Publicado: Mié Abr 04, 2012 12:13 am
por Fallschirmjäger
Tras los primeros ataques alemanes sobre la frontera soviética, muchas guarniciones que se encontraban bajo fuego, consultaron al Kremlin que acciones debían tomar: responder o ignorar el ataque enemigo.

Los defensores de Brest-Litovsk sabían desde un principio que esta no sería una guerra que se saldaría con la cesión de una o dos provincias, sino que en esta lucha se ponía en juego la supervivencia misma de Rusia.


ESTAMOS EN BREST-LITOVSK…

Aquel 22 de septiembre de 1939 los soviéticos, al mando del Coronel Krivoshein, llegaron a este lugar como uno de los pocos aliados de los alemanes. Por su parte los alemanes fueron representados por el General Guderian. Gracias al Pacto Molotov-Ribbentrop, una línea de demarcación fue dibujada a través de su botín de guerra compartida: la Polonia derrotada. El río Bug se convirtió así en su frontera común. Bajo el tratado firmado, los alemanes tuvieron que retirarse detrás del río y dejar Brest-Litovsk a los soviéticos.

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Mapa de la frontera germano-soviética. Septiembre 1939.

Un desfile conjunto entre los dos ejércitos se había organizado, para finalmente compartir un brindis; sin vodka ningún tratado es considerado válido por un ruso. El Coronel Krivoshein había recordado con esfuerzo lo poco del alemán que conocía y propuso su brindis en este idioma, diciendo: "Brindo por la eterna amistad entre nuestras naciones".

Cada uno alzó su vaso con buen estado de ánimo. Eso fue hace veintiún meses, ahora la “amistad" llegaría a su cénit a las primeras horas del 22 de junio.

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scan del libro “Hitler vs Stalin” de John & Ljubica Erickson
Intercambio de palabras entre Heinz Guderian y Semyon Krivoshein.

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http://ww2total.com/WW2/History/Chronology/1939/09/September-18-24.htm
Guderian y Krivoshein saludando a las tropas en desfile.

La fecha indicada ya había llegado, era el 22 de junio de 1941 y horas 0130. Directamente opuesta a la ciudadela de Brest, al otro lado del río Bug, se encontraba la 45 División de Infantería (anteriormente la 4ª División austríaca) bajo el mando del General Fritz Schlieper. Los Regimientos de Infantería 130º y 135º se pusieron en escena para el primer asalto contra la ciudadela. Todavía al amparo de la oscuridad, las unidades componiendo la primera ola, cuidadosamente preparaban el terreno a orillas del Bug.

Como un espectro, el puente que sostenía al ferrocarril se alzaba sobre del río. A las 0200 horas, un tren de carga resonó sobre el puente, se trataba del último tren de grano que Stalin enviaba a su aliado Hitler.

Cuando ese último tren de grano procedente de la U.R.S.S. cruzó el Bug, Hitler estaba en deuda a Stalin por un valor de 239 millones de marcos del Reich. Nada de esto era conocido por los oficiales y hombres situados bajo el puente de Brest aquel día. No supieron qué tan concienzudamente Stalin había cumplido el acuerdo germano-soviético.

Por encima de ellos, en la pequeña cabaña de madera al final del puente, reinaba una atmósfera de paz y normalidad. Los dos aduaneros alemanes ascendieron al tren, revisaron la documentación y bajaron. Uno de ellos agitó su mano dando la señal para que el tren continuara. Lentamente el tren siguió adelante, hacia la estación de Terespol, en el lado alemán. La tripulación de aquel tren pasó a convertirse en los primeros prisioneros de guerra soviéticos.

Tras una corta espera entre risas y preocupaciones, el reloj marcó las 0315 horas.

“¡Fuego!...” y el baile del infierno comenzó, la tierra tembló.

