Publicado: Jue Ene 28, 2010 3:31 am
por ParadiseLost
Hola a todos.
Os dejo aquí un interesante documento que no había leído hasta el momento. Se trata de las razones por las que Hitler destituyó a Ferdinand Heim al mando del XLVIII Cuerpo blindado. El texto no tiene desperdicio:

El Führer y comandante jefe de los Ejércitos.
5.12.42
En el curso de las operaciones contra Stalingrado, se perfiló, desde el mes de octubre, una amenaza latente sobre el dilatado flanco norte de nuestro frente de ataque.
Durante la primera mitad de noviembre se desencadenó un ataque sumamente peligroso contra el III Ejército rumano. A fin de contrarrestarlo, la 22 División blindada se desplazó, siguiendo mis órdenes, hacia el ala derecha del III Ejército rumano para constituir allí, con la agregación de la 1.ª División rumana, el XLVIII Cuerpo de Ejército blindado al mando del general de brigada Heim.
En el caso de un ataque o irrupción por parte del enemigo, ese Cuerpo de Ejército tendría la misión de pasar al contraataque en el acto y rechazar, bajo cualquier circunstancia, toda presión enemiga sobre el ala derecha del III Ejército rumano.
Por consiguiente, las fuerzas que se oponían allí a un posible atacante eran de extraordinaria magnitud.
Pero la formación y el despliegue de la 22 División blindada dieron ya motivos a las más series objeciones.
De los cien tanques o más a su disposición, un número ya considerable, destacó tan solo poco más de treinta en el sector de despliegue que se le había asignado.
Para comenzar, estimo que una de las faltas más graves que pueda cometer un oficial es la de no aplicar su máximo empuje y energía para hacer atacar a sus unidades, sobre todo en una coyuntura semejante, pero, además, y considerándolo desde un punto de vista puramente material, debe obrar con el mayor vigor para suprimir todas las anomalías que puedan presentarse en el curso de la acción.
El jefe del Cuerpo blindado tenía el deber de familiarizarse sin demora con todas las misiones eventuales de su empleo.
Por ende, era su obligación concentrar en torno suyo a las Divisiones blindadas que se le confiaron y debatir hasta el límite con los mandos de ambas unidades las cuestiones relacionadas con su entrada en acción. La celeridad de la intervención se hizo tanto más necesaria al ponerse de manifiesto que el aliado rumano no satisfacía las condiciones exigidas en tales casos a una formación alemana, en primer lugar por su composición, mandos y moral, y, en segundo lugar, porque carece del equipo indispensable, particularmente por lo que se refiere a los medios de lucha contra el tanque.
Cuando, el 19 de noviembre, los rusos lanzaron el ataque ya previsto, el sector de frente aludido era relativamente, en un principio, de muy poca profundidad. La rápida ofensiva del Cuerpo de Ejército, con su fuerza de más de ciento cincuenta tanques, hubiera conducido al éxito bajo cualquier circunstancia.
Pero el hecho fue que el Cuerpo blindado no hizo acto de presencia en las primeras veinticuatro horas de acción. Y en el segundo periodo de veinticuatro horas, el comandante de la unidad intentó establecer contacto con la 1.ª División rumana blindada y, por supuesto, le resultó imposible reunir en el acto a ambas Divisiones para lanzarlas al contraataque.
En lugar de recurrir, por lo menos, a todos los medios disponibles para abrirse camino a toda costa hasta la División blindada rumana al objeto de formar una unidad coherente con el Cuerpo y conducir el indispensable contraataque, al mando de la 22 División blindada se mostró titubeante e inseguro en todas sus operaciones.
A resultas de este rotundo fracaso del XLVIII Cuerpo del Ejército blindado, la situación puede degenerar en el envolvimiento por ambos lados del III Ejército rumano y acarrear con ello una catástrofe, cuya monstruosa medida y ulteriores derivaciones no se pueden apreciar todavía con exactitud. Ante las posibles consecuencias de esa catástrofe, que puede acarrear la pérdida de numerosas unidades e insustituible material, así como el cerco del VI Ejército, no cabe describir esa conducta como un caso garrafal de negligencia, sino más bien como el mayor delito que se pueda achacar en el curso de esta guerra a un oficial alemán.
Asimismo, las cargas morales que recaen con tal motivo en la conducción de la guerra alemana han de considerarse como una circunstancia agravante sumamente seria.
No estoy dispuesto a tolerar que en el nuevo Ejército se produzcan situaciones como la que condujo en tiempos pasados a la batalla del Marne de 1914, aquella oscura fase que los analistas y escritores de la Historia militar alemana aun no han conseguido esclarecer tras un lapso de veinticinco años. Considerando las terribles consecuencias ocasionadas por la prevaricación de este general, decido,
1. Expulsarle automáticamente de la Wehrmacht.
2. Basarme en las diligencias conclusivas sobre la trasgresión de ese ex oficial para adoptar las posiciones que resultan necesarias en casos como éste, según nos enseña la Historia militar.
Adolf Hitler


