Publicado: Dom Abr 13, 2008 9:24 pm
por Bitxo
Simon, esa cita de Lenin la puedes encontrar por doquier por ahí. Te la puedes creer o no, ese es tu problema. Esta declaración de Lenin a Kamenev es de marzo de 1922. Tres días antes, refiriéndose al problema de la Iglesia, diría que Ahora y sólo ahora, cuando en las zonas afectadas por el hambre hay antropofagia y las carreteras están pavimentadas con cientos de cadáveres, si no miles, es cuando podemos (y por lo tanto debemos) insistir en la apropiación de los objetos de valor, con la energía más implacable y despiadada, sin reparar en medios para aplastar toda resistencia, añadiendo que Un momento como el del hambre y la desesperación es único para crear entre las masas campesinas en general una disposición que nos garantice su simpatía o en cualquier caso su neutralidad. La furibunda diatriba contra la Iglesia, en la que puede verse la contemplación del hambre como una herramienta para el logro de objetivos políticos, terminaba con Cuantos más representantes de la burguesía y el clero reaccionarios consigamos ejecutar en este asunto, mejor. Mucho antes, en la hambruna de 1891, Lenin advertiría de su conveniencia a la hora de levantar al campesino contra el zar y contra Dios, facilitando la llegada del socialismo. Estas declaraciones, repito, te las puedes creer o no, pero están recogidas en la Historia por sus testigos. Por muy fuera de contexto que estén, resultan explícitas y no dejan lugar a dudas acerca de la benvolencia del hambre como medio para llegar al poder y mantenerse en él derrumbando la moral del ciudadano en la mentalidad de Lenin. Pero, claro, ¡había que hacer la Revolución! ¿no? El fin justifica los medios.

Sobre Trotski ya había mencionado más cosas al respecto, como su versión militarizada del comunismo de guerra. ¿También vas a poner en duda otros hechos recogidos por la Historia?

Fue Stalin el que puso en práctica la colectivización forzosa porque fue él que acaparó el poder. Ello no significa que el resto se quedara atrás. Ya se ha mencionado el papel represivo de Trotski contra el campesinado. Muerto Lenin, quedaron tres facciones en la pugna sucesoria: el dúo Zinoniev-Kamenev, el dúo Bujarin-Rikov y Trotski. Stalin entonces no sería más que un puntal de apoyo que permitiera que una facción derrotara a la otra, cosa que aprovecharía muy bien. Zinoniev y Kamenev iniciarían una campaña de desprestigio contra Trotski, apoyados por Stalin y, más adelante, por Bujarin. Esta batalla política en la que el "si Lenin dijo esto o aquello" era la nota predominante, la perdió Trotski, acusado de menchevique. La batalla no fue un debate sobre qué hacer con la NEP, sino una pugna por el poder usando el grado de leninismo de cada uno como arma. Trotski, al igual que Stalin, si bien este prudentemene aguardaba su hora, defendía el fin de la NEP para retornar al método revolucionario de exprimir al campesino en aras de una industrialización que permitiera la dictadura del proletariado.
El mayor apoyo de Zinoniev y Kamenev eran los trabajadores de las fábricas afectados por el problema de las tijeras. Si tras la muerte de Lenin, en julio de 1924, Zinoniev lanzaba la consigna De cara al campesinado, dentro de su estrategia de aparentar leninismo, tras deshacerse de Trotski, junto con Kamenev, defendía su programa de dar fin a la NEP y explotar al campesinado en aras del proletariado. Zinoniev, a través de su artículo en el Pravda, La filosofía de una época, arremetió contra el escritor Ustrialov que celebraba el apoyo de Bujarin al campesinado concluyendo su artículo con que la NEP, junto con el retraso de la revolución mundial, está cargada, entre otros peligros, con el peligro de la degeneración. Más adelante también lanzaría más ataques contra Bujarin camuflados en la crítica a Ustrialov. Concretamente en su ensayo Leninismo denunciaba la consigna de Bujarin para los campesinos Enriqueceos, recordando además la denuncia de Lenin hacia los kulaks y su descripción de la NEP como una retirada. Pero no sólo atacaba a Bujarin, sino también a Stalin, alegando que no se podía seguir siendo leninistas si se debilitaba un ápice el factor internacional del leninismo. La pugna entre Zinoniev y Stalin, así como el debilitamiento de Kamenev, se explica con la rivalidad entre Leningrado y Moscú. Leningrado, donde la organización del partido estaba controlada por Zinoniev, era la ciudad más industrializada de la URSS y había sido la vanguardia de la Revolución, Moscú, donde Kamenev controlaba la organización del partido de la ciudad, pero a la sombra de la organización central, estaba más ligada al campo. En el XIV Congreso del Partido, Zinoniev y Kamenev denunciaron al kulak, mientras Bujarin, apoyado por Stalin, defendía su postura. Pese a que Bujarin resultó vencedor del debate, defendiendo que la conciliación necesaria con el campesinado no era incompatible con la industrialización (Avanzaremos a paso de tortuga, pero en cualquier caso estaremos construyendo el socialismo, y lo construiremos), no pudo impedir una creciente opinión de que debía acelerarse el proceso de industrialización para que la URSS pudiera ser independiente de Occidente. Por otro lado, este congreso, una vez más, estuvo mayormente protagonizado por el cruce de ataques personales que por un debate de los problemas económicos. Después, Zinoniev sería víctima de una campaña de desprestigio similar a la de Trotski, y apartado de la organización de Leningrado, perdiendo con ello todo poder efectivo. Kamenev sufriría la misma suerte, resultando igualmente apartado. Durante esta contienda, tanto Stalin como Zinoniev-Kamenev buscarían el apoyo de Trotski. Este dudaría entre apoyar a uno o a otros, pero al final, desengañado de Stalin, se decantaría por el dueto.
Hasta aquí podemos dilucidar varias cosas: no podemos negar el empeño de Trotski en la colectivización forzosa no ya acudiendo a su propia visón, que pueda ser discutida desde un acto de fe, no ya a su actuación represora durante el comunismo de guerra, sino a su duda en apoyar a Stalin o a Zinoniev-Kamenev, dado que ambas facciones, al igual que él, deseaban lo mismo, siendo su envite y el apoyo de Stalin a Bujarin una mera pugna por el poder. En cualquier caso, su apoyo al dueto defensor de la guerra contra el campesinado lo define claramente. Lo mismo podemos decir de Zinoniev y Kamenev. Stalin, como demostraría más adelante, y como Trotski sabía, también era partidario.