En un plazo de media hora, 2880 bombas de mortero cruzaron el cielo con aullidos aterradores a través del río Bug, con dirección a la fortaleza. Los morteros pesados del 98º Regimiento de Artillería lanzaron sus proyectiles a través del río contra los muros de la fortaleza, las armas posicionadas soviéticas y todo aquel desafortunado que se encontrara dentro.

El Subteniente Zumpe de la 3ª Compañía, 135º Regimiento de Infantería, había observado los últimos segundos antes de las 0315 horas. Al primer disparo, se lanzó fuera de su zanja por el terraplén del ferrocarril. “¡Vamos!" gritó a los hombres de su destacamento de asalto, “¡Vamos!”. Los cascos de acero se levantaron del pasto. Como velocistas, los hombres cruzaron el puente, con el Subteniente enfrente.

El sonido de los disparos silenció el de las metalizadas plantas de las botas que corrían sobre el puente. Siempre en sus mentes estaba el miedo: ¿explotará el puente?..... No explotó. Un par de disparos con su anticuado fusil fue todo lo que el centinela soviético tuvo tiempo de hacer antes de caer muerto.

Pero entonces una ametralladora abrió fuego desde el refugio subterráneo de los guardias del puente; eso se había esperado. La ametralladora ligera del Cabo Holzer abrió una ráfaga de fuego sobre la posición rusa.

Disparos, miedo y agitación. Todo terminó.

Los hombres de Zumpe recorrieron el refugio subterráneo, descendieron para después salir por el terraplén del ferrocarril. El subteniente y los zapadores recorrieron el puente. Zumpe echó mano de la lámpara del centinela ruso para poder revisar la infraestructura, quería asegurarse de que ninguna otra máquina infernal estuviera escondida en alguna parte; después de una corta búsqueda…nada.

Como un supervisor de estación, agitó la lámpara por encima de su cabeza en dirección al lado alemán: “¡Puente limpio!” Y ya los primeros carros de exploración acorazados estaban cruzando.

Durante aquellas primeras horas del 22 de junio, la 45 División de Infantería no sospechó que sufriría demasiadas perdidas en esta antigua fortaleza; experimentados soldados de las anteriores campañas alemanas, tenían una confianza más que justificada.

El Capitán Praxa había preparado su asalto contra el corazón de la ciudadela de Brest con gran inteligencia. El III Batallón, 135º Regimiento de Infantería, debía tomar la Isla Occidental y Central. Habían estudiado a fondo todo ello en la mesa. Habían construido un modelo a partir de las fotografías aéreas y planes de los días de la campaña polaca.

Los oficiales de Estado Mayor del 2º Grupo Panzer de Guderian, se dieron cuenta desde el comienzo que la ciudadela podía ser tomada sólo por infantería, ya que la concentración de gran número de tanques era imposible. La fortaleza circular, ocupando un área de casi dos millas cuadradas, estaba rodeada de fosos defensivos, ramificaciones de río, y subdividido internamente en cuatro islas por canales y corrientes artificiales de agua.

Brest-Litovsk estaba conformada por la Isla Central rodeada por la Isla Norte (Kobrin), Isla Sur (Volyn) e Isla Oeste (Terespol).

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Mapa de Brest-Litovsk.

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Vista aérea de Brest-Litovsk durante la batalla.

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Vista aérea de Brest-Litovsk en la actualidad.

La Isla Central se comunicaba con las demás mediante puentes, pasos y sobre todo por cuatro puertas [Puentes bien construidos, cuyo ingreso a la Isla Central es mediante una puerta]. Se comunicaba con la Isla Norte mediante la puerta Brest y Brigmd, con la Isla Sur a través de la puerta Kholm, y con la Isla Oeste mediante la puerta Terespol.

Actualmente solo quedan en pié las puertas Terespol y Kholm.

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Puerta Terespol.

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Puerta Kholm.

