Publicado: Mar Oct 13, 2009 1:37 am
por ParadiseLost
Hola a todos.
Sobre la realidad o ficción de la casa Pavlov, antes de entrar de pleno en el debate, creo necesario reproducir los diferentes datos que circulan en los libros más conocidos sobre la batalla de Stalingrado, a fin de establecer comparaciones muy interesantes entre diferentes autores, y lo que en realidad sucedió, o así parece ser.

"Buscando ampliar el espacio, el coronel Yelin, comandante del 42.º Regimiento, se había apoderado de dos edificios de la plaza Lenin que podían ser utilizados como puntos fortificados. Uno de ellos era una de pisos fuertemente dañada cuya fachada daba a la calle Soléshnaia. El otro edificio estaba incólume. Un segundo teniente llamado Zabolotnov mandó un pelotón al edificio en pie de la derecha y lo ocupó. El nuevo puesto se denominó inmediatamente "casa de Zabolotnov", pero aquel oficial murió al cabo de veinticuatro horas. Sus hombres conservaron la posición.
En lo que se refiere al edificio en ruinas con la fachada a la calle Soléshnaia, el sargento Jacob Pávlov y otros tres hombres se arrastraron a través de un patio, lanzaron granadas a las ventanas del primer piso y se ayudaron los unos a los otros dentro, mientras los pocos alemanes a los que no mataron las explosiones huían al otro lado de la plaza. En los sótanos, el rechoncho Pávlov, con su eterna sonrisa, descubrió a un pequeño grupo de rusos, tanto militares como civiles. Algunos estaban malheridos y Pávlov mandó un mensajero a informar que se había apoderado de la casa, pero el correo fue obligado a retroceder otra vez adentro cuando los alemanes contraatacaron. Finalmente, consiguió salir a la noche siguiente, 29 de septiembre, llevándose algunos heridos con él, y el Cuartel general de la 13.ª División de la Guardia envió más hombres para socorrer a Pávlov. Los veinte hombres organizaron rápidamente su nuevo hogar. Derribaron una pared entre dos sótanos, emplazaron morteros y ametralladoras en las ventanas clave y empezaron a tirotear al enemigo. Llegaron cuatro soldados más, los últimos refuerzos facilitados por el Cuartel general. Durante los intervalos en el tiroteo, el pequeño grupo de hombres –procedentes por casualidad de todas las regiones de la Unión Soviética: Georgia, Kazajstán, Uzbekistán, Ucrania– intentaron obrar lo mejor que pudieron para aliviar aquella tensa situación. Encontraron un viejo fonógrafo y un disco cuya melodía nadie conocía. Lo hicieron funcionar continuamente y pronto se gastó.
Afuera, los carros alemanes intentaban continuamente hallar un punto débil. Pero la "Casa de Pávlov" era una barricada natural, que dominaba un amplio campo de tiro e impedía al enemigo el acceso a la orilla del Volga, situada sólo a doscientos cincuenta metros. En vez de traer aviones o artillería para aplastar el obstáculo, los alemanes inexplicablemente, continuaron atacándolo de frente y sufriendo las consecuencias."

La batalla por Stalingrado, de William Craig.

"Durante las grandes batallas por el sector industrial septentrional de la ciudad, la lucha casa por casa, con ataques y contraataques locales, había continuado en los distritos del centro. Uno de los episodios más famosos de la batalla de Stalingrado fue la defensa de la «casa de Pavlov», que duró cincuenta y ocho días (foto izq. Casa de Pavlov después de la batalla de Stalingrado).
A fines de septiembre, una patrulla del 42º regimiento de guardias se había apoderado de un edificio de cuatro plantas que daba a una plaza, situado a unos 275 m de los altos de la orilla del río. Su comandante, el teniente Yakov asumió el mando.Descubrieron que varios civiles habían permanecido en el sótano durante todo el combate. Uno de ellos, Mariya Ulianova, tuvo un papel activo en la defensa. Los hombres de Pavlov destruyeron los muros del sótano para mejorar sus comunicaciones, y abrieron boquetes en las paredes, para tener mejores aspilleras para las ametralladoras y los fusiles antitanques de largos cañones. Cada vez que los blindados se acercaban, los hombres de Pavlov se dispersaban, fuera por el sótano o por el piso superior, desde donde podían dispararles de cerca. La tripulación del blindado no podía elevar sus principales armas lo bastante para responder. Chuikov después gustaba hacer ver que los hombres de Pavlov mataron a más soldados enemigos que los alemanes pedieron en la toma de Paris. (Jakov Pavlov, convertido en Héroe de la Unión Soviética, más tarde se convirtió en el archimandrita del monasterio de Sergievo –antes Zagorsk- donde atrajo un gran número de fieles que nada tenían que hacer con su fama de Stalingrado. Está ahora muy delicado)."