Antes de hallarse al mando del XLVIII Cuerpo de Ejército blindado, el general Heim desempeñó el cargo de jefe de Estado Mayor del VI Ejército, siendo substituido por el general Schmidt, después de que Timoshenko pusiera contra las cuerdas al VI Ejército con el objetivo de tomar Jarkov. Paulus conservó su puesto con el apoyo de Halder tras las críticas de von Bock, no así Heim, que fue relevado. Más tarde Heim pasaría a ser el comandante del XLVIII Cuerpo de Ejército blindado.
En realidad, el XLVIII Cuerpo blindado era la única fuerza de que se disponía para reforzar el flanco norte. Aunque su denominación correspondía a la de un cuerpo blindado, sus efectivos eran más bien escasos. La única formación más o menos poderosa integrada dentro del cuerpo era la 22.ª Pz.D. Las restantes fuerzas que formaban el cuerpo eran la 1.ª División blindada rumana (que se unió a la 22.ª Pz. D. más tarde), la 14.ª Pz.D. y un batallón antitanque y un batallón motorizado de artillería, cifras poco alentadoras pues en total sumaban menos de cien tanques útiles. La 14.ª Pz.D. había sido prácticamente destruida en la batalla de por Stalingrado, la 1.ª División blindada rumana solo disponía de tanques ligeros Škoda (según Schröter disponía de cuarenta tanques franceses y checos capturados al enemigo) no habiendo aun entrado en combate su personal que se hallaba en período de formación, y la 22.ª Pz.D. fue la famosa División blindada que sufrió el ataque de ciertos roedores que royeron el aislante de los cables de los blindados (disponía de treinta carros de asalto liheros y trece de tipo medio).
Según Heinz Schröter en su libro Stalingrado, hasta la última bala, Hitler autorizó el 16 de noviembre el desplazamiento del XLVIII Cuerpo de Ejército al Norte de Stalingrado, en la retaguardia del Ejército rumano. Cuando la voz de alarma llegó a la 22.ª Pz. D., esta estaba a punto de partir. El 18 de noviembre se alcanzaron las posiciones previstas, poco antes del inicio de la Operación Urano. El 19 de noviembre, a las nueve de la mañana, después de la acometida soviética, no se habían fijado los centros de gravedad de la ofensiva y el general Heim pidió autorización al Grupo de Ejércitos B para dirigirse a Klestskaia, ya que existía el peligro de envolvimiento del VI Ejército por la retaguardia.
El general von Sodenstern, jefe de Estado Mayor del Grupo de Ejércitos B, dio visto bueno a las sugerencias de Heim, y se inició la marcha hacia el Nordeste, alas nueve y media. A las once menos cuarto llegó la contraorden del Alto Mando y se ordenó al Cuerpo blindado dirigirse al Noroeste, es decir, debía hacer una variación de 90º y cambiar de rumbo a través de la nieve y la niebla, lo que hizo que el grupo del general Heim se topase con fuerzas enemigas. El Grupo de Ejércitos ordenó "que se combatiera sin tregua hasta contener el asalto enemigo, y se iniciara seguidamente el repliegue al sector K, al este de Petrovka, en vista de la crítica evolución en todo el frente del Ejército".
A altas horas de la noche llegó una contraorden desde el Alto Mando:
XLVIII Cuerpo de Ejército blindado: acometa en el acto al enemigo hacia el Norte prescindiendo de las medidas de seguridad en flancos y retaguardia.
El Cuerpo de Ejército se dirigió hacia Serafimovitch, desviándose de nuevo de su camino, sin cadenas antideslizantes y solamente con cincuenta carros de asalto. Poco después llegó una segunda orden de Hitler:
XLVIII Cuerpo de Ejército blindad: No ataque hacia el Norte, sino hacia el Nordeste, y suelte el lastre de los rumanos.