Durante aquel 22 de junio, la guarnición soviética de la fortaleza estaba compuesta por unidades incompletas como ser: la 6ª y 42º División de Fusileros, el 17º Destacamento de Guardias de Frontera de la NKVD, el 33º Regimiento Independiente de Ingenieros, el 132º Batallón de tropas de la NKVD y varias unidades menores, como una unidad médica, unidades de entrenamiento de artillería terrestre y antiaérea, algunos especialistas en comunicaciones y los cadetes de la escuela de oficiales del 84º y 125º Regimiento de Fusileros. El número de los defensores es aún incierto, pero debió estar cercano a los 9.000 hombres.

El General Karabichev, quien fue capturado más allá de Bereza muy temprano en la campaña, manifestó bajo interrogación que en junio de 1941 había realizado una inspección a las defensas occidentales, y que como experto en fortificaciones aún contaba con los informes de la inspección realizada. Cuando uno leía este informe, dejaba de preocuparse por la resistencia organizada de Brest. Pero los alemanes se llevarían una sorpresa después de todo.

Cuando el bombardeo de artillería alemana empezó a las 0315 horas, el III Batallón, 135º Regimiento de Infantería, estaba a 24 metros del río Bug, directamente opuesto a la Isla Occidental. El cielo fue cubierto de humo y fuego. Todo había sido organizado en minucioso detalle con las unidades de artillería, las cuales estaban ablandando la ciudadela. Fue un infierno exactamente planificado.

Luego de los primeros cuatro minutos, los cuales se parecieron a una eternidad de trueno, exactamente a las 0319 horas, la primera ola brincó lista para el asalto. Lanzaron sus botes inflables sobre el agua, entraron en ellas de un salto y como sombras cubiertas por humo, empezaron a remar. La segunda ola siguió a las 0323 horas. Los hombres alcanzaron la otra ribera tal como si estuvieran en un ejercicio.

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escaneado del libro “Hitler vs Stalin” de John & Ljubica Erickson
Soldados alemanes cruzando el río Bug, frente a ellos la ciudadela cubierta en humo y llamas.

A las 0327 horas, el Subteniente Wieltsch, comandando el primer destacamento de ataque del III batallón, 135º Regimiento de Infanteria, se puso en marcha. La pistola en su mano derecha estaba asegurada por un collar, así que si era necesario tendría ambas manos libres para las granadas que llevaba en su cinturón y en las dos correas de la bolsa sobre sus hombros. No necesitó dar ninguna voz de mando. En doble disposición, sus hombres cruzaron un jardín, se movieron pasando árboles frutales y a través de viejos establos. Pasaron la vía que corría a lo largo de las murallas sin ninguna oposición, y ahora podían entrar en la Isla Occidental a través de un portón destrozado. Pero ahí tuvieron su primera sorpresa.

El bombardeo incluso del mortero gigante Karl Gerät 040 de 60 cm, de cual cada munición pesaba casi dos toneladas, hicieron poco daño a la maciza mampostería de 2 metros de grosor y diez de alto. Todo lo que había hecho fue despertar a la guarnición y dar la alarma. Medio vestidos, los rusos estuvieron corriendo a toda prisa en dirección a sus puestos.

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Mortero gigante Karl-Gerät 040 en cercanias a Brest-Litovsk.

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http://amazingnotes.com/2011/09/17/karl-gerat-the-biggest-tank-from-germany/
Munición de 60 cm de un Karl-Gerät 040 sin estallar.

El soldado ruso Pyotr Kotelnikov nos describe aquellos primeros minutos del ataque:

"Recuerdo que todo lo que se veía era polvo, no había forma de respirar. Me tapé con una manta, luego oí una orden: “¡Tomen las armas y bajen!” Apenas tuve tiempo de vestirme. Luego todos mis compañeros y yo bajamos".


Casamatas, posiciones de francotirador, nidos de ametralladoras, cúpulas de concreto con armas antiaéreas, cráteres producto del bombardeo alemán, todo lugar era propicio para montar una buena defensa. Durante las primeras horas de aquel 22 de junio, los defensores cobraban un alto precio por cada metro que le era cedido a los alemanes.