Decir que no queda claro si hago referencia al período de guerra civil o al período de la colectivización forzosa demuestra no conocer la historia, pues la NEP fue un estado intermedio entre ambas. La NEP no puede confundirse con el período de la Guerra Civil pues se dio tras esta, ni con la colectivización forzosa que le dio fin.

Es cierto que el fracaso del comunismo de guerra fue agravado, cómo no, por la Guerra Civil. Las guerras, obviamente, siempre agravan las condiciones económicas. Pero lo que no dice el texto, ni tú, es que la Guerra Civil fue una respuesta ante la marcha hacia el absolutismo de la fracción bolchevique liderada por Lenin. Tú hablas de revolución y de contrarrevolución blanca, con un olvido total del sinfín de facciones que estaban presentes en la Revolución de Febrero de 1917 y que podrían haber desembocado en una rica democracia donde todas las opciones hubieran estado presentes. Estas facciones, fueran anarquistas, socialistas, populistas, liberales o hasta de extrema derecha, se agruparían en torno a los que pensaban que la revolución había terminado, los que no, los que pensaban dar fin a la guerra, los que deseaban continuar en ella en un plano meramente defensivo, y los que abogaban por extender al revolución a escala mundial. La Revolución de Octubre no sería ya un movimiento espontáneo contra el zar, sino un asalto en toda regla contra el Gobierno Provisional, sin ninguna intención de que el movimiento de febrero pudiera dar fruto a una normalización de la política soviética que sentara las bases para una incipiente democracia. La oportunidad que Lenin necesitaba para efectuar un golpe de mano se lo había ofrecido en bandeja Kornilov, cuya intentona golpista dejó a Kerenski muy mal parado para poder ofrecer resistencia a los bolcheviques. El supuesto apoyo popular a la Revolución de Octubre habría que cogerlo con pinzas. Los soviéticos andaban revueltos en dos cuestiones, la de las nacionalidades, es decir, una vez hundido el Imperio Rusos del zar, cada república podía continuar aceptando la hegemonía rusa o emanciparse; y el conflicto de los campesinos pobres que comenzaron a robar las tierras de los ricos, enfrentándose al ejército. Ciertamente, antes de la toma del poder de los bolcheviques y su decreto sobre la tierra, los campesinos ya habían tomado la tierra y no les debían más que una mera legitimización de sus actos. Así pues, la Revolución de Octubre fue, en realidad, un golpe de Estado dentro de una revolución nacionalista y de otra rural que se desarrollaba ajena a la rivalidad entre bolcheviques y antibolcheviques. Y sería precisamente esta indiferencia del pueblo soviético la que facilitaría la disolución de una Asamblea donde, pese a la escisión de los socialrevolucionarios, el partido de Lenin estaba en franca minoría., ya que las protestas de los demócratas, de los socialistas moderados, de los sindicatos y de un sinfín de militantes de todos los partidos, incluso del de Lenin, no encontrarían eco en un pueblo sumergido en otras preocupaciones. La consecuente Guerra Civil, azuzada por un Occidente preocupado por la salida de los soviéticos de la guerra, alentaría el absolutismo leninista mediante el lanzamiento de un decreto destinado a evaporar la libertad de prensa destinado a legitimizar cuanto ya llevaba haciendo la Tchka. Los excesos de los bolcheviques afines a Lenin contra el resto de los partidos, en especial el SR contrario a la paz con los alemanes y al absolutismo leninista alimentaría la Guerra Civil que no se trataba ya de un solo movimiento zarista apoyado desde el extranjero, sino del intento de lanzar una tercera revolución que acabara con la dictadura de partido instaurada.