Stalingrado, de Anthony Beevor.

Will Fowler, en su libro Schlacht um Stalingrad, también hace referencia a la casa Pavlov, pero comparando el texto en alemán, con el libro de Beevor, parece que directamente utilizó el de Beevor para incluirla en el suyo, aunque curiosamente en su bibliografía, no aparece el libro de Beevor por ningún lado.

Para repasar la historia de la casa Pavlov, habría que hacerlo de forma cronológica, es decir, en el momento en que fue tomada por el sargento Pavlov. Georgi Potanski, uno de los supervivientes de la guarnición, así lo narra:
"Chuikov ordenó tomar la casa porque nos daba una gran ventaja. Toda la zona colindante podía estar bajo vigilancia, y se podía disparar desde todos los rincones de la casa. Rodimtsev decidió que se debía intentar su captura de forma sigilosa, ya que su guarnición era relativamente pequeña, y los alemanes estaban distraídos por los ataques contra la Casa de los trabajadores del ferrocarril. Un pequeño grupo de seis hombres, lideradores por el sargento Pavlov, se arrastró hasta la casa. Tuvieron suerte, ya que no había nadie de guardia en la entrada. Pavlov dejó dos soldados allí y se movió sigilosamente hasta el sótano. Allí encontró a un buen número de civiles rusos que se habían refugiado. Habló con ellos, averiguó en que habitaciones se encontraban los alemanes y abrió la puerta de una patada. Estaban todos allí dentro, bebiendo y jugando a cartas. Con dos granadas acabó con ellos."
Pavlov pensó que los alemanes intentarían tomar de nuevo la casa, y pidió refuerzos. Los alemanes volvieron al poco tiempo para recuperar la casa pero fueron rechazados.
En verdad, Pavlov tuvo una suerte enorme, ya que anteriormente, los intentos por capturar la Casa de los trabajadores del ferrocarril y el Banco estatal habían fracasado. La guarnición de los alemanes era sólo de doce hombres, muy pequeña en comparación con otras fortificaciones. 100 metros más allá, un montón de cadáveres de soldados soviéticos cubrían las inmediaciones de la Casa de los trabajadores del ferrocarril, al fracasar en su intento de tomarla. Poco después, el 30 de septiembre, se lanzó un ataque contra la Casa en forma de L, y también fracasó. Así que el éxito a la hora de tomar la casa Pavlov se debió únicamente a la sorpresa y a la suerte.

Sería necesario, para continuar, hacer referencia a la figura de Jacob Pavlov. Condecorado como héroe de la Unión Soviética, la historia siempre lo ha asociado a la casa, como el líder de la pequeña guarnición. Según el teniente Anatoly Mereshko, que tomó parte en aquellos terribles combates, Pavlov estuvo al mando de la guarnición sólo unos días y nuca fue el comandante de la casa. Como la posición era de una importancia extrema, se buscó a alguien con mayor experiencia militar, y que ya hubiera estado al mando de alguna compañía o batallón, pues Pavlov era el oficial más joven de la guarnición. El nuevo comandante de la casa pasó a ser el capitán Naumov, que fue el auténtico héroe de la defensa de la casa.
Otro de los mitos que se atribuyen a su defensa, son los famosos 55 días que resistió al envite de las tropas alemanas. Lo curioso del caso es que Pavlov fue herido la noche del 24 de noviembre en el asalto a unas de las fortificaciones adyacentes alemanas, concretamente la Lechería, tras la plaza del 9 de enero y fue evacuado de Stalingrado. Potanski, así lo confirma: "Estaba cerca de él cuando sucedió, y ya no tomó parte en la batalla. Pero la defensa de la casa continuó."