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scan del libro “Hitler vs Stalin” de John & Ljubica Erickson
Muy pocos soldados soviéticos se retiraban de sus posiciones, aceptando así su destino.

La imagen de los defensores era muy variada, desde oficiales bien uniformados cumpliendo la labor de un soldado, hasta comisarios descalzos organizando las posiciones de defensa; no había tiempo para la indumentaria. Pero no solo aquellos hombres en servicio activo comenzaron a cumplir con su labor heroica; tanto mujeres y niños, en su mayoría familiares de la guarnición, empezaron a ayudar en la lucha. Recintos médicos improvisados con enfermeras imprevistas; camilleros y aprovisionadores de munición que no pasaban los 12 años de edad. Nadie era prescindidle.

El 17º Destacamento de Guardias de Frontera de la NKVD fue la primera unidad en presentar una resistencia tenaz, ya que ubicándose en la Isla Oeste o también llamada Terespol, fueron los primeros en ser atacados por la infantería alemana.

Hacia el mediodía, los batallones I y III de los Regimientos de Infantería 130º y 135º se habían abierto paso a la fuerza con un poco de profundidad en uno o dos lugares. Pero en el fuerte este de la Isla Norte, así como también en la Isla Central, los alemanes no habían ganado ni una sola pulgada. Francotiradores y ametralladoras soviéticas impidieron su avance.

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scan del libro “Barbarossa” de David Glantz
Tenaz lucha entre atacante y defensor durante las primeras horas de la batalla.

Antes de la guerra en la Isla Sur funcionaba el Hospital principal de todo el 4º Ejército soviético, también se ubicaba las instalaciones de la Escuela de Oficiales del 84º y 135º Regimiento de Fusileros. La principal defensa de esta isla estuvo en manos de estos cadetes, apoyados por un escaso número de personal médico que aún se encontraba en el lugar.

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Sector de las Barracas; muestra los vestigios de la dura lucha en la Isla Sur.

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Mismas barracas en la actualidad (vista del lado opuesto).

Debido a la cercana posición entre asaltante y defensor, la artillería alemana no podría intervenir. Por la tarde, la reserva de la División, el 133º Regimiento de Infantería, fue arrojado a la lucha… en vano. Entonces una batería de armas de asalto fue traída hacia delante, bombardearon las posiciones soviéticas directamente… en vano.

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scan del libro “Hitler Moves East 1941-1943” de Paul Carell
MAPA: La ciudadela de Brest-Litovsk atacada por los batallones I y III de los Regimientos de Infantería 130º y 135º; con posterioridad los batallones II y el R.I. 133º (reservas).

A: Isla Central; B: Isla Norte; C: Isla Oeste; D: Isla Sur; 1: Antigua iglesia de la fortaleza (San Nikolayev); 2: Palacio Blanco; 3: Barracas; 4: Barracas; 5: Punto fuerte Gavrilov; 6: Fuerte este de la Isla Norte.


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El mismo mapa pero mucho mas claro.

Para el anochecer, 21 oficiales y 290 suboficiales y soldados habían sido asesinados. Incluyendo el Capitán Praxa, comandante del III batallón del R.I. 135º, y el Capitán Krauss, comandante del I Batallón, 99º Regimiento de Artillería.

Durante el segundo día se sucedieron un sin fin de pequeños y medianos ataques por parte de los alemanes. La defensa en su mayoría permanecía unida, pero en aquellos sectores donde las tropas alemanas ya habían tomado control, se pasó de una defensa organizada a una de estilo partisana.

Muchos soviéticos que habían sido aislados de sus unidades, permanecían ocultos en zanjas, viejas edificaciones o simulando estar muertos, para luego disparar contra las formaciones alemanas que habían avanzado.

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scan del libro “Barbarossa” de David Glantz
Soldados soviéticos abatidos durante la batalla.

Las unidades de combate alemanas fueron replegadas hacia posiciones seguras, para que la artillería y los bombarderos crearan otra lluvia de munición.