Resulta curioso que menciones la tesis de que el atraso económico de la Rusia zarista hacía inviable la revolución socialista acorde con las ideas de Marx. Ciertamente eso era así y de ahí que los bolcheviques alentaran la esperanza de que triunfase la revolución en Alemania. Por ello Bujarin estalló en lágrimas cuando se firmó la paz, pues esta suponía un triunfo del imperialismo alemán y, por tanto, una grave mella en las aspiraciones socialistas alemanas. Resulta indudable entonces la contradicción del leninismo a la hora de desear una revolución socialista y de escala mundial frente a su opción por aprovechar el deseo de paz de los soviéticos y relanzar una segunda revolución, la de Octubre, para acaparar el poder cuando, según ellos mismos, aquella no era la manera adecuada de llevar a cabo la manoseada revolución socialista, cosa que Rosa de Luxemburg se permitiría el lujo de recordar. Si las consecuencias de la Guerra Civil son la paz de Brest-Litovsk con la consecuente injerencia extranjera -acuérdate de Plejanov- y la instauración de una dictadura de partido que estaba en franca minoría, estas consecuencias son atribuibles netamente al bolchevismo leninista. Y Lenin no se enfrentaba ahora sólo a la aguda crisis económica, mezcla de la herencia zarista y de los excesos revolucionarios, sino también a la proporcionada por una Guerra Civil que podría haberse evitado. Por otro lado, la única arma que podían esgrimir, y de hecho esgrimieron, los bolchevique fue la de la extensión de la revolución. Si la espada internacionalista podía protejerlos de la injerencia extranjera, lo cierto fue que tuvo el efecto contrario, como todos sabemos.

El objetivo de la NEP era el de contentar al campesinado ofuscado por la política de incautación de grano del comunismo de guerra, al tiempo que se recomponía la casi inexistente economía soviética. El comunismo de guerra ya no daba más de sí porque la incautación había reducido al campesinado a una economía de subsistencia. Simplemente ya no había grano que requisar. Era preciso, entonces, reanimar la producción de grano para alejar el fantasma del hambre y sofocar las revueltas existentes producto del descontento del soviético. Teniendo en cuenta la obcecación del régimen bolchevique en querer ver al comunismo de guerra como un avance en la instauración del socialismo en lugar un horror azuzado por las necesidades ante la Guerra Civil, la NEP era considerada con toda lógica una derrota y una retirada para un nuevo ataque. Esto son palabras de Lenin, si te las quieres creer. También afirmaría que la NEP duraría lo suyo, pero que hablar de 25 años, tal y como le inquirirían en el X Congreso, era un cálculo muy pesimista. Por tanto, considerada la NEP como un desviación capitalista, por muy necesaria que fuera, queda claro que su abolición resultaría un viraje a la izquierda, es decir, un retorno al esfuerzo de socialización de la URSS.
Alegar que Stalin era fascista es, cuanto menos, risible. Stalin no tiene nada que ver con el fascismo y mucho con el leninismo. Otra cosa es que tú no quieras admitir que el leninismo no tuviera tanto que ver con el marxismo como tú deseas, o que el marxismo no es lo que tú crees, o que, simplemente, no tienes ni idea de lo que es la NEP, el comunismo de guerra, o cualquier otra cuestión tratada en estos artículos. Y disculpa que sea tan rudo, pero es que excusar la actuación de Stalin con una más que improbable ideología fascista, sin querer reconocer que era leninista, es el colmo en cuanto a actos de fe.