El verdadero héroe durante la defensa de la casa, el capitán Naumov, murió la noche del 24 de noviembre, la misma en la que Pavlov resultó herido, y el mando de la casa fue asumido por Antón Dragan, que anteriormente había tomado parte en los combates en la Estación de ferrocarriles y en la Fábrica de clavos. Dragan estuvo al mando de la casa hasta el 10 de enero, justo al inicio de la Operación Anillo. Ese día, los 70 hombres que defendían la casa fueron transferidos con otras unidades de la 13.ª División de la Guardia a la factoría Octubre Rojo. Sólo un puñado de soldados permanecieron en la Casa Pavlov. Cuando Dragan volvió el 30 de enero, se encontró con que los alemanes habían vuelto a ocupar la casa: "Se encontraban en el interior y en el sótano, y tuvimos que limpiar de nuevo la casa de fascistas."
La historia oficial cuenta que sólo 24 hombres defendieron la casa, pero esa es otra de las invenciones de la propaganda soviética, pues como dice Potanski, "Nunca fuimos menos de 70 defensores, y a veces llegamos al centenar."
De la misma manera, afirma: "Nuestra defensa de la casa fue heroica, pero no como se ha descrito. Se quería crear a toda costa la imagen de un pequeño grupo de soldados resistiendo contra el enemigo, y para ello era mejor que se creyese que el grupo estaba compuesto únicamente por soldados de infantería. Pero había ayudantes de artillería en la casa, y nuestro papel fue muy importante. Personalmente recibí una medalla de Chuivok por mi labor en la defensa de la casa."
Potanski afirma que se escogió a estos 24 soldados, porque provenían de diferentes regiones de la Unión Soviética y quería ofrecerse una imagen, de un pequeño grupo luchando en armonía, codo a codo:
"En realidad, la mayoría de la guarnición era de origen ruso, pero la relación con los de las otras repúblicas distaba de ser fácil. El comandante de nuestra unidad de artillería era un armenio, Nikolai Sarkisan. La plaza que se encontraba delante nuestro, estaba llena de cadáveres y una noche, Sarkisan me ordenó recoger algunos cuerpos. Esa era una típica orden estúpida. Los alemanes lanzaban bengalas constantemente y fui rápidamente descubierto. Una ametralladora abrió fuego y me escondí detrás de una pila de cadáveres. Podían oír como las balas rasgaban el muro de protección, y entonces cesó. El enemigo pensó que había muerto. Así que me arrastré hasta las trincheras que defendían la casa. Sarkisan había olvidado darme una contraseña. Tuve suerte. Si el centinela hubiera sido un uzbeco o un tártaro me hubiera disparado (casi no entendían el ruso y hubiera sido imposible comunicarme con él). Por suerte era ruso."

Tampoco es cierto que la casa fuera conocida durante la batalla, como la casa Pavlov, sino como "la Casa de la calle Penzenskaya".

Históricamente es injusto que la casa recibiera el nombre de Pavlov, que pasó a la gloria, mientras que Naumov, el verdadero héroe, cayó en el olvido. Potanski comenta al respecto:
"Naumov luchaba codo a codo con el resto de sus soldados, repeliendo los ataques de los alemanes. Fue un héroe increíble."
El 24 de noviembre, Naumov, ordenó atacar la Lechería a través de la plaza que separaba los dos edificios. El grupo de asalto era poco numeroso,, por lo que la mayoría de la guarnición de la casa Pavlov fue aplastada en el asalto. Fue una lucha terrible como comenta otro testigo de la época, el soldado Ivan Schylaev:
"En esta terrible batalla, Pavlov fue evacuado en una camilla, Ilya Voronov, otro famoso defensor de la casa fue alcanzado por una explosión, aunque sobrevivió de milagro a pesar de recibir 20 fragmentos de metralla. Naumov intentó replegar a sus hombres, pero murió delante de todos ellos."
Más tarde, los supervivientes se encontraron en la casa Pavlov, y no sin enormes dificultades, consiguieron recuperar el cuerpo de su comandante, arrastrándolo mediante cuerdas hasta la casa, y lo enterraron allí, en el sótano. Poco después, el capitán Dragan asumió el mando de la posición.

Uno de los hechos más curiosos de la casa Pavlov fue el descubrimiento de un gramófono, en una de las incursiones. Sólo había una grabación y en medio de la batalla, el aria napolitana del disco sonaba extraña. Potanski: "Entonces se nos ocurrió que sería una gran canción para ponerles a los alemanes. Teníamos momentos de insomnio, así que después de algún ataque alemán, siempre la poníamos a todo volumen. Era un ritual."