Cuidadosamente evitaron la iglesia de la Isla Central (San Nikolayev), allí setenta hombres del III Batallón, 135º Regimiento de Infantería -quienes habían realizado una “carrera” hacia la Isla Central aquel segundo día- estaban rodeados, incapaces de moverse hacia adelante o atrás. Afortunadamente para ellos tenían un transmisor y habían podido reportar su posición a la División.

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Iglesia San Nikolayev, lugar de refugio y lucha por igual.

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Otra vista de la Iglesia.

El tercer día amaneció en Brest. Los rayos de sol penetraron entre el humo y cayeron sobre una vieja y destrozada posición antiaérea rusa.

En medio de los escombros estaba la ametralladora del Cabo Teuschler, perteneciente al asilado pelotón del Subteniente Wieltsch. Durante el primer día de la campaña había recibido un disparo en el pecho, vivo de milagro, fue testigo de la horrible escena a su alrededor. Oyendo interminables voces angustiadas y sollozos, cada vez que un hombre herido se sentaba o intentaba gatear para cubrirse, alguien identificaba a su verdugo: “¡Francotirador!”. Fusileros soviéticos se habían cobrado la vida de algunos de sus compañeros, pero fueron los francotiradores quienes eliminaron completamente al grupo de Teuschler.

Hans Teuschler, quien se convirtió en profesor de escuela después de la guerra, nos narra su terrible situación durante la batalla:

22 de junio: “Una ametralladora pesada cerca de mí estaba en dura lucha con esos malditamente buenos tiradores rusos. Repentinamente el segundo artillero que estaba detrás de mí gritó: ¡A tierra!; no bien lo había hecho, una bala enemiga penetró mi pecho; casi instantáneamente sufrí un colapso. Cuando recobré el conocimiento después de mucho tiempo, ví una terrible escena: En el borde delantero de la posición, media caída, estaba nuestra ametralladora; detrás de él se encontraba el primer artillero con una profunda herida a través del pulmón, en sus últimos momentos de vida, gimiendo con dolor y sed.

“¿Tienes algo de beber camarada?” me preguntó; con mucha dificultad le dí mi cantimplora. A la derecha de mí estaba sentado el líder de la ametralladora, quien no respondió cuando le hablé. A lo lejos, se oía venir de todos lados el clamor triste de hombres heridos sin esperanza: "Médico. . . Médico. . ." Los francotiradores enemigos habían hecho un esmerado trabajo.

Con la poca fuerza que me quedaba pude girar sobre mi espalda, a fin de estar más cómodo y no sobre la caja de munición donde había caído inconciente. Mi pecho me parecía tan pesado, mi chaqueta y pantalón estaban totalmente empapados en sangre. Al principio comencé a buscar el lugar de la herida, hasta que finalmente encontré un hoyo pequeño bajo mi clavícula izquierda. Presioné un vendaje encima a fin de que se formara una costra. La herida de salida ya había empezado a cicatrizar desde que había estado apoyado sobre la caja de munición.

Gradualmente aquel miserable caluroso día se desvaneció y una desgraciada noche comenzó ...”


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scan del libro “World War II. A Student Encyclopedia” de Spencer Tucker y Priscilla Roberts
Los francotiradores soviéticos probaron ser excelentes en el campo de batalla.

Al mediodía un fuerte destacamento de asalto del I Batallón, 133º Regimiento de Infantería, irrumpió a través de la Isla Oeste en dirección hacia la iglesia de la Isla Central. Los pocos alemanes atrapados que quedaban con vida fueron liberados; también el cabo Teuschler fue encontrado con vida aquel tercer día, pero las unidades de relevo no se animaron a atacar el llamado Palacio Blanco, donde se encontraba un fuerte grupo de defensores soviéticos.

En la región de la Puerta Brest (unión entre la Isla Central y Norte), habían soldados de diferentes unidades luchando conjuntamente. Para el tercer día, los defensores de la parte norte retrocedieron al Fuerte Este (porción de la Isla Norte). Los líderes de la defensa en el Fuerte Este fueron el Mayor Gavrilov y el Comisario Scrypnik. Ahí, con solo 400 combatientes, la resistencia fue muy bien organizada, los alemanes no pudieron ingresar en aquel fuerte.