Resulta confortante que veas los sucesos de Kronstadt como lamentables. Pero siendo entonces este tu punto de vista, no se entiende que lo veas como mera propaganda anticomunista. El texto deja bien claro las condiciones de la revuelta, si bien es cierto que no entra en detalles porque, como ya te expliqué, los artículos no están destinados a dar una explicación exhaustiva de los hechos, sino a sentar la base de la actuación de los soviéticos en el marco de la SGM, dada la acotación temática de este foro. Dicho amotinamiento no se produce en medio de la Guerra Civil, se produce una terminada esta y es producto de la desilusión otorgada por el comunismo de guerra.

A mí me parece que el texto sobre la evaluación política de la NEP lo deja todo bien claro. Que Trotski no cejaba en su empeño de extender la revolución es algo sabido por quien tenga un mínimo conocimiento del tema. La NEP, al revitalizar la economía rusa, había permitido una serie de acuerdos entre la URSS y otros países, como Gran Bretaña o Alemania, por lo que la URSS no sólo estaba llevando a cabo una política económica considerada por el propio Lenin como un desviacionismo capitalista, sino que, gracias a ella, estaba logrando salir de su aislamiento. Si eso es extender la revolución, explícamelo. Porque yo no encuentro la manera de ver en los acuerdos comerciales y hasta militares de la época una intención de extender la revolución. Sólo veo la necesidad de la URSS de salir de su aislamiento, lo cual le permitía tanto ingresar divisisas extranjeras como tecnología, así como lograr un acuerdo con Alemania frente a la amenaza polaca.

Puedes llamar insidioso a lo que yo llamo realismo. Lo cierto es que esas persecuciones no fueron más que una tapadera para los nuevos aires capitalistas del régimen.

¿Puedes decirme cuáles eras esos "mejores cuadros" que cayeron durante la Guerra Civil?

Ah, pero, ¿entonces sí habían discrepancias entre Lenin y Trotski? ¿entonces Trotski si abogaba por el fin de la NEP? Bueno, la historia sucesoria ya le he descrito al principio. ¿Traición a la revolución? Eso se había hecho mucho antes, cuando la búsqueda del absolutismo prevaleció sobre cualquier otra consideración.

A Trotski lo que le perdió fue la soberbia. Su desprecio hacia Dzierzynski y a Menzhinski le hizo perder las simpatías del OGPU, el cual se decantaría por Stalin.

La base estratégica de los cuatro primeros decretos fueron: legitimizar la actuación de los campesinos, tal y como ya expliqué, asegurar cierto control sobre la economía al nacionalizar la industria, ganarse la amistad de aquellas repúblicas que se han escindido del extinto Imperio Ruso o están en proceso de, y ganar el apoyo popular necesario mediante la consecución de la paz pese a que ello iba en contra de sus propios principios de extensión de la revolución, lo cual también he explicado antes.

¿Kronstadt fue un error? Sí, claro. Fue un error reflejo de la necesidad de mantenerse en el poder a toda costa.

Efectivamente la revolución fracasó. Los grandes líderes bolcheviques a los que veneras la traicionaron. El pueblo se revolucionó por culpa de los excesos y negligencias del zar. Lenin y los suyos aprovecharon esta coyuntura para establecer una dictadura de partido que cometería más excesos y negligencias, pero, a diferencia del zar, lograron aplastar una nueva revolución en su contra. De ahí pasaron a restablecer el Imperio Ruso, siguiendo métodos que iban desde acuerdos amistosos o pura rapiña, según las circunstancias de cada república escindida.