Publicado: Mié Dic 06, 2006 4:13 am
por Capitan Miller
Buenas, foreros.
Aunque soy de la opinión de que las opciones de Alemania iniciado 1945 eran mínimas y entre ellas no se encontraba la de ganar la guerra, también creo que la dispersión de fuerzas era tan considerable que no sólo facilitó el irresistible avanze del Ejercito Rojo y la caida de Berlín sino que también imposibilito grandemente la unificación de dichas fuerzas y un mínimo "salvar los muebles" final.
Curlandia, Noruega, Hungría, Austria, Yugoeslavia... demasiados lugares que defender en el Este con demasiada poca cohesión y vias de comunicación aceptables. Tal vez la debacle se inició de forma tan precipitada que hizo imposible una reunificación de fuerzas en sectores de vital importancia, aún a costa de perder territorios "aliados". Tal vez también la absoluta subordinación del OKW a Hitler desde ya tiempo atrás imposibilito la generación de planes más coherentes de cara a una retirada estatégica que incluso permitiera contraataques puntuales. Aun así y todo sólo se habría tratado de retrasar la derrota, aunque la parte positiva de ello podría haber sido el ahorrar sufrimientos al pueblo alemán al frenar el avance soviético.
Admiro a otro gran "perdedor", Napoleón Bonaparte, y según El Corso la cosa suele ser sencilla; regala al enemigo movimientos de distracción, confunde, pero concentra tus fuerzas en un punto y asesta allí el golpe definitivo. Y aunque perdiera y en los últimos años no fuera el genio de Austerlitz hay que reconocer que la receta no le fue tan mal. Ahora que recuerdo, la última vez que se le ocurrió dispersar fuerzas fue cuando entregó el ala derecha del Ejército del Norte a Grouchy en Bélgica. Cuando ya estaba perdiendo Waterloo todavía esperaba a Grouchy.
¿Dispersión? No gracias.
Saludos pseudoestratégicos.

P.D.
Por cierto, interesantísimo Antonio tu post sobre los días previos a Barbarroja. Gracias.