Mientras tanto en la Isla Central hubo la necesidad de unificar las fuerzas que resistían allí, para ello se pudo organizar una pequeña reunión entre los comandantes de las unidades defensoras más importantes, quienes decidieron crear un comando conjunto al mando del Capitán Zubachov y como segundo y encargado de la defensa de la puerta de Kholm (unión entre la Isla Central y Sur): el Comisario Fomin, quien se encontraría al mando de los cadetes de la Escuela de Oficiales, los cuales al perder la Isla Sur se replegaron a aquella puerta.

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http://actualidad.rt.com/actualidad/rusia/victoria/issue_7960.html
Puerta Kholm, lugar de la tenaz resistencia soviética al mando del Comisario Fomin. Noten las innumerables marcas de impactos de proyectil.

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Amplia vista del puente y la Puerta Kholm.

Por lo tanto solo quedaban en manos rusas la Isla Central y la parte este de la Isla Norte. No tenían ninguna comunicación entre sí, tampoco tenían comunicación con el exterior. Los oficiales y comisarios políticos decidieron enviar grupos para comunicar ambas islas e intentar tomar contacto con otras fuerzas rusas, pero ninguno de estos grupos lo consiguió.

El 26 de junio un grupo de defensores de la Isla Central al mando del Subteniente Vinogradov decidieron replegarse hacia el fuerte este. Aquel destacamento compuesto por unos 200 soldados tuvo que desistir de su cometido, ya que en el intento perdió a la mitad de sus hombres.

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Soldados alemanes posando frente a la Puerta Terespol, vista desde el lado de la Isla Central.

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Ruinas de las barracas en la Isla Central.

Exceptuando el fuerte este en la Isla Norte, todos los puntos de Brest fueron capturados (aunque no completamente limpiados de defensores soviéticos) para la noche del 26 de junio

El Palacio Blanco, denominada la “Casa de los Oficiales” fue el último gran centro de resistencia en la Isla Central. El General Fritz Schlieper, Comandante de la 45º División de Infantería alemana, escribió en su reporte del 8 de julio la acción que tuvieron que realizar para intentar poner fin los defensores de este recinto:

"El 81º Batallón de Ingenieros recibió la tarea de demoler esta construcción en la Isla Central, para así poder llegar hacia las tropas soviéticas que se encontraban en la Isla Norte. Los explosivos fueron bajados desde el techo de la construcción hacia las ventanas, entonces se activaron los detonadores. Cuando explotaron, pudimos oír a los soldados soviéticos gritando y gimiendo, pero continuaron luchando”.


En sus memorias el capellán Rudolph Gschöpf , miembro de la 45º División de Infantería durante la batalla, escribió:

“Solo éramos capaces de tomar posiciones defensivas una vez tras otra, como resultado de la testaruda lucha. La guarnición del denominado “Cuerpo de Oficiales” en la Isla Central solo dejó de existir con la edificación misma… La resistencia continuó hasta que los muros del edificio fueron destruidos y arrasados hasta los cimientos por poderosas explosiones”.


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Museo y ruinas del Palacio Blanco, verdaderamente fue “arrasado hasta los cimientos”.

Muy temprano en la mañana del 29 de junio los alemanes dieron un ultimátum a los defensores del fuerte este, quienes rechazaron la oferta. Por ello el Mariscal de Campo Kesselring, al mando de la Luftflotte 2, envió un Stukageschwader contra esta posición. Pero las 1000 libras de bombas no tuvieron efecto. Por la tarde otras 4000 libras se dejaron caer. Ahora la mampostería fue hecha pedazos.

Las mujeres y los niños salieron del fuerte, seguidos por muchos soldados. Pero el comedor de oficiales continuó siendo tercamente defendido. Aquel edificio tuvo que ser demolido pieza por pieza. Ningún hombre se rindió.

