Publicado: Mar Jul 23, 2013 12:56 am
No sé si lo que voy a decir me ocasionará un bombardeo de alfombra o contribuirá a aportar un nuevo punta de vista al debate que antecede. Lo he dicho alguna que otra vez en otros hilos, y se centra en que a veces debemos hacer un esfuerzo de "relativización temporal" y ponernos, o intentar ponernos, en la piel de los protagonistas de determinados hechos en el momento y circunstancias en que éstos se producen. Hoy día, con todos los estudios históricos a nuestro alcance, con los datos que aporta el paso del tiempo, con muchos misterios o puntos oscuros resueltos por la desclasificación de documentos celosamente guardados oscuros archivos, es relativamente fácil criticar, por poner un ejemplo, la decisión de Perceval de rendir sus tropas para evitar males mayores, incidiendo en que el remedio fue peor que la enfermedad. Es de suponer que muchos oficiales de la época podían pensar que las guerras se libraban aún con cierto espíritu caballeresco y el respeto a la Convención de Ginebra y otros Acuerdos y Leyes Internacionales. Por desgracia, hubieron de descubrirlo por las malas y en las propias carnes. Por eso insisto en que antes de afirmar tajantemente que se cometieron tales o cuales errores, o que determinadas decisiones fueron equivocadas o acertadas, con la perspectiva que da el tiempo y el conocimiento, nos pueden llevar a equivocarnos igualmente a la hora de juzgar el cometido y acciones de este o aquel general. Es posible que Paulus, en su limitado conocimiento de la situación y en las circunstancias en las que se encontraba, pensara, sinceramente, que la obediencia ciega al Führer era la única opción posible. Y lo mismo, posiblemente, pensaran Schmidy y Seydlitz a la hora de optar por determinado curso de acción. Podríamos también pensar que Eisenhower era un carnicero al lanzar tres divisiones paracaidistas hacia lo desconocido en Normandía, o que Zukov sólo buscaba honores y reconocimiento al hacer asaltar Berlín casi a pecho descubierto por sus tropas, lo cual le acabó ocasionando prácticamente tantas bajas como a los alemanes en Stalingrado. No los justifico. Sólo digo que, para intentar entender sus decisiones, todas, se hace necesario, o al menos conveniente, intentar ponerse en su lugar, en aquel momento, y en aquel lugar.