Imagen
Fotografía: http://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Bu ... rkreuz.jpg
Ferdinand Heim.

Ese día el Cuerpo quedó cercado. Cuando la situación era insostenible el Grupo de Ejércitos B emitió una nueva orden instando a Heim a desplazarse al Sudoeste y se consiguió escapar del cerco. Reducida a poco más que al equivalente de una compañía de tanques, más tarde se abrió camino retirándose acosada por el 8º cuerpo de caballería soviético, mnarchando en paralelo con las tropas soviéticas hasta que once horas después el XLVIII Cuerpo de Ejército escapó finalmente del aniquilamiento.

La reacción de Hitler al fracasado contraataque del XLVIII cuerpo blindado no se hizo esperar. Después de que su torpe interferencia no logró detener el derrumbe rumano, necesitaba una cabeza de turco, y ordenó el arresto del general Heim.
El deseo de Hitler de vengarse del general Heim, comandante del XLVIII cuerpo blindado, se mantuvo sin piedad. "El Führer ordenó que el general Heim fuera relevado del mando inmediatamente. El Führer en persona decidirá todas las nuevas medidas de disciplina militar en este asunto", anotó el general Schmundt en su diario.
El comandante del Grupo de Ejércitos B, el capitán general von Weichs no sabía nada del asunto, al igual que el general Zeitzler. Sospechaban que Hitler tramaba algo contra Heim pero desconocían que se proponía hacer con él.
Finalmente fue el mariscal Keitel quien notificó al comandante del Cuerpo de Ejército su expulsión de la Wehrmacht y su degradación, tras lo que se le envió al castillo militar de Moabit. Heim estuvo incomunicado hasta abril de 1943, cuando se le trasladó al hospital de Zehlendorf. Tres meses después se le comunicó que su expulsión se había convertido en licenciamiento temporal.
En agosto de 1944, el general retirado ocupó el puesto de gobernador miliar en la plaza de Boulogne-sur-Mer, una posición que ya estaba perdida. El 23 de septiembre rindió la ciudad y fue hecho prisionero de guerra por los canadienses.
El 12 de mayo de 1948 fue liberado y regresó a Alemania, muriendo en Ulm en 1977.

Visto lo sucedido y las medidas que adoptó Hitler contra el general Heim, creo que la medida fue totalmente exagerada. Quizás en ello influyó el hecho de que Hitler desconocía cuales eran las fuerzas de las que disponía el XLVIII Cuerpo de Ejército blindado, tal como afirmó el ayudante del Führer en la Luftwaffe, Nicolaus von Below: "Hitler estaba mal informado de la calidad de este grupo blindado", pero tal como afirma Beevor "él era quién había creado la atmósfera en donde el estado mayor de su cuartel general evitaba las verdades incómodas". Este hecho queda ratificado al afirmar Hitler en su decreto que "con su fuerza de más de ciento cincuenta tanques, hubiera conducido al éxito bajo cualquier circunstancia" cuando realmente esos números no se correspondían con la realidad.
Y por último, llama poderosamente la atención la afirmación "La celeridad de la intervención se hizo tanto más necesaria al ponerse de manifiesto que el aliado rumano no satisfacía las condiciones exigidas en tales casos a una formación alemana, en primer lugar por su composición, mandos y moral, y, en segundo lugar, porque carece del equipo indispensable, particularmente por lo que se refiere a los medios de lucha contra el tanque", cuando de sobras es por todos conocido quien colocó a las unidades rumanas en los flancos y quien hizo caso omiso de las advertencias de las concentraciones de tropas soviéticas en los flancos del VI Ejército. Tratar de cargar sobre Heim el problema de la falta de material anticarro es una muestra de las maniobras de las que Hitler hacía gala.

Fuentes:
Stalingrado, hasta la última bala, de Heinz Schröter
Stalingrado, de Antony Beevor
http://es.wikipedia.org/wiki/Ferdinand_Heim


Saludos