasiado cerca. A esto, añadiríamos, lo relatado anteriormente, del juego de bengalas que llevaron a cabo los soviéticos para confundir a la Luftwaffe, cuando se disponía a bombardear la zona.

Fuente: Turning Point, de P. P. Popov, A. V. Kozlov y B. G. Usik
Traducción: Paradise Lost


Saludos