El General Schlieper escribió en su detallado reporte:

“Fue imposible avanzar aquí solo con la infantería a nuestra disposición, debido a la gran organización defensiva de ametralladoras y rifles ubicados en emplazamientos profundos y el patio en forma de herradura, desde donde eliminaban a cualquiera que se aproximaba. Había solo una solución: forzar a los soviéticos a rendirse por hambre y sed. Estábamos dispuestos a usar cualquier medio disponible para agotarlos… Nuestras ofertas para que se rindiesen no tuvieron éxito”.


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Aquel “emplazamiento profundo” que menciona el General Schlieper no es mas que una pequeña entrada subterránea hacia la Isla Norte. Existían muchas de estas entradas en toda la ciudadela.

El 30 de junio la División informó de la conclusión de la operación con posterior captura de la fortaleza. Durante toda la batalla la división tomó a 7000 prisioneros [es posible que este número englobe a militares como a civiles], incluyendo 100 oficiales.

Las pérdidas de la 45º División de Infantería en los 9 días de esta batalla totalizaron 482 muertos, incluyendo 32 oficiales, y más de 1000 heridos, de los cuales algunos murieron después. En comparación con la campaña polaca, en la cual la división estuvo envuelta durante 18 días, sus perdidas fueron 158 muertos y 360 heridos.

La magnitud de estas pérdidas también puede ser juzgada por el hecho de que las bajas alemanas totales en todo el Frente del Este, hasta el 30 de junio, fueron de 8886 muertos. La ciudadela de Brest, por consiguiente, supuso el 5% de todas las bajas fatales.

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Cementerio alemán para sus caídos en Brest-Litovsk.

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Tumba de un soldado alemán caído durante el primer día de batalla.
Regimiento de Infantería 130º
5 Compañía
Gefreiter Franz Freller
Caído el 22.6.41.


Una historia como la defensa de Brest-Litovsk habría recibido tremenda publicidad en cualquier país. Pero la valentía y el heroísmo de los defensores soviéticos permanecieron en el olvido. Hasta la muerte de Stalin (1953) los soviéticos simplemente le prestaron mínima atención a la heroica defensa de Brest. La fortaleza había caído y muchos soldados se rindieron, eso a los ojos de los stalinistas era una deshonra, por lo tanto no hubo héroes en Brest-Litovsk. El capítulo fue simplemente excluido de la historia militar soviética. Los nombres de los comandantes fueron borrados y olvidados.

Pero en 1956, un interesante intento se hizo para rehabilitar a los defensores de Brest. El publicista Sergey Smirnov publicó un pequeño libro titulado “Los Héroes de Brest-Litovsk”. En ella el lector se da cuenta de que el autor tuvo que hacer hasta lo imposible para rastrear a los héroes que habían sobrevivido el infierno de Brest; todos ellos estaban viviendo secreta y calladamente porque, quince años después de la batalla y once años después del fin de la guerra, todavía eran considerados traidores de la patria. Smirnov escribe:

“Tenemos en Rusia alrededor de 400 sobrevivientes de la batalla de la fortaleza de Brest. La mayor parte de ellos fueron seriamente heridos cuando los alemanes los tomaron prisioneros. Debe admitirse que no siempre hemos tratado a estos hombres como deberíamos haber hecho. No es secreto que el enemigo de la gente, Beria, y sus hombres de confianza promovieron una actitud incorrecta a los anteriores prisioneros de guerra, sin tener en cuenta la manera en la cuál estos hombres se convirtieron en prisioneros o cómo ellos se comportaron en cautividad. Esa es la razón por que hasta ahora no se nos ha dicho la verdad en torno a Brest-Litovsk”.


¿Y cuál era esa verdad?

Smirnov la encontró en las paredes de las antiguas edificaciones. Ahí, rascando con una uña sobre el yeso que las cubría, leyó:

"Las cosas son difíciles, pero no perdemos el ánimo. Morimos confiadamente".