La casa Pavlov, recibió el nombre en código de "el faro", puesto que como dice Mereshko "era de una gran ventaja, porque nos ofrecía la posibilidad de disparar hasta a un kilómetro de distancia. Desde el cuarto piso, podíamos ver más allá de la Plaza del 9 de enero. A la izquierda y derecha teníamos alemanes. Detrás nuestro el molino ocupado por nuestros hombres."
Pero la casa Pavlov no era la única fortificación ocupada por los soviéticos. Justo detrás se encontraba el Molino, un edificio de ladrillo que Rodimtsev capturó el 14 de septiembre. Se encontraba a 100 metros de la casa Pavlov y a la misma distancia del Volga, como puede apreciarse en los planos adjuntos. En el Molino se hallaba el Cuartel General del batallón.

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Fuente: Stalingrad, How the Red Army Triumphed, de Michael K. Jones
1. Lechería
2. Casa Pavlov
3. El molino
4. La casa de los trabajadores del ferrocarril
5. Casa de Zabolotnov


Potanski afirma que "los alemanes eran reacios a usar bombardeos pesados, debido a la proximidad de la Casa de los trabajadores del ferrocarril. Tan pronto como los alemanes lanzaban un ataque con su infantería, salíamos del sótano y corríamos a disparar, y avisábamos a nuestras unidades de artillería que se encontraban en la otra orilla del Volga que inmediatamente bombardeaban las fuerzas enemigas. Desde el tejado veía donde caían nuestros proyectiles y podía corregir nuestro fuego. Nuestra minas y artillería prevenían a los alemanes de intentar lanzar ataques de tanques en masa y éramos capaces de infligir muchas bajas a su infantería."

Las autoridades soviéticas, decidieron omitir de la historia oficial a los ayudantes de artillería y la lista oficial de defensores de la casa, aunque sin ellos, hubiera sido imposible este capítulo de la defensa de Stalingrado.
La casa Pavlov no era sólo un grupo aislado de combatientes, sino un sistema de defensa integrado, protegido con minas, alambradas y artillería. La decisión de Chuikov de trasladar su artillería al otro lado del Volga fue acertada, puesto que a veces, en un día debían repeler hasta diez ataques alemanes.

Recapitulando toda la historia, queda claro que Michael K. Jones ofrece testimonios y fuentes de primera mano, que hacen que la historia de la casa Pavlov, tal como la cuenta él, sea más creíble y cercana a la realidad. De la lectura de su libro, he conseguido comprobar que las baterías de artillería de la otra orilla trabajan en conjunto con los hombres apostados en la casa, y que sin esa ayuda, hubiera sido imposible defender la casa, y que los alemanes no usaron los bombardeos pesados, por miedo a causar bajas por fuego amigo en la Casa de los trabajadores del ferrocarril.
Una cosa sí que no he conseguido aclarar, que no es otra que los intentos de la Luftwaffe por acabar con la casa, ya que no se hace ni una sola mención en todo el libro a tal hecho, ni ninguno de los supervivientes habla al respecto. Sólo aparece en las memorias de Pavlov, y visto lo visto, poca credibilidad tienen, pues parece que se limitaron a seguir el guión escrito de las autoridades soviéticas. Así que ahí queda la duda.
Tampoco disponía datos concluyentes para saber que existía un embarcadero tras la casa Pavlov, y no lo había leído en ningún sitio, aunque si la casa estaba aislada del resto de fuerzas soviéticas en su posición más meridional, por algún lado tenían que llegar los refuerzos. La pista me la dio un mapa del libro de Will Fowler, Schlacht um Stalingrad, donde aparecían con finas líneas las rutas que seguía la flotilla de Rogachev para enviar refuerzos a Stalingrado, y una de ellas, unía la casa Pavlov con la otra orilla. El dato final y concluyente apareció en el libro de Michael K. Jones, Stalingrad. How the Red Army Triumphed, cuando Potanski fue llamado por Chuikov para hacerle entrega de una condecoración y relataba lo siguiente: "Fui convocado en el Cuartel General del Ejército, por la noche, con mi compañero ayudante de artillería de la casa Pavlov. Chuikov quería darnos las gracias a los dos personalmente. Pero era un viaje peligroso. Volvimos al Molino, y entonces empezamos a movernos a través del embarcadero del río." No queda ninguna duda de que existía un embarcadero tras la casa Pavlov y el Molino, y través de él llegaban los refuerzos para seguir manteniendo la posición.

