Publicado: Vie May 04, 2012 5:17 pm
por grognard
Evidentemente puedo estar de acuerdo contigo que desde un estricto punto de vista legal Stauffenberg fue un "traidor" a su juramento personal (y obligado) al Führer. Ahora bien, cuando un gobernante, sea del nivel que sea, cae en la insania y está llevando a su organización o país al caos y la destrucción, la moralidad ha de imponerse a la fidelidad mal entendida. Cierto es que el juramento era al Führer y no a la nación alemana, al fin y al cabo hablamos de una dictadura, pero un soldado a quien ha de deberse es a su país, a su constitución (en su caso) y al pueblo que la sustenta. Considero mucha mayor traición dejar que tu país se destruya a romper un juramento impuesto de fidelidad. Pero bueno, hablamos de cuestiones éticas y morales, un tema espinoso en el cual todos tenemos nuestros puntos a favor y en contra.

Respecto a la otra cuestión, entiendo que en el caso que hubiese triunfado la conspiración del 20 de junio, y que se hubiesen abierto negociaciones con los aliados (con todos), se podría haber llegado, al menos momentáneamente, a un alto el fuego. Y si finalmente Alemania hubiese aceptado rendirse incondicionalmente, que al fin y al cabo era lo que querían los aliados (pese a algunas voces en contra que proclamaban borrar de la faz de la tierra a la nación alemana), no veo por qué razón habría de producirse un ataque soviético sobre las tropas de la Wehrmacht. Rendirse no tiene por qué significar convertirse automáticamente en prisionero de guerra. También puede ser desalojar los territorios ocupados y volver a casa sin emprender más luchas. Incluso con las armas en la mano, que una cosa es dejar de disparar y otra dar todas las posibilidades del mundo para que te masacren.

Además, incluso en el muy hipotético caso que se hubiese llegado a un acuerdo de paz en Occidente y mantener la lucha en el Este, el cambio de dirección en la "cabeza pensante" de la guerra seguramente hubiese podido dar paso a un cambio en la estrategia defensiva. Ya Von Mannstein había mostrado que era posible una defensa elástica real contra los avances rusos. Y por mucho que el RKKA hubiese aprendido en los años de guerra, los alemanes seguían teniendo muchas posibilidades si se les daban opciones de desarrollar una guerra de movimientos, y no una sangría continua de material y hombres en la absurda defensa de festungs, trincheras y puntos estratégicos sin valor. Un cambio en la consigna del "Hasta el último hombre y la última bala" por un "Retírate hoy para poder seguir luchando mañana" hubiese podido rentar buenos dividendos para la Wehrmacht incluso a esas alturas de 1944. Quizás no para ganar la guerra del Este, pero sí para hacer mucho más difícil el avance ruso y, posiblemente, poder conseguir unas buenas condiciones para negociar una paz honrosa y evitar la destrucción del ejército y el país.