En el sótano de las barracas de la Isla Oeste hay una inscripción tallada en el propio concreto:

"Moriré pero no me rendiré. Adiós madre patria".


No hay firma, sino en lugar de eso la fecha: 20.7.41. Aparece por consiguiente que grupos individuales en las mazmorras de la ciudadela en general continuaron resistiendo hasta finales de julio.

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scan del libro “Hitler vs Stalin” de John & Ljubica Erickson
Escritura en la pared fotografiada poco después de la guerra.

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Misma escritura en la actualidad.

En 1956 el mundo fue al fin informado sobre quién comandó la defensa de la ciudadela. Smirnov escribe:

"De la Directiva Nº 1, cual ha sido encontrado en las ruinas de la ciudadela, sabemos los nombres de los comandantes de la unidad defendiendo la Isla Central: Capitán Ivan Zubachov, Comisario Yefim Moiseevich Fomin, Teniente Semenenko, y Subteniente Vinogradov. El 44 Regimiento de Rifle fue comandado por Pyotr Mikhaylovich Gavrilov, ellos resistieron en la Isla Norte”.


El Comisario Fomin, Capitán Zubachov, y el Subteniente Vinogradov pertenecieron a un grupo de combate que fue capturado el 28 de junio. Los tres oficiales fueron tomados prisioneros. Vinogradov sobrevivió a la guerra. Smirnov lo encontró en Vologda dónde, todavía no reconocido en 1956, trabajaba como herrero. Según el relato de Vinogradov este fue el destino de los comandantes de la defensa:

"El Comisario Fomin se puso el uniforme de un soldado raso que había sido asesinado, pero fue identificado en el campamento de prisioneros de guerra por otro soldado, denunciado y fusilado. [Y no así en la puerta Kholm, lugar de su heroica defensa]. Zubachov murió en cautividad. El Mayor Gavrilov sobrevivió hasta la captura, aunque seriamente herido, se resistió a ser hecho prisionero tirando una granada de mano, pero no evitó ser apresado".


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Comisario Yefim Fomin.

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Capitán Ivan Zubachov.

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Mayor Pyotr Gavrilov.

Los defensores jamás ondearon ni una bandera blanca. Los alemanes no pudieron obtener la bandera distintiva del Ejército Rojo en la Fortaleza ya que, en el momento crítico, el Sargento Rodyon Semenyuk y otros dos soldados enterraron el estandarte del 393º Batallón de Artillería Antiaérea en una de las casamatas del Fuerte Este (Isla Norte). Quince años después, Semenyuk regresó a Brest y encontró el lugar, recuperando así la bandera.

La obstinación y la devoción de los defensores de Brest, hicieron una profunda impresión en las tropas alemanas. Cuando el General Guderian recibió los informes de la 45º División de Infantería sobre las operaciones acaecidas en Brest, le dijo al Mayor von Below lo siguiente: "Esos hombres merecen la admiración más alta".

Actualmente, junto a la llama eterna que conmemora a los caídos durante la batalla de Brest-Litovsk, puede leerse lo siguiente:

"RESISTIERON HASTA EL ULTIMO HOMBRE.
GLORIA A NUESTROS HEROES".


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http://actualidad.rt.com/actualidad/rusia/victoria/issue_7960.html

La “Llama Eterna” en honor a los defensores caídos durante la batalla, detrás de ella se encuentra la impactante escultura en concreto denominada apropiadamente “Coraje”; una escena adornada por una ligera capa de nieve.

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http://www.brest.by/ct/page5e_3.html
Gratitud eterna.


Fuentes:
“Hitler Moves East 1941-1943” de Paul Carell
“Barbarossa: Hitler's Invasion of Russia 1941” de David M. Glantz,
“The German Infantry Handbook 1939-1945” de Alex Buchner
http://www.brest.by/ct/page1e.html
http://www.brest.by/ct/page3e.html
http://www.brest.by/ct/page4e.html