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Fuente: Schlacht um Stalingrad, de Will Fowler
Mapa donde se aprecie el recorrido de la flotilla del contraalmirante Rogachev hasta la casa Pavlov.

Otro hecho que llama la atención es que la casa Pavlov no fue un punto aislado de defensa pasiva, si no que como se ha podido comprobar, desde allí se lanzaban ataques contra otras fortificaciones alemanas colindantes, como la Lechería, y que mientras no se acabase con la resistencia de la casa Pavlov, existía un alto riesgo de que alguna zona colindante cayera en manos soviéticas. El desgaste que suponía intentar tomarla fue enorme, así como la cantidad de unidades que debían estar ancladas en las casa colindantes (véase la Lechería, la Casa en forma de “L”, la Casa de los trabajadores del ferrocarril...), que en definitiva, eran necesarias para contribuir a la segunda ofensiva de la ciudad, esta vez en el sector fabril, en su sector septentrional.

Para acabar, quisiera hacer un inciso sobre los trabajos que algunos historiadores realizaron con la casa Pavlov. Como hemos leído anteriormente, Wiliam Carig es uno de ellos. En los apéndices de su libro, La batalla por Stalingrado se citan las fuentes que ha utilizado para escribir este episodio en concreto, y son:
Mansión e la fama del soldado, de I. F. Afanasiev y su artículo en Krasnaia Zvezda, 2 de febrero de 1963. Héroes de la gran batalla, de I. Grummer y T. Harin; La casa Pavlov, de V. Gurkin, V. I. Z., n.º 2, 1963; Estoy en la casa de Pávlov, de L. Saveliev, en Sovietskaia Rosiia, 2 de febrero de 1963. Ronald Seth, Stalingrad: Point of Return.

Como salta a la vista, son fuentes secundarias, y en muchos casos transmitidas de boca en boca, y por lo tanto no del todo fiables, aunque al menos las fuentes constan en su libro.
Beevor sin embargo, publicó su libro en 1998, y la fuente que utilizó para narrar el episodio dela casa Pavlov no consta. En ese mismo capítulo hace referencia varias veces al TsAMO y cuesta creer que no descubriera la verdad de la casa Pavlov, y en cambio Michael K. Jones nos ofrezca una versión mucho más cercana a la realidad y acabe de una vez con todos los mitos y exageraciones en torno a este hecho. Por lo que se deduce que Beevor no profundizó ni mucho menos en este aspecto, tal como afirma en su libro.
Un detalle a tener en cuenta es lo que cuenta Beevor en su libro, que sucedió con Pavlov una vez acabada la guerra:
"Jakov Pavlov, convertido en Héroe de la Unión Soviética, más tarde se convirtió en el archimandrita del monasterio de Sergievo –antes Zagorsk- donde atrajo un gran número de fieles que nada tenían que hacer con su fama de Stalingrado. Está ahora muy delicado."

Michel K. Jones vuelve a rectificar a Beevor, y comenta que cuando Pavlov fue enterrado en 1981, seguía siendo un comunista. Beevor confundió al sargento Jacob Pavlov con otro veterano de Stalingrado, el soldado Ivan Pavlov, que después de sus terribles experiencias en la batalla, encontró algunas páginas del Evangelio en medio de la ciudad devastada, y comenzó a leerlas. Las guardó con él hasta el final de la guerra, e hizo sus votos bajo el nombre de Kyrill, llegando a ser el director espiritual del monasterio de la Sagrada Trinidad de Saint-Sergius.

La historia no fue realmente como se contó, pero nadie podrá negarles a los hombres que defendieron y murieron en la casa Pavlov, el heroísmo y determinación con el que lucharon por su patria e hicieron frente al invasor alemán en aquella ciudad de muerte a orillas del Volga.

Fuentes:
Stalingrad, How the Red Army Triumphed, de Michael K. Jones
Stalingrado, de Antony Beevor
La batalla por Stalingrado, de William Craig
Schlacht um Stalingrad, de Will Fowler


Saludos