Publicado: Mié Nov 25, 2009 1:21 pm
por ParadiseLost
Hola a todos.
Os dejo algunos artículos aparecido en el Völkischer Beobachter, con fecha de 4 y 5 de febrero de 1943, dos días después de la capitulación del VI Ejército. El Völkischer Beobachter fue durante 25 años la fachada pública oficial del Partido Nazi, y dejo de existir a finales de abril de 1945, poco antes de la capitulación alemana.

F. Zirke: La admonición junto al Volga (4 de febrero 1943)
Sí, así como en los días de Federico el Grande la actitud espiritual de un rey brillaba en una altura solitaria y el espíritu de aquellos tiempos sólo enviaba un eco amortiguado a las masas de los súbditos, en cambio en la era del nacionalsocialismo el nombre de Stalingrado debe inflamar a todo el pueblo alemán desde las costas de nuestros mares hasta las estribaciones de los Alpes, desde las ciudades hasta la última aldea y movilizar todas nuestras fuerzas para la acción. Nuestros ejércitos saldrán al encuentro del enemigo con más dureza aun que hasta ahora, animados por la ardiente voluntad de vengar a los camaradas caídos en Stalingrado...
Sólo así, con esta férrea disposición para el combate, con la decisión de sacrificarnos y obrar, podemos cumplir el legado que yace oculto en el nombre de Stalingrado. Pero de esta actitud nacerá entonces el día que nos dará derecho a escribir sobre la admonición del Volga, las palabras del cumplimiento: "¡Y sin embargo habéis triunfado!"

(5 de febrero 1943)... Los partes del Alto mando de las fuerzas Armadas han aludido repetidas veces, durante la lucha de Stalingrado, a que generales y oficiales, suboficiales y clases rivalizaban en espíritu de sacrificio y permanecieron hasta el final en el sitio que se les asignó. Con el arma blanca han luchado hombro con hombro al igual que los granaderos y como éstos han ido a la muerte. El ejemplo de los superiores ha arrastrado una y otra vez a la muerte a sus soldados, que tenían que lograr lo sobrehumano...
... El sacrificio del Ejército no fue en vano. No solo dio la posibilidad de contramedidas de cuya ejecución dependía el destino de todo el frente Este, sino que, por añadidura, ha tenido el poder de obligar a la nación a cumplir el legado de los hombres de allí, oprimidos por una asfixiante superioridad numérica, desprovistos al final de todo abastecimiento, han luchado hasta el último hombre, se han desangrado y han dado su vida "para que Alemania viva..."



Más de lo mismo. Un montón de mentiras para encubrir la mayor catástrofe del Ejército alemán hasta la fecha, con alusiones al heroismo y al sacrificio. En efecto, la palabra Stalingrado debió inflamar a todo el pueblo alemán, pero para alzarse en contra de una inmolación innecesaria y amoral. La resistencia más allá de mediados de enero no tuvo justificación alguna y el régimen nacionalsocialista justificó la destrucción del VI Ejército con la excusa de la creación de un nuevo frente.
"Han luchado hasta el último hombre..." ¿Y qué hay de los 90.000 prisioneros que capturó el Ejercito Rojo?
El artículo tampoco parece que refleje el descontento de los dupervivientes a finales de enero, poco antes de la capitulación, cuando tuvieron que oir el discurso de Göring el 30 de enero, que acabó por encender a los desengañados soldados que rompieron varios aparatos de radio, a disparos o con sus propias manos y que increparon con abucheos la emisón radiofónica en sus búnkers a miles de kilómetros de Alemania.

Fuente: Stalingrado, de Joachim Wieder

Saludos