Publicado: Sab Dic 02, 2006 10:39 pm
Mi Führer:
Por primera vez he podido verle a usted personalmente.Nunca he tenido tiempo para esperarle,mi Führer.Tengo cuatro hijos,dos chicos y dos chicas.Ahora cruza usted ante mí en su automóvil,arrogante,y pasa revista a potentes unidades de la flota y del ejército.Seguro que,en su interior,su corazón ríe,al contemplar tanta belleza,tanta sublimidad,como no le ha sido dado ver a otro hombre.Yo,mi Führer,tengo mucho trabajo:a las once de la noche todavía estoy limpiando las botas de mis hijos,o arreglando las ropas,cosiendo pantalones,y sin embargo,también yo siento cada día algo quizá más hermoso que los desfiles militares,las paradas navales y los éxitos políticos.Por eso no le tengo envidia.Cada noche,cuando termina un día más que comenzó a veces a las cinco de la mañana,un día lleno de trabajo,siento dentro de mi pecho el mayor gozo que que un ser humano pueda sentir.Contemplo a mis cuatro hijos dormidos plácidamente.Primero voy al cuarto de las niñas,una de ellas es rubia y la otra morena.Ambas reposan en sus camitas como dos ángeles,como dos mosquitas muertas,y sin embargo son unos auténticos diablillos.Después me acerco al cuarto de los chicos:uno es rubio y el otro moreno.Contemplar a dos muchachos que duermen,mi Führer,¿no es lo más hermoso del mundo?.Usted tiene ante sí una gran tarea,mi Führer,y quizá se alegrará con los éxitos logrados.Yo solamente tengo alegría.Alegría de poder contemplar,cada noche,a mis hijos que duermen,sanos y con buen color:esto es suficiente para olvidar todos los esfuerzos del día,para ser agradecida y gozar de una alegría inmensa.
Esto pensé,mi Führer,cuando usted pasaba ante mí,orgulloso,en su automóvil.Entonces sentí envidia de mí misma porque el destino no me ha hecho un hombre,ni si quiera un Adolf Hitler.
Una mujer de Hamburgo.
Tomado de "Das Antliz der Deutschen Frau".Editado por Heinrich Hansen.Westfalen-Verlag Dortmund,1938.
Por primera vez he podido verle a usted personalmente.Nunca he tenido tiempo para esperarle,mi Führer.Tengo cuatro hijos,dos chicos y dos chicas.Ahora cruza usted ante mí en su automóvil,arrogante,y pasa revista a potentes unidades de la flota y del ejército.Seguro que,en su interior,su corazón ríe,al contemplar tanta belleza,tanta sublimidad,como no le ha sido dado ver a otro hombre.Yo,mi Führer,tengo mucho trabajo:a las once de la noche todavía estoy limpiando las botas de mis hijos,o arreglando las ropas,cosiendo pantalones,y sin embargo,también yo siento cada día algo quizá más hermoso que los desfiles militares,las paradas navales y los éxitos políticos.Por eso no le tengo envidia.Cada noche,cuando termina un día más que comenzó a veces a las cinco de la mañana,un día lleno de trabajo,siento dentro de mi pecho el mayor gozo que que un ser humano pueda sentir.Contemplo a mis cuatro hijos dormidos plácidamente.Primero voy al cuarto de las niñas,una de ellas es rubia y la otra morena.Ambas reposan en sus camitas como dos ángeles,como dos mosquitas muertas,y sin embargo son unos auténticos diablillos.Después me acerco al cuarto de los chicos:uno es rubio y el otro moreno.Contemplar a dos muchachos que duermen,mi Führer,¿no es lo más hermoso del mundo?.Usted tiene ante sí una gran tarea,mi Führer,y quizá se alegrará con los éxitos logrados.Yo solamente tengo alegría.Alegría de poder contemplar,cada noche,a mis hijos que duermen,sanos y con buen color:esto es suficiente para olvidar todos los esfuerzos del día,para ser agradecida y gozar de una alegría inmensa.
Esto pensé,mi Führer,cuando usted pasaba ante mí,orgulloso,en su automóvil.Entonces sentí envidia de mí misma porque el destino no me ha hecho un hombre,ni si quiera un Adolf Hitler.
Una mujer de Hamburgo.
Tomado de "Das Antliz der Deutschen Frau".Editado por Heinrich Hansen.Westfalen-Verlag Dortmund,1938.