Publicado: Mar Jun 22, 2010 3:19 am
por ParadiseLost
Hola a todos.
Hablar en general de este tipo de órdenes puede resultar un ejercicio peligroso, pues cada una de ellas se ajustaba a distintos ejércitos y a unas condiciones y parámetros de batalla diferentes.
Antes de entrar en ésta en particular, habría que mencionar la del invierno de 1941, en la que Hitler prohibió a sus tropas retirarse. Sobre ella ya hablamos anteriormente, y sin intención de volver a reproducir aquí el mismo intercambio de ideas, quisiera comentar que entre los diferentes historiadores, hay opiniones totalmente enfrentadas. Algunos lo consideran como una victoria, pues ello evitó el descalabro del ejército alemán. Otros lo ven como la causa de unas enormes pérdidas, a la postre irremplazables, en el bando alemán. Lo cierto es que cuando Barbarroja se volvió a lanzar en la primavera de 1942, las bajas alemanas sumando la campaña de 1941 y las pérdidas por el gélido invierno eran ya de 1/3 de los tres millones de efectivos con los que se lanzó la Operación Barbarroja en junio de 1941. A la postre, Alemania adoleció en 1942 de una gran falta de hombres y efectivos para mantener los frentes meridional y central en la URSS y a la vez lanzar la Operación Blau.
La retirada invernal de 1941 no debería haber significado en ningún caso un desbandada caótica pues el Ejército Rojo carecía de reservas e infraestructura para acometer la persecución de las tropas alemanas, cosa que quedó en evidencia cuando algunas de sus unidades rompieron el fente alemán y quedaron aisladas al no poder recibir apoyo.
Como dijo Bitxo, evidentemente hubiera sido un revés para el prestigio del ejército alemán, pero la ofensiva del 42 necesitaba de efectivos, más que de prestigio. Para mí es una difícil elección, pero casi lo definiría como un error, pues algunos generales viendo el desastre que se avecinaba al conservar las posiciones invernales, desobedecieron a Hitler, y se retiraron a posiciones más seguras, reconquistando rápidamente el terreno en la primavera del 42, sin haber sufrido tantas bajas en caso de haber conservado sus posiciones en el invierno de 1941.

El hecho de que la orden de Hiter de resistir a toda costa tuviera éxito (aunque eso sí, con un precio muy alto) influyó más tarde en su decisión de no abandonar Stalingrado, aunque esto sería un visión demasiado simplista, pues los factores que tomaron parte en tal decisión fueron muy numerosos y más complejos.

Sobre la orden 227 de Stalin, personalmente diría que fue un acierto. La moral del Ejército estaba baja y en Stalingrado no había posibilidad de retirada. O se resistía o la derrota sería total. Y la resistencia debía conseguirse a toda costa.
En los primeros envites de la batalla, el Ejército Rojo no creía en la victoria, aunque contrariamente, la propaganda soviética nos ha hecho creer lo contrario.
Por ejemplo Damlet Dallakian, que perteneció al Estado Mayor del 62.º Ejército afirma en el libro de Michael K. Jones, Stalingrad, How The Red Army Triumphed que, por supuesto, no pensaban que la ciudad pudiera resistir, ya que disponían de pocas tropas regulares y casi no disponían de hombres para defender la ciudad y que estaba prohibido admitir que Stalingrado podía caer, de lo contrario uno podía ser arrestado. Durante la batalla, la idea de que los soldados soviéticos nunca perdieron la fe en la victoria es un mito, añade Dallakian, ya que solo se preocupaban de sobrevivir y de resisitir.

La orden 227 hizo que las tropas soviéticas resistieran hasta el límite (a pesar de su crueldad) y con ello empezaron a surgir los primeros héroes como Pavlov, Panikakha, el silo de grano, Zaitszev... que a la postre dieron una nueva inyección de moral a las tropas del Ejército Rojo que luchaban en el Volga y en definitiva hizo que creyeran en que la victoria era posible.